“Vengo a emborrachar mi corazón, para olvidar un loco amor, que más que amor fue un sufrir. Y aquí vengo para eso, a borrar antiguos besos, en los labios de otras bocas. Si su amor fue por un tiempo, porque es tanto el sufrimiento y esta cruel preocupación. Vengo, por los dos, mi copa alzar. Para después así brindar por los fracasos del amor”
No hay apocalipsis. Si realidades que duelen. El año que está a punto de irse no fue el mejor, pero tampoco el peor. Desde lo deportivo, se vivió una caída – la de Estudiantes del Argentino A al Argentino B-; Atenas se mantuvo en el mismo nivel competitivo, pero hoy ya lucha por mantenerse en ese sitial de privilegio - el máximo en su historia deportiva institucional -. Banda Norte se afianza en básquet, pero es por el esfuerzo titánico de un grupo compacto de dirigentes. La ciudad y la región aún no se contagian, tal vez porque no se desarrolla la competencia local y la del sur de la provincia.
En el deporte estamos los nostálgicos, los soñadores, los utópicos, los amargados, los “mufa”, los creyentes, los ateos, los realistas, los resultadistas, los que mienten, los que inventan, etc. Lo que nos falta es un rumbo. Tal vez un perfil como ciudad, donde clubes, entidades superiores, cámaras empresarias, gobiernos municipales y provincial, se den una política de desarrollo que hoy no observamos, o al menos, si está, no se hace visible.
Que haya premiación para casi medio centenar de disciplinas deportivas a través de la Fundación Deportiva Municipal (Fundemur) todos los fines de año es un indicador que hay algo para mostrar, pero es solamente eso. Hay vacíos, difíciles de llenar. Para no herir a los deportistas, no haremos nombres propios, pero a lo largo del año hubo desaciertos que se pueden corregir.
“Nostalgia… de sentir su risa loca… y sentir junto a mi pecho como un fuego su respiración... Angustia.. de sentirme abandonado y pensar que otro a su lado pronto, pronto le hablara de amor..."
No existe nostalgia cuando uno no ha querido, no ha sentido, no ha amado colores del “pueblo”. En fútbol, se recitan grandes nombres que pasaron por la historia de las instituciones de Río Cuarto. Hoy dos deshilachados equipos buscan un lugar en la clasificación, en el Torneo Argentino B y en una zona, la Cuatro, donde el virtuosismo de un juego compacto no se destaca, si no que sobresalen errores.
En básquet, el “verde” camina en crecimiento, pero aún no perforó la apatía de la afición riocuartense y regional para jugar a estadio colmado. El estadio no tiene una capacidad de 10 mil espectadores. Es menos de la mitad de ese número, pero los dirigentes no consiguen colocar con anticipación los abonos que le faciliten un presupuesto que colabore en la parte venta de entradas cerrado en el inicio de la temporada.
En fútbol y en básquet, Río Cuarto tiene raíces como para proyectar una perspectiva superior. Hoy sólo Banda Norte en básquet está en ese camino, se acomoda Estudiantes como una institución ordenada, aunque ya redefinió su perfil y el resto está muy lejos.
Pasa lo mismo en el fútbol. Expresa una gran verdad un dirigente que siempre está ligado a este deporte: “Estudiantes marca diferencias oceánicas desde lo institucional y deportivo con el resto de los clubes afiliados a la Liga, pero está a dos vueltas completas al globo terráqueo de llegar a la élite profesional. Lo sigue Atenas, que está lejos de Estudiantes, pero entre el “albo” y el resto hay un desierto como el Sahara de diferencia. Esa es nuestra realidad y nos cuesta mucho sincerarla, para desde allí proyectarla para los próximos 25 años, que es cuando el fútbol organizado cumplirá los 100 años de vida”.
“Hermano, yo no puedo rebajarme. Ay ni pedirle ni rogarle. Ay ni decirle que no puedo más vivir. Desde mi triste soledad al ver caer, al ver caer, al ver caer las rosas muertas. De mi corazón…de mi corazón…de mi corazón”.
El resto de las disciplinas deportivas siguen vivas. Están y buscan su rumbo. Las bochas hacen lo suyo, el boxeo comienza a llegar a los barrios, sólo falta que alguien comience a ser un programador serio en Río Cuarto y para ello necesita de la esponsorización para que las bolsas de los boxeadores no deban salir de la venta de entradas. Las disciplinas de élite están y conviven con las populares.
Todo se mezcla, todo está como un Cambalache. Algunos sentimos nostalgia de ver que cada vez hay metas más lejanas, pese a que en décadas anteriores fueron realidades para toda esta región sur de la provincia de Córdoba.
No hay motivo para no ser feliz y pensar en que nada se puede modificar. Es un deber trabajar para masificar el deporte. Es una obligación una inserción social efectiva en los barrios de nuestras ciudades. Y a todos, prepararnos para despedir el año celebrando con los atletas que concluyen un calendario e inician el otro participando de la XXXIV Corrida Atlética de los Dos Años.
Feliz Nochebuena, una mejor navidad y feliz año nuevo para todas y todos.
El Tordo