Por Carlos Alberto Valduvino
La primera rueda de la fase clasificatoria del torneo Argentino B ya es historia. De los dos equipos afiliados a la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto que participan en el certamen que organiza el Consejo Federal del Fútbol Argentino, Alianza de Coronel Moldes es el líder de la zona 10, mientras que Asociación Atlética Estudiantes comparte la tercera colocación con otros dos equipos, pero en el desempate olímpico hoy no ingresaría en la segunda fase de la competencia ya que quedaría en el quinto lugar.
Esta realidad no era la que se visualizaba hace nueve fechas y ocho partidos atrás cuando se inicio el actual campeonato. Es más, la gran mayoría, observaba y aventuraba la realidad actual, pero al revés: con Estudiantes puntero de la zona y Alianza, peleando la clasificación y salvando la categoría.
Pero como el fútbol no es una ciencia exacta, sino la ciencia social más apasionante que tiene esta disciplina deportiva en la Argentina, hoy estamos intentando encontrar motivos y circunstancias que llevaron a tener que vivir una realidad totalmente inversa a la que se planteó al inicio de la carrera que desembocará con tres ascensos al próximo torneo Argentino A.
Entender el certamen
Alianza de Coronel Moldes, adaptado a la categoría, con cambio de técnico traumático antes del inicio de la competencia y un plantel conformado por el técnico que se fue y no por el que llegó, mostró la versatilidad que tiene el ex Atenas, Complejo Deportivo de Justiniano Posse, Deportivo Río Cuarto, entre otros tantos equipo que dirigió Néstor Billalva. Acomodó las piezas, con el trabajo semanal les llegó a sus dirigidos y con el “toque de fortuna” necesario está con 17 puntos, en la cima de la zona y es uno de los conjuntos más efectivos del torneo con el 70,83 por ciento de puntos obtenidos.
En pocas palabras, los dirigentes de la entidad moldense –más allá del diferendo que están ventilando laboralmente con el ex técnico Juan José Irigoyen- saben o al menos interpretan muy bien el campeonato que están disputando.
Este Argentino B, a diferencia del de años anteriores es: el de canchas difíciles, rectángulos de juego con poco pasto, donde por allí no habrá agua caliente en el vestuario, donde sale a relucir mucho del amateurismo del fútbol de nuestro interior del país, porque en definitiva, el Argentino B es un certamen en el que participan 136 clubes y otorga sólo tres ascensos.
En síntesis, es un torneo, donde sólo cuando se comience a jugar la tercera fase, y queden 24 equipos, se podrá hablar de un campeonato de fútbol.
Hasta llegar a esa meta, en el análisis político de los dirigentes sólo hay que mentalizarse para avanzar sabiendo que se está apenas un escalón y medio por encima del campeonato de Primera A de Liga.
Realidad distinta
Asociación Atlética Estudiantes, en cambio, no pierde la memoria de equipo grande que viene de un descenso del Argentino A, que aún no los ha dejado “acomodar” en esta nueva realidad.
Los dirigentes observan anonadados cómo el campeonato les da cachetazos, tras cachetazos –en la temporada pasada no participó en la fase final- y hoy, al término de la primera rueda, está fuera de la zona de clasificación. Es que tanto Jorge Newbery de Villa Mercedes, cuanto Rivadavia de Venado Tuerto en el desempate olímpico están por encima del “celeste” de la Avenida España –ganaron los juegos respetivos en la primera rueda-.
Ser conocedor de la competencia para ir a la mesa de café no es “saber” del torneo, que en su esencia política y competitiva, tiene más que ver con un relámpago de localidad pequeña – al menos en las primeras dos fases- que a un torneo de fútbol profesional. Y por esto es lo que sucede hoy en el “celeste” del imperio.
Presupuesto alto –el mayor de la zona y uno de los quince más alto del torneo-, jugadores sin rendimiento futbolístico, sin resultados deportivos, con cambio de técnico y ya sin los actores en el club que conformaron el plantel. Y no quedan más que 9 fechas y 8 partidos para revertir esta realidad.
La responsabilidad del “armado futbolístico” recae en el flamante técnico Ricardo Dillon. Los dirigentes deberán mantener el aporte económico para que no haya un inconveniente más a la falta de resultados deportivos y los jugadores deberán demostrar que están para jugar esta competencia.
El Argentino B es: mística, garra, corazón, pelota parada para desnivelar, defensas cerradas y el juego asociado se irá construyendo con el paso de los partidos para cuando queden los 24 equipos clasificados en la tercera fase: para llegar a eso, aún deberán pasar antes 18 partidos en 19 fechas y dos fases del actual campeonato.
Estudiantes está ante la encrucijada de conseguir puntos, recuperar la memoria de lo que significa transitar por el vestuario del estadio “Ciudad de Río Cuarto”, entender la exigencia del público, que no es otra a la que se le solicitaba a los planteles desde la creación en el año 1965 de la Liga Regional.
Saber que es la única institución en el fútbol “nuestro” que ganó cuatro campeonatos en forma consecutiva –desde 1966 a 1969-, que de allí nació la semilla que germinó con la llegada a los Nacionales de 1983, 1984 y 1985.
Si recupera la memoria colectiva, de la que también se deberán hacer cargo los dirigentes porque aún hoy en el escenario “celeste” no hay un espacio de infraestructura que lleve el nombre de Antonio Candini y el gimnasio que se denominaba “Jorge Omar Sturniolo”, no tiene más pintado esa insignia. Por todo ello, el futuro competitivo del “celeste” es hoy. Porque si no se modifica la realidad, difícilmente se pueda comenzar a visualizar un retorno al torneo Argentino A en un plazo cercano de tiempo.
Redacción Al Toque