“A la jugada la practicamos en la semana pero el pase era por abajo y de repente me encontré con la pelota de frente y por arriba entonces pensé 'qué hago' y decidí tirarte y bueno la suerte y el de arriba me dio una mano”. Así explicó Nicolás Morardo su gol, el que rompió tempranamente el trámite de juego, y que -por estética y efectividad- señaló el principio de la salvación de Atenas.
La sensación inmediata
“No se si voy a poder explicar todo lo que siento. Obviamente la emoción es muchísima. El grupo se brindó al cien por cien y gracias a Dios salimos de todo. Ni el más optimismo podría imaginar esto, sinceramente yo pensaba que podía llegar a una promoción pero por suerte logramos salir de todo”.
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Redacción Al Toque