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19-07-2011 23:09

La mano de Dios

Me quedé sin aire. Busqué explicaciones y sólo encontré intereses mezquinos. Intenté conseguir fundamentos y me entregaron slogans marquetineros. Quise ser y no lo logré. Busco entender porque desde Italia 1990 el fútbol no me entrega una alegría grande, sólo encuentro que la “vinotinto” crece en Sudamérica, a pesar de lo que dicen los empleados de los grandes medios de su presidente. Por eso, quiero gritar, quiero cantar… a ver acompáñame Rodrigo.

Noches frías y días soleados. Temperatura que se conjuga con la inestabilidad emocional que nos llega con la disputa de la Copa América. Para colmo de males, vivimos en Río Cuarto, provincia de Córdoba, República Argentina, donde el fútbol está bien bajo en cuanto a competencia, sólo el Argentino B está en el horizonte.

Busco alegrías en mi mente y lo veo al “Hacha” Ludueña mostrando la camiseta de Talleres debajo de la de Estudiantes. Cuando el “celeste” llega al primer nacional. Sigo buceando y reconzco a “Pancho” Rago en hombros de un anónimo riocuartense después que una tarde fenomenal del “arañita” Villagra hiciera la diferencia ante Sportivo Pedal.

Indago mi mente y observo como una marea humana en 1986 toma las calles céntricas para festejar un triunfo de Argentina en el Mundial de México.

Reconozco que ya pasado mucho tiempo. Ya no se “toma” el centro por parte del pueblo para festejar cosas grandes. Ganar un clásico. Clasificarse para una semifinal, son logros “muy importantes”.

Me resisto a creer. Me resisto a la mediocridad. Busco y encuentro en Rodrigo un tema que me ayudad a compartir con ustedes, pasión de futbolero.

En una villa nació, fue deseo de Dios, crecer y sobrevivir a la humilde expresión. Enfrentar la adversidad con afán de ganarse a cada paso la vida. En un potrero forjó una zurda inmortal con experiencia sedienta ambición de llegar. De cebollita soñaba jugar un Mundial y consagrarse en Primera, tal vez jugando pudiera a su familia ayudar...”

Hoy todo ha cambiado. Nacer en una villa, ya casi me excluye de ser un gran jugador de fútbol. Es que hoy, hasta en el club más chico de Río Cuarto y del país hay que pagar una cuota para pegarle a redonda.

Si para llegar a Estudiantes o Atenas, cada papá necesita invertir por cada hijo casi 400 pesos mensuales –suma cuota, hay que ir a verlo, comprarle los botines, darle algo el sábado cuando va a jugar-. Si hoy hay un Diego, en Río Cuarto –en la región todo se hace más sencillo, aunque pagar la cuota también es obligación-, es difícil de encontrarlo.

Los potreros existen porque hay trabajadores sociales que con muy poca ayuda oficial llevan adelante las “escuelitas”, pero de los jugadores profesionales que dio Estudiantes o Atenas o cualquier otra entidad, cuantas entidades sin fines de lucro se forjaron para ayudar a estos intento que en Río Cuarto están en La Cava, en el Alberdi, en el Brasca, en el Fénix, en el Hipódromo, en el Casanova….

Me duele escuchar las explicaciones porqué no hay sensibilidad social en la construcción del mensaje y si eso no lo corregimos, seguirán pasando campeonatos y oportunidades y nuestra identidad seguirá siendo el Argentino B.

“A poco que debutó. "Maradó, Maradó", La 12 fue quien coreó."Maradó, Maradó". Su sueño tenía una estrella llena de gol y gambetas... y todo el pueblo cantó: "Maradó, Maradó", nació la mano de Dios, "Maradó, Maradó". Sembró alegría en el pueblo, regó de gloria este suelo... “

Martín Benito Noel le dio a los “bosteros” la posibilidad única de que Dios fuese de Boca. Ese desfasaje económico le llevó varios años para que Boca pudiese recuperarse, pero hoy que Diego podría estar devolviendo aquel desfasaje, sus dirigentes no lo ven como el jugador más importante que dio la Argentina el “negocio” del fútbol.

Su talento como jugador tapó discusiones y sus gambetas nos hicieron felices. Esa felicidad que hoy se busca y no se encuentra, porque, cuando hay un talento, llega un observador extranjero y haciendo valer toda la legislación favorable para “ellos” se llevan los talentos, que no saben si será un gran jugador, pero con escasa inversión, “trafican legalmente” a menores de edad.

“Carga una cruz en los hombros por ser el mejor, por no venderse jamás al poder enfrentó. Curiosa debilidad, si Jesús tropezó, por qué él no habría de hacerlo. La fama le presentó una blanca mujer de misterioso sabor y prohibido placer, que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez involucrando su vida. Y es un partido que un día el Diego está por ganar... “

Me cuesta entender que en nuestros barrios los niños se hunden con las enfermedades sociales que hoy tiene nuestra comunidad. Qué la canchita tiene pocos actores. Qué los clubes no entienden la filosofía social. Que nuestros gobiernos, dejan librado a la estructura de AFA el fútbol nacional. No hay que intervenir ningún estamento, sólo, hay que democratizar los espacios para que todos opinemos.

Tal vez nuestros talentos demasiado rápido encuentran la solución a “enfrentar la adversidad con afán de ganarse a cada paso la vida”. El amor llega por otras costumbres, otras historias, que no son las nuestras. La de un fútbol con Identidad, con presencia bien nuestra y en la que podamos rememorar “La Mano de Dios”.

 

El Tordo