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Cuartos de Final - Santa Fe

16-07-2011 13:29

La previa del clásico rioplatense por Sergio Levinsky

Al Toque comparte con ustedes el análisis que realizó el prestigioso periodista argentino radicado en España en la previa del partido entre Argentina y Uruguay que se disputará en Santa Fe.
Lionel Messi y Diego Forlán, las figuras rioplatenses

En apenas unas pocas horas, cuando la noche se cierre sobre Santa Fe, seguramente tendremos un semifinalista como consecuencia de una nueva edición del clásico rioplatense, en el que hay muchas cosas en juego.

Tal  vez no se trate del partido de la vida de ninguno de los dos seleccionados. Ni de Argentina, ni de Uruguay. Pero es claro que, de los dos, los locales son los que se juegan más. Por un lado, por los años sin ganar nada, tal como ayer nos dijo el propio Sergio Batista en la conferencia de prensa en el hotel de Colón, cuando le consultamos por los aspectos psicológicos del juego, de cómo debe enfrentar su equipo esta coyuntura. Por otro lado, la cuestión de la localía y el hecho de contar con el mejor jugador del mundo en sus filas, también son temas fundamentales que apoyan nuestra idea.

Para los celestes, en cambio, se trata mucho más de consolidar un ciclo, de transmitir confianza en un plantel y un entrenador, Oscar Tabárez, de probada eficacia y de un buen gusto en general por tratar de jugar al fútbol y olvidar otros tiempos de pierna fuerte, garra o como se le quiera llamar.

 Hace no mucho tiempo, Tabárez, quien presentó nuestro libro “El negocio del fútbol” allá por 1995 en la Copa América de Uruguay, en el shopping de Punta Carretas, nos decía que la selección uruguaya debía recuperar el concepto clave de que si tuvo éxito en el pasado, con dos mundiales, dos medallas doradas en Juegos Olímpicos, catorce Copas América, esto se debió a sus excelsos jugadores antes que a la fuerza. Y es más: si aquella pelota que se detuvo en el barro a causa de la pertinaz lluvia ante Hungría en 1954, hubiera entrado al arco magyar, hoy podríamos estar hablando de tricampeonato mundial de los vecinos.

Y Tabárez parece haber hecho caso a este concepto y ya en el Mundial pasado sorprendió con un tridente ofensivo que pocos equipos utilizaban (ahora se animan también Argentina y Brasil), con Suárez, Forlán y Cavani. Algo así como que si el fuerte de mi equipo está en el ataque, apuesto al ataque.

Por fin Batista parece ahora optar por este sistema, luego de chocar y chocar con un mentiroso 4-3-3 que dijo querer parecerse al sueño imposible del Barcelona, y quitando un nueve de área de los que abundan en Argentina, para colocar allí a Messi, que no lo es, y que bien puede (quedó demostrado) jugar flotando por detrás de los delanteros, aunque sigue sin tres de punta, aunque lo diga, porque Ángel Di María sólo volanteó (y en buena parte, quedó algo perdido en la cancha) y no atacó como se suponía.

Pero volviendo a Argentina, es, sin dudas, el que más tiene para perder. Una eliminación en cuartos, como local y ante Uruguay (además, justo el día aniversario del Maracanazo de 1950), dejaría a Batista casi contra las cuerdas, por más que el técnico se haya esmerado en decir ayer que tiene contrato hasta el Mundial 2014, y quitaría, además, la confianza en un plantel joven, que necesita títulos como el agua.

Al mismo tiempo, sería una segunda oportunidad perdida de ganar una Copa como local, tal como ocurriera, ante el mismo rival, en 1987 (aquella vez en semifinales que vimos en el estadio de River), cuando se venía de obtener, el año anterior, la Copa del Mundo en México y con Diego Maradona y Claudio Caniggia en la cancha. Aquella vez, apenas si se alcanzó el cuarto puesto, algo extraño y que certifica que Carlos Bilardo (actual inentendible manager) no es tan infalible como parece para algunos.

Sería increíble (aunque en el fútbol argentino todo es posible) que la selección argentina volviera a caer antes de la final, ahora con Messi, pero hace tiempo que la lógica se derrumbó, como cayeron tantos puestos en el campo de juego que resultaban naturales: marcadores de punta, arqueros atajadores, cincos elegantes que hacen su trabajo solos, diez con manejo, wines…por lo que hoy, todo puede pasar, aún con el genio vestido de albiceleste.

 

Nota publicada en www.sergiolevinsky.com.ar