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Por comenzar
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- ¿Cómo viste el mundial de Sudáfrica 2010?
No tuvimos un gran mundial. La estrella fue Sudáfrica. No porque haya tenido una organización excelente, tuvo algunas carencias lógicas. Pero la decisión política de llevar el mundial de fútbol al lugar más pobre del planeta fue muy interesante. En lo futbolístico no podemos ser exigentes teniendo en cuenta que los jugadores llegan con muy poco trabajo en sus seleccionados y con un intenso desgaste durante las extensas temporadas en cada uno de sus clubes. En este contexto brilló España porque hace mucho tiempo que vienen jugando juntos y tienen una idea futbolística bien identificada.
- ¿Crees que el cuadro fue más que la obra en sí?
Sí. Hace ya tiempo que en los mundiales la puesta en escena supera ampliamente lo que luego se ve. Nos tenemos que acostumbrar que los que mandan son los clubes-empresas que ceden los restos de los jugadores que tuvieron una desgastante temporada.
- El campeón, fuera de la cancha, sigue siendo la FIFA.
Sí, totalmente. La FIFA hizo, en el continente más pobre del planeta, el mundial más lucrativo de la historia. Nunca se había ganado tanto dinero como en el mundial de Sudáfrica 2010. Por eso, si pensamos en esos términos, el gran ganador fue la FIFA.
- ¿Cómo quedó Sudáfrica luego del mundial?
Para Sudáfrica queda poco. Por un lado les queda el orgullo por haber podido realizar una copa del mundo en su país. Pero no por eso hay que pensar que por hacer un mundial mejoran la educación, la salud, la calidad de vida y se obtiene una mejor democracia. Lamentablemente Sudáfrica volvió muy rápidamente a su ritmo cotidiano y quedan muy pocos rasgos del mundial que ya pasó.
- ¿Qué análisis haces de la salida de Maradona de la selección?
Me sorprendió. Porque días posteriores a la eliminación frente a Alemania, Julio Grondona nos decía, on y off de record, a todos los periodistas que quería que Maradona siguiera. Claro, que siguiera con las condiciones que Grondona imponía. Siempre recuerdo la anécdota cuando después del mundial de España 1982 le ofreció a Menotti que siguiera en el cargo pero reduciéndole la mitad de su sueldo. Con Maradona pasó lo mismo: “quiero que sigas pero saca toda la gente que trabaja con vos”. Son los despidos que hace Grondona para decir que la AFA nunca despide.
Con muchas cosas por mejorar, me hubiese gustado que Maradona siga porque le ha dado mucho al fútbol argentino como para sacarlo de esa manera.
- Pasó un año y medio de la ruptura AFA – TSC, ¿Cuál es tu balance?
Primero quiero decir que estuve de acuerdo con la decisión política que el fútbol deje de ser un patrimonio de aquellos que tienen dinero. Es muy interesante que el fútbol pase a ser de toda la gente. Estando de acuerdo con esto, el otro tema es analizar cómo se define en términos económicos está decisión. Hay cosas que quedan pocas claras aún entendiendo que el dinero que se gasta ahí es visto como servicio. Es cierto que hay servicios prioritarios (la salud, vivienda, educación, etc.) pero dudo que si este dinero no hubiese ido al fútbol se hubiera destinado para los hospitales públicos. Pero es importante destacar que esto está enmarcado en la batalla de un gobierno que quiere un Estado más fuerte y el Grupo Clarín. Me gustaría que se mejoren un poco los números porque no ha sido muy claro cuál es el destino de ese dinero.
- El vínculo, hablando en lo económico, entre el gobierno y la AFA indica que ninguno de los dos debe ganar más que otro, ¿Crees que esto se está respetando?
Hasta ahora la AFA está ganando mucho más dinero. Está clarísimo que es el gobierno (en este caso el Estado) el que está perdiendo. Según pude informarme pierde alrededor de 400 millones de pesos porque existen 200 millones ingresas como publicidad estatal (publicidad que se derivaba a otras áreas y ahora se destina al fútbol aprovechando la muy buena pantalla) pero el resto es una cifra en rojo. En cambio para la AFA es un negocio fantástico porque a casi triplicado el dinero que recibía.
- El fútbol se ha transformado en una cuestión de Estado, ¿Cómo vislumbras el futuro?
Hace ya tiempo que el fútbol es una cuestión de Estado, y no sólo en la Argentina. Hace tiempo que el fútbol ha dejado de ser sólo fútbol. También es negocio y política y todos los actores involucrados en estos mundos también juegan su partido.
La batalla del fútbol es defender las trincheras para que siga siendo una competencia deportiva. Lo veo muy difícil porque los actores son cada vez más numerosos y más poderosos, pero hay que seguir atrincherados defendiendo al fútbol.
Redacción Al Toque
Fuente: Pelota de Trapo - FM Maradó (104.1)