Entre los reclamos de los integrantes del cuerpo técnico de la Liga Regional se destacan dos penales (uno por mano y otro por un agarrón) sumado a la administración de tarjetas amarillas mostradas por el juez. La visita también protestó por juego brusco hacia sus dirigidos y por tres posiciones adelantadas “mal” señaladas. En definitiva la actuación de Fabián Garay no fue buena. El árbitro incurrió en la disparidad de criterios que produjo el desencanto de los presentes. Tal vez el desempeño del juez trocó luego de los 31 minutos del primer tiempo cuando sufrió una torcedura en su tobillo izquierdo. Luego de la lesión, Garay quedó disminuido en dos aspectos: en lo físico (en varios pasajes quedó lejos de la jugada) y en lo mental (la molestia en el tobillo desvió la atención). Sumado a que en el complemento el trámite tuvo momentos de pierna fuerte -propia del juego- en el contexto de una intensa actividad propuesta por los futbolistas.
Indudablemente cuando se habla del árbitro refiere a que él mimo puede haber fallado (está dentro de la definición de arbitrariedad), de lo contrario, cuando el juez pasa desapercibido, habla de una correcta tarea. En este caso, Garay tuvo una mala noche aunque no influyó directamente en el resultado final.
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Redacción Al Toque