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04-10-2011 14:39

En el nombre del Atletismo

Griselda Celis obtuvo un sexto y séptimo puesto en el Mundial Master de Estados Unidos en el pasado mes de julio y doble campeona Sudamericana en Chile en 2010. A sus 52 años, la riocuartense por adopción –es oriunda de Bengolea- cuenta su historia en la disciplina: el inicio, sus principales cualidades, la importancia de Javier Picco y su familia. Además, piensa que el deporte puede transformarse en un vehículo social de inclusión.
Griselda Celis en el estadio Nacional de Santiago de Chile

Los libros sobre historia del deporte siempre nos permiten conocer, formar, ahondar, reflexionar, formar opinión, sobre las cuestiones más importantes de las creaciones de las disciplinas, sus cambios reglamentarios a lo largo del tiempo, la evolución/involución de las mismas y los nombres propios o protagonistas que forman o formaron parte de las mismas.

Lo que muchas veces –es decir, no siempre- queda a un lado de dichos ejemplares es la riqueza de lo anecdótico en función de los primeros pasos que cada deportista llevó a cabo en su conformación como tal, para alcanzar un cierto grado de profesionalismo que le permita sobresalir a nivel local, provincial, nacional e internacional. Una de esas historias vincula en este caso a una notable atleta que hace 52 años y 9 meses sonreía por primera vez en su Bengolea natal. Su nombre, Griselda Noemí Celis.

La riocuartense por adopción –vive desde los 17 años en la ciudad- viene de realizar una excelente performance en el Mundial de Atletismo Master en Sacramento, Estados Unidos. Allá por el mes de julio, Griselda obtuvo un sexto puesto en los 10.000 metros y arribó séptima en 5.000 metros, siendo la mejor deportista argentina clasificada. El éxito ocurrió a poco menos de un año de coronarse doble campeona en el Sudamericano de Chile y luego de obtener numerosos logros en el orden nacional.

Las enormes participaciones no cambian mucho su forma de ser y de vislumbrar la vida. Accede con cordialidad a una entrevista periodística e inicialmente pide disculpas porque el reloj le muestra que ha demorado en llegar tres minutos más de la cuenta respecto del horario pautado. El periodista es algo más joven y trata de no involucrarse en la informalidad pero rápidamente Celis rompe el hielo: “Si querés tuteame porque si no vamos a parecer la maestra con el puntero y el alumno”, dice mientras sonríe. Eso sí, la historia cambia cuando las luces del grabador demuestran que la herramienta de trabajo periodístico ya está en funcionamiento y rápidamente se escuda: “No me apuren porque me pongo nerviosa”, aunque después se tranquiliza ya que el entrevistador asiente cuando ella pregunta: “¿cualquier cosa después lo arreglas, no?”

Quizás no estaba en los planes esta introducción pero sirve y mucho para definir la autenticidad de una mujer que, tras recorrer más de media década, alcanzó la gloria y recorrió gran parte del país y otras naciones del mundo compartiendo y desplegando todo su talento en tan sólo cuatro años.

 

El inicio

 

Griselda Celis está casada con Walter Castellano, quien además de ser actualmente atleta tuvo una destacada incursión en su momento en el tiro deportivo. Es madre de dos hijos varones, Ignacio (18 años) e Ivo (23).

“Cuatro años en noviembre”, dice la atleta al ser consultada por el espacio tiempo desde que data de sus comienzos en el atletismo. No obstante, siempre estuvo en contacto con el deporte y acostumbraba caminar muchos kilómetros. Curiosamente cuenta que la idea de trotar no le cuadraba mucho: “No me sentía cómoda corriendo”, recuerda. Para continuar con este principio de historia es necesario nombrar a una persona, Sergio Leonarduci. Él fue quien le preguntó porqué no empezaba a correr y la convenció. Celis comenzó a trotar con su marido Walter y el mencionado Leonarduci: “Me hacían renegar porque salíamos por la ruta y ellos siempre se iban y yo les gritaba ‘algún día los voy a alcanzar y les voy a ganar’; lo decía en chiste porque lo que menos me interesaba era competir con ellos. Mejoré mucho así que les pude ganar (risas)”, narra la deportista.

La primera carrera de Celis fue una Maratón de 4 kilómetros organizada por AFULIC (Amigos de la Fundación Leloir para la Investigación contra el Cáncer): “Me preparé para esa prueba y tenía muchos nervios porque imaginate que nunca había competido. Entonces un grupo de mujeres me dijo que le haga caminando y pensé ‘no, ¿por qué la voy a hacer caminando si entrené dos meses y creo que estoy en condiciones de hacerla?’”, recuerda con lujo de detalles. Esa pregunta y su posterior decisión fueron cruciales en su carrera deportiva: “Hice los 4 kilómetros trotando, me fue muy bien y desde ese entonces empecé a entrenar con otras metas; me preparé para la Carrera de los Dos Años y comencé a seleccionar más competencias”.

 

Condición física, vigencia e importancia del PF

 

La posibilidad de experimentar salientes participaciones no es casual ya que si bien inició en el mundo del atletismo propiamente dicho hace casi cuatro años, la historicidad de Celis estuvo vinculada desde temprano con el mundo del deporte: “Siempre hice gimnasia y calculo que todo eso ayudó mucho para que pueda estar corriendo a esta edad e ir a competir a todos los lugares a los que voy”, dice aunque además agrega el concepto del componente mental a la hora de encontrarle una explicación a su condición y vigencia: “Tuve la suerte de estar bien físicamente y mentalmente porque hay que estarlo para hacer todo lo que he hecho. Hice carreras de 42 kilómetros, o sea que tenés que estar bien. También me ayudó mucho la familia y además tengo disciplina, que en realidad uno la debe tener en todo lo que haga porque eso es lo que te ayuda a mejorar y a tener un objetivo en la vida”, argumenta.

La atleta ha mencionado uno por uno la mayoría de los requisitos necesarios para desarrollar un currículum vitae excepcional en la disciplina a los 52 años de edad. A los señalados respecto de la condición individual, Celis le agrega una cuota fundamental que es la valoración de su preparador físico, Javier Picco: “Yo sé que a él (por Picco) no le gusta que lo diga pero el resultado deportivo es el cincuenta por ciento de cada uno porque si no tengo la ayuda de él, no puedo mejorar. Siempre digo que el trabajo es de los dos en la parte física y en el entrenamiento, porque él me ayuda muchísimo”.

 

Una jornada habitual de Griselda Celis

 

La atleta oriunda de Bengolea, afiliada al Círculo de Atletas Veteranos de Córdoba que a su vez depende de la Confederación Atletas Veteranos de la República Argentina (CAVRA), trabaja junto a su familia en una empresa de video independiente como actividad alternativa a la ya conocida en el ámbito deportivo.

- ¿Cómo es un día en la vida de Griselda Celis?

Me levanto muy temprano, siempre entre las 7 y 7.30 de la mañana, y organizo mi casa. Si me toca entrenar en doble turno, salgo a hacerlo. Si no, cumplo con los quehaceres de la casa y después de almorzar ya me preparo para salir a entrenar. Después vuelvo a mi casa y si tenemos que realizar algún trabajo de video, salimos a hacerlo. Mientras tanto, espero a los chicos (sus hijos) y comparto el tiempo con mi marido.

-¿Dónde entrenas?

Tenemos muchos lugares; solemos ir al Polideportivo, al gimnasio de Javier (Picco), en la calle, en el río. Vamos variando.

- Cuando salís a correr, ¿sentís el reconocimiento de la gente?

Sí, es bárbaro. Cuando salgo a trotar o hacer algo escucho la gente que te llama, te saluda, te desea lo mejor. Y más en Banda Norte que soy la única atleta, están chochos.

 

Una visión social y colectiva

 

La actualidad demuestra que se encuentra en un momento inmejorable aunque sus condiciones, el compromiso y la vigencia tranquilamente podrán refutar al redactor en los próximos meses. Teniendo cuenta su capacidad, su imagen posicionada al nivel de deportista a imitar y calidez, no sería descabellado en un proyecto de integración e inclusión de jóvenes en el mundo del deporte y en el atletismo en particular. Al ser consultado al respecto, indica: “Me gustaría y me lo han planteado pero tendría que empezar a hacer una carrera y primero terminar el secundario, porque lamentablemente no lo terminé. Pero lo tengo pensado porque hay muchos chicos de distintas vecinales que los ves y siempre te dicen ‘¿cuándo me vas a entrenar?’. No es fácil; puedo sacarlos a la calle pero es una responsabilidad para mí porque no tengo una profesión y quisiera enseñarles pero sin hacerles mal. Estoy preparada en la parte práctica pero no en lo pedagógico pero tengo pensado el año que viene hacer alguna carrera u algo y ayudarlos; sino pediré ayuda para estar en una vecinal e intentaré aportarles en la parte práctica”, proyecta.

- Finalmente, si tuvieras la chance de sentarte a hablar con un alto funcionario, ¿qué le dirías en función del atletismo?

Es que ya se lo he dicho a unos cuantos… lo que les digo siempre es que primero hay que hacer una pista con tartán y después poner profesionales que se dediquen exclusivamente a ensañarles a los chicos y jóvenes. Brindarles más allá de lo práctico la parte técnica porque esto no es solamente ir a una pista, sentarse, llevar una hojita y decirles “hace tal tiempo”. Es estar al lado de ellos, trotar al lado de ellos e incentivarlos mucho porque creo que los chicos tienen que practicar deportes, ya que es una de las formas de sacarlos de la calle.

Clara, concreta y sin evadir pregunta alguna. Así llegó y así cierra la entrevista Griselda Celis, una atleta que por estos tiempos iza la bandera riocuartense no sólo por sus enormes logros en la disciplina sino también por valorar a quienes la rodean y a su vez interpretar al deporte como una herramienta política para aplicarla a una realidad social: esto es, la incursión de los jóvenes en el atletismo como vehículo de inclusión.

 

Redacción Al Toque

* Esta nota fue publicada en la edición Nº 6 de revista Contragolpe.