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  • PRIMERA A

    Final

    Toro Club (CM) 20 Renato Cesarini
    TCSD CRC

04-01-2012 19:11

“En el arbitraje de Río Cuarto no hay hambre de gloria”

Para Ariel González, debido al nivel de la formación, el arbitraje riocuartense está muy lejos del ideal. Además, habla de sus primeros pasos, del ambiente nacional y sus estructuras, de Julio Grondona y Guillermo Marconi y sobre su decisión de no trabajar en la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto. Un mano a mano imperdible en donde el ex árbitro esboza claramente su impronta.

Cuando en 1990 Ariel González llegó a Río Cuarto desde Achiras para estudiar Educación Física en la Universidad Nacional ni se imaginaba que durante dieciocho años sería árbitro de fútbol. Lo que sí se propuso, cuando decidió dedicarse al arbitraje en 1991, fue llegar a lo más alto. “Mi primer objetivo fue dirigir en la cancha de Estudiantes y mi primer clásico frente a Atenas fue en ese estadio. Luego, mi otro objetivo fue empezar a conocer lugares más allá de los que conocía de la provincia de Córdoba. Y fue dirigiendo en los torneos argentinos y en la Primera B Nacional que pude recorrer varias ciudades y conocer diferentes puntos del país”.

Ariel González es uno  de los árbitros surgido en el seno de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto que más alto llegó en el referato del fútbol nacional. Desde 1996, año el que comenzó a dirigir en el Torneo Argentino A, hasta diciembre de 2010, fecha en la que Francisco Lamolina, vicepresidente del Colegio de Árbitros de la Asociación del Fútbol Argentino, decidió terminar con su contrato, estuvo ligado al arbitraje llegando a dirigir importantes partidos en la Primera B Nacional.

-¿Cómo es la vida del árbitro?

Es bastante sacrificada. Muchos piensan que es simplemente entrenar e ir  a dirigir los fines de semana. Es una profesión dura porque los entrenamientos son muy exigentes y además los fines de semana no podes disfrutar con tu familia.

- ¿Qué recordas de tu primer partido en la Primera B Nacional en el que dirigiste Godoy Cruz – Unión el 11 de septiembre de 2004?

Lo primero que recuerdo es que pude estar en terreno de juego con jugadores que antes veía en la televisión. En ese partido lo tuve que a dirigir a Roberto Trotta. Tampoco me puedo olvidar del recibimiento de la hinchada de Godoy Cruz que fue impresionante. Pero lo que más me llenó de satisfacción ese día fue ver en la tribuna a mis compañeros y amigos árbitros que fueron a verme en mí debut. Ese día estuvieron en Mendoza José Díaz y su hijo, Jorge Benítez, Juan José Dardanelli y Fernando González.

- ¿Cómo hace un árbitro para abstraerse del contexto?

Al principio te cuesta mucho concentrarte. Con el correr de los partidos te vas acostumbrando y se transforma en algo normal. Pero en los primeros partidos no fue nada fácil y muchas veces influye en la toma de decisiones.

¿Qué análisis haces de tu formación?

Fue muy buena. Mario Rosarolli fue mi instructor y más allá de que todos nacemos con una determinada personalidad él me enseñó a separar la amistad y el trabajo dentro del campo de juego. Otra de las cosas que me enseñó fue a dominar el miedo dentro de la cancha.

Dirigiste mucho partidos que fueron televisados ¿Te preparabas de manera distinta cuándo te tocaba el partido televisado?

A todos los partidos los jugué igual. Para mí el fútbol es el mismo en la Liga de Profesionales como en la Primera B Nacional y me lo tomaba con la misma responsabilidad y la misma actitud.

¿La cuota pendiente fue no haber llegado a dirigir en Primera División?

Junto a Ricardo Pierangelli, con quien entrenábamos juntos en Río Cuarto, siempre decíamos que íbamos a dejar todo hasta el día en que nos dijeran que hasta acá llegamos. Y decíamos eso porque dejamos todo para lograr nuestro objetivo y no nos quedó nada por reprocharnos. Obviamente que siento el dolor de no haber llegado a Primera División pero eso ya es secundario porque no dependió de mí sino que de la persona que decidió que no estaba preparado para eso.

- Te tomó por sorpresa la decisión de Francisco Lamolina de dejarte vacante en 2010?

No, porque venía observando el movimiento de árbitros jóvenes y sabía que estaba ocupando un lugar en el que no iba a durar mucho. Todo esto porque FIFA quiere que los árbitros internacionales del Mundial 2014 tengan 32 o 33 años y para eso era necesario que los árbitros de mi edad diéramos un paso al costado.

¿Qué opinas de que sean cada vez más jóvenes los árbitros que dirijan partidos internacionales?

No lo veo bien porque no llegan bien preparados para ese tipo de evento. Si es eso lo que se quiere lograr es necesario un método de preparación que les posibilite a los árbitros llegar. Un caso especial es el del colombiano Oscar Ruiz que con 29 años dirigió su primer mundial.

- ¿Cómo analizas la gestión de Jorge Romo?

Dios está en todas partes pero sus oficinas atienden en Buenos Aires. Pesa mucho ser del interior y para los árbitros de Buenos Aires es más sencillo porque el SADRA (Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina) está frente de la AFA. En cambio nosotros dependíamos de Guillermo Marconi (secretario general de SADRA) y eso no era fácil por su relación con la AFA. Yo llegué a tener contacto con Romo gracias a la gestión de un periodista. No recibí ningún tipo de apoyo desde Río Cuarto.

¿A qué te referís que no recibiste apoyo en Río Cuarto?

Que los instructores de turno y la dirigencia no tienen acceso directo a AFA. Lo máximo que llegan hasta el Consejo Federal o hablar con Juan Carlos Crespi. Pero eso se nota en el poco apoyo político que AFA tiene hacia Río Cuarto.

¿Cómo fue para con ustedes la gestión de Marconi?

Desde que se creó el SADRA en 1986 siempre él estuvo al frente. Todo está manipulado por Marconi y el claro ejemplo son los congresos cuando se eligen autoridades. Está todo armado y en el momento de la votación todos eligen a Marconi. Esa es la realidad y lamentablemente nadie habla porque nadie quiere sacar los pies del plato cuando está en ese lugar. Claro son los ejemplos de Javier Collado y Pablo Gianini. Yo no puedo ser un desagradecido porque gracias al SADRA pude llegar hasta donde llegué pero no hay que olvidarse de que es un sindicato creado por Grondona y que surgió cuando la Asociación de Árbitros de la Argentina (AAA) decidió hacer un paro.

Y ahora por disposición de FIFA Julio Grondona es el presidente del Colegio de Árbitros, más poder que recae en él.

¿Viste la película El Padrino? Es el fiel reflejo.

¿Tuviste contacto con Grondona?

Dos veces. La primera vez me lo presentó Jorge Carballo y en esa oportunidad me dijo “cómo andas pibe, cobrá bien cuando vayas al Viaducto”.  Pero según él no presiona. Y lo vi nuevamente cuando tuvimos una reunión con Romo y él estuvo presente.

- ¿Cómo ves el nivel del arbitraje en la actualidad?

A nivel general hay un recambio muy grande. Lamolina está introduciendo otros conceptos. En los últimos seis meses de mi contrato a mi me decían que tenía que sonreír y no ser tan serio. Después me dijeron que debía dialogar más dentro de la cancha y darle más continuidad al juego. Me pidieron que tengamos en cuenta el tema de las infracciones y las tarjetas amarillas. Se ha disminuido la gravedad de las faltas. Todas cuestiones que han impuesto en la gestión de Lamolina.

- ¿A nivel local?

En el último tiempo no he visto mucho del fútbol de la Liga Regional. Pero ya he manifestado en varias oportunidades que en el arbitraje de Río Cuarto no hay hambre de gloria.

- ¿No crees que se da la complejidad de que en el arbitraje son muchos los que priorizan tener un ingreso y eso atenta contra jerarquización de la actividad?

Hay muchos árbitros que no ven lo que pueden lograr con el arbitraje. En cambio, si preparamos a un chico que tiene otra perspectiva y su instructor se le enseña que lo tome como una profesión y no como una changa de fin de semana se van a poder obtener árbitros que van a trascender. En un momento, junto Juan José Dardanelli y Carlos Boccolini, fuimos los riocuartenses que dirigimos a nivel nacional. Hoy es muy diferente. No lo digo con soberbia, pero para que un árbitro de Río Cuarto alcance el nivel que yo alcancé van a pasar alrededor de ocho años. Se está trabajando muy mal en la formación y estos son los resultados.

¿No tenés intención de ser un formador de árbitros en Río Cuarto?

Cuando en diciembre de 2010 no me renuevan el contrato fue un cimbronazo duro. Después de esa situación me dirigí a la Liga para proponer que un grupo de trabajo se haga cargo del Colegio de Árbitros. No de la Escuela porque hasta que no se retire Jorge Carballo no tengo intenciones. Cerca de fin de año me junté con un dirigente de la LRFRC y lo que me ofreció fue que forme una asociación de  árbitros. Entonces le manifesté que ya existía la Asociación Riocuartense de Árbitros (ARAF) que nuclea a más de 60 árbitros. Y él me dijo que lo que necesitaba era que yo formara otra agrupación para dividir a los árbitros y de esa manera poder pelear los aranceles. Me ofrecía el contador de la Liga y el 50 % de los partidos entre Primera A y B. Le manifesté que yo no iba a traicionar a mis compañeros. Por eso, mientras sigan existiendo dirigentes corruptos tanto en la Liga como en el ARAF Ariel González va a seguir siendo un individuo más de la ciudad de Río Cuarto.     

 

*Nota publicada en revista Contragolpe.