La Liga Regional de Río Cuarto se quedó este fin de semana sin un referente del fútbol en esta parte del país. Claudio Lanza decidió abandonar las canchas como jugador activo en la victoria del equipo de sus amores, Lutgardis Riveros, 2 a 1 sobre Herlitzka en Las Vertientes.
El histórico deportista nacido en Gigena comentó y repasó junto al equipo Al Toque como fue su carrera deportiva. Anécdotas, técnicos, partidos y datos de color caracterizan el relato de un hombre que considera necesario un descanso, pero que aseguró que no se alejará por mucho tiempo de las canchas y en cualquier momento volverá para cumplir alguna otra función.
“Yo el año pasado realmente ya había dejado de jugar al fútbol. Por un pedido muy especial del presidente para que volviera al club, porque no había jugadores... uno lo hizo porque siente la camiseta, ha nacido acá. Y este año en especial me lo pidió Guillermo Guendulain, por lo menos que jugase el primer campeonato para poder rearmar el equipo porque tenía dos o tres jugadores de los que iban a ser titulares que estaban suspendidos. Y bueno, jugué, pero ya la decisión estaba tomada de antemano. El fútbol para mí ya había terminado el año pasado porque estaba un poco saturado de todo, uno cuando ya no tiene el entusiasmo para ir a entrenar y disfrutar realmente los domingos, me parece que ya es una medida que te está diciendo que tenes que dejar.
Este año lo hice por un pedido muy especial de una persona que me demostró que antes de ser técnico, piensa en el ser humano y es un gran tipo. Por eso lo hice, y también por los directivos”.
-¿Cómo fue su carrera?
Yo arranque en Lutgardis Riveros, jugué en primera cuando todavía estaba en la “B”. De ahí paso a San Lorenzo, tuve cuatro años y medio en las inferiores, estuve en tercera división y dos o tres partidos en primera no oficiales. Ahí no me hacen contrato.
Me voy a Perú. Estoy ocho meses, vuelvo, voy a México cuatro meses, después tengo un paso nuevamente por Riveros.
Luego voy a Ecuador, cuatro meses, vuelvo y juego en Racing (Cba). De allí pasó a la Alianza de General Cabrera, dos temporadas. Paso a Estudiantes a jugar el Argentino A, después Atenas, Argentino B, y el resto de los años intermedios los hice en Lutgardis.
-De todas las etapas, ¿cuál fue la que más disfrutó?
Lo de Perú fue muy bueno en lo futbolístico porque yo salí de San Lorenzo un poco amargado porque no se había podido concretar lo que uno había soñado de firmar un contrato allí. Estar en Perú fue uno de los puntos que me hizo crecer mucho como jugador y como persona.
También cuando estuve en General Cabrera, que los dos años prácticamente salimos campeones, en uno unificamos el título con General Deheza. Y sin dudas que los pasos por Estudiantes y Atenas fueron más que importantes porque era otro nivel. En un Argentino A, en su momento con Estudiantes chocamos contra equipos muy duros, Juventud Antoniana de Salta, Independiente Rivadavia de Mendoza que después terminaron ascendiendo.
Todos los lugares en lo que he estado me dejan mucha experiencia, cosas lindas y cosas feas, pero me parece que los dos lugares Perú y General Cabrera fueron los que me han marcado un poco.
-¿Qué partido recuerda especialmente, por la trascendencia o por lo que se jugaba en el mismo?
Si, en Lutgardis. Los partidos que recuerdo son clásicos de Alcira Gigena. Recuerdo uno que ganamos 3 a 1 que hice dos goles, es uno de los que más rápido se me viene a la memoria.
-¿Técnicos que le hayan dejado enseñanzas que usted piense que son de alguna manera memorables?
Si, por allí dar nombres... de no nombrar alguno estaría quedando mal. Un técnico que tuve en las divisiones inferiores de San Lorenzo, de apellido Domínguez, uno que tuve dos años seguidos, no se si en lo futbolístico pero si a nivel de persona me enseñó muchas cosas. Me hablaba muy mucho a mí y a otros chicos de como teníamos que manejarnos en la vida. Creo que eso me sirvió mucho.
Acá en la liga un montón. Juan Irigoyen, Grassi, Rosané, de todos he sacado cosas buenas. Cada uno tiene su forma de pensar o de armar un equipo pero yo creo que de todos los técnicos que he tenido siempre he sacado muchas cosas positivas.
-¿Qué se lleva de la gente de Riveros? ¿Cómo era la relación con la gente de Roncedo?
He tenido la suerte de jugar muchos clásicos. Lo he hecho en Córdoba, en General Cabrera contra Deheza, Estudiantes Atenas en un Argentino. Pero los clásicos de Gigena son especiales porque uno es de acá (Gigena) y yo siempre lo converso con los chicos que uno lo vive diariamente. Vos cuando venís de otro lado estás en el partido y te vas y hay muchas cosas que ese jugador se pierde.
Acá en Gigena, sobre todo en años anteriores, seis o siete años atrás, se vivían mucho.
Con respecto a la gente, siempre existen los que a lo mejor están un poco disconformes con uno porque hiciste un gol y lo festejaste o no. Son cosas que pasan siempre y van a seguir pasando. Pero todo tranquilo, nunca paso a mayores.
Finalmente y respecto de su futuro señaló: “Tengo el curso de técnico hecho pero por ahora no es mi meta eso, tengo otros temas particulares que resolver para terminar de organizarme. El fútbol es mi vida y no me voy a alejar. Yo siempre voy con los chicos a correr un rato, a jugar. Y en lo que necesiten ya saben todos que estoy a su disposición para lo que sea”.
Julio Rivoira, Pablo Amiot – Redacción Al Toque