(Buenos Aires, Enviado Especial).- La última conversación nos encontró en la previa de Argentina-Bolivia, justo el día después de la gran actuación del Athletic de Bilbao ante el Barcelona por la Liga Española, y el tiempo nos situó en el mismo espacio. A la salida de la cabina de Radio Continental, Román Iucht atendió amablemente a Al Toque para dialogar sobre su experiencia en tierras españolas en la presentación del libro “La vida por el fútbol”. “Muy buena. La verdad que compartir el tiempo con ellos y entender la identidad vasca que se refleja en el Athletic de Bilbao y en la persona de Bielsa. Todo esto ayuda a entender un poco mejor por qué dos especie de almas gemelas se encontraron y se conectaron tan bien”, contó emocionado el periodista.
-¿Qué sensaciones te produjeron luego de la presentación de tu libro en Bilbao?
-Fue una experiencia muy rica, muy nutritiva, a todo nivel. Como ciudadano descubrí un lugar que no conocía y como futbolero viví días intensos y sobre todas las cosas muy gratificantes por lo que significó la presentación del libro. Jamás imaginé que el libro iba a generar tanta repercusión no sólo a nivel local sino también a nivel internacional. Para mi gusto en exceso (risas).
-En el Centro Vasco de Río Cuarto se juntaron a ver la final de la Copa del Rey y manifestaban que el Athletic ya había ganado más allá del resultado, ¿Cuál era la sensación en los vascos en España?
-Obviamente que cuando uno llega a semejante lugar quiere ganar porque es la manera de cristalizar todo lo hecho. Estamos hablando de deporte donde se hacen goles, se gana, se pierde y cuando uno están tan cerca de la orilla y siente que se ahoga a un pasito de llegar te deja una sensación de decepción es muy grande. Particularmente, y lo expresé en su momento, el tren que el Athletic debía subirse era el de Bucarest en la final ante el Atlético de Madrid y no el de la Copa del Rey porque enfrente estaba el mejor equipo del mundo. En cualquier caso lo extraordinario es observar el recorrido, el rendimiento, en función de lo que se tiene y de lo que se logró, estoy convencido que ningún equipo jugó con tanta continuidad y nivel como el Athletic en Old Trafford ante el Manchester United. Eso me parece grandioso y la gente de Bilbao lo comprendió y sobre todas las cosas lo agradeció más allá del resultado de las dos finales.
-Lo hecho por el Athletic de Bilbao y Bielsa reivindicaron la idea de un proceso más allá del resultado final...
-Si porque el Athletic en sí mismo, por una cuestión de identidad, es un equipo capaz de conservar ante cualquier precio el principio de mantener solamente jugadores vascos. Es fácil defender algo con la victoria porque la victoria no revisa nada, la dictadura de la victoria se impone ante todo, en cambio cuando se pierde necesariamente uno tiene que revisar y si se sostiene con identidad y convicción más orgulloso se tiene que estar. Entonces, Bilbao por un lado y Bielsa por el otro, han encontrado esta empatía que les permitió conectarse de la manera en que se conectaron. Cuando Bielsa arregló con el Athletic me consultaron algunos medios españoles y yo les decía que el Athletic se va a sentir orgulloso de tener un técnico como Bielsa y ellos me decían que Bielsa se va a sentir orgulloso de estar en un equipo como el Athletic de Bilbao. Un año después, después de haber visto toda la movida de Bielsa con el equipo y del equipo con Bielsa, definitivamente fue así, hubo una conexión que los unifica en cuanto cierto romanticismo y en cuanto a la idea impenetrable de que las cosas se pueden hacer independientemente de los resultados.
-¿Qué fue lo que más te sorprendió de ver al Barcelona en la cancha?
-Si me sorprendió mucho verlo. No tanto verlo con lo que el Barcelona es capaz de hacer con la pelota porque la mano de un director de cámara siempre te va a ponchar a un equipo cuando tiene la pelota y en este sentido no hay demasiado para descubrir. Igualmente sorprende ver la capacidad artística y estética de la mano de la eficacia que tienen esos jugadores. Pero lo que más me sorprendió fue lo que no muestra la cámara, es decir, la disciplina, la solidaridad y la intensidad que tiene e Barcelona cuando pierde la pelota para recuperar y en el lugar que ejerce la presión para volver a tener la pelota ya en campo rival. Hay un sentido colectivo extraordinario. El Barcelona hace historia desde un lugar único, el Barcelona gana porque hace historia, no hace historia porque gana. Ganar ganan muchísimos equipos pero hacer historia desde otro lugar está reservado para pocos y el Barcelona ocupa un lugar selecto.
Foto: www.deia.com
Redacción Al Toque