Para niños, jóvenes y adultos, para hombres y mujeres era la gran posibilidad de ver a esas figuras de plasmas y play station en vivo en directo. Pero nada de eso ocurrió. Gestos adustos, indeferencia y evasión fue lo recogido por esos hinchas que vieron frustrado su sueño de encontrase con sus jugadores.
No es cuestionable el desgaste que provoca el abusivo idilio de los simpatizantes hacia con los futbolistas como es reprochable la actitud de esos hinchas que ingresaron al entrenamiento a puertas cerradas. Pero sí es reprobable que jugadores que participan en las mejores ligas del mundo y generan admiración de todo tipo, le den la espalda a un pueblo que con efervescencia los espera para alentarlos y darles el apoyo en su propia casa. Un golpe duro para un país que respira fútbol y que sólo debe conformarse con la lectura de una expresión antojadiza que algún jugador argentino escriba en twitter.
En una clara demostración de rechazo, lo insultos del miércoles 6 de julio denotan visiblemente que la selección que dirige Sergio Batista no sólo debe mejorar su actuación en un campo de juego.
Redacción Al Toque