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Deporte y Memoria

29-03-2013 12:27

“Deporte, desaparecidos y dictadura": el libro que se hizo documental

El periodista Gustavo Veiga llevó su gran investigación periodística a la pantalla. Su libro “Deporte, desaparecidos y dictadura", una minuciosa búsqueda de verdad para que los deportistas desaparecidos en épocas oscuras no queden en el olvido, se transformó en un documental. Al Toque transcribe una entrevista realizada al autor en el sitio www.11wsports.com.

Minucioso, persistente, paciente y munido de una gran convicción para defender sus ideas, a través de una profesión que abrazó por una insalvable combinación de vocación y herencia familiar (su padre fue Bernardino Veiga, un inolvidable narrador y acaso el más recordado relator que siguió las campañas de Boca), el periodista Gustavo Veiga termina de dar un nuevo paso en una tarea que decidió asumir hace varios años.
Autor del libro Deporte, desaparecidos y dictadura –un texto de referencia ineludible para abordar esa vinculación-, acaba de concluir un documental del mismo nombre, que le pone imágenes, testimonios, recuerdos a las historias de los deportistas desaparecidos. Con la dirección de Julio Santamaría y Carlos Eduardo Martínez, Veiga (que transitó por las redacciones de Goles Match, Crónica, La Voz, El Periodista, La Voz del Interior, Crítica y en la actualidad Página 12) fue el responsable del guión de la serie y en una charla con 11wsports habla de su investigación.

En tu trabajo, ¿pudiste encontrar alguna característica particular de cómo la dictadura llevó a cabo su tarea genocida en el ámbito deportivo?
-Características particulares no hubo, a los militantes que eran deportistas los secuestraron como a los demás desaparecidos: en la calle (el caso de Adriana Acosta o Gustavo Bruzzone), sus casas (Miguel Sánchez), sus lugares de trabajo o estudio (Antonio Piovoso). Sí hubo una política planificada de la dictadura para copar las federaciones deportivas y los clubes e infiltrarse en esas organizaciones a la búsqueda de militantes (el caso de Alicia Alfonsín de Cabandié en el club Colegiales)
¿Cuáles son los casos que abordaste en este trabajo?
Son más de cuarenta. El libro Deporte, desaparecidos y dictadura reúne a la mayoría. Pero en Página 12 escribí decenas de artículos, algunos de los cuales no están en el libro. Hay historias de atletas desaparecidos, represores deportistas y otros temas como el papel de los genocidas en el fútbol o sus socios civiles en las instituciones deportivas.
¿Por qué se tardó tanto tiempo en reconocer que en el deporte también se habían producido desapariciones?
No sé si es reconocer el verbo apropiado, pero sí que no se investigó de manera adecuada. Las historias estaban allí, las fueron descubriendo Valerio Piccioni de Italia (prefirió crear la Carrera de Miguel a escribir un libro y no se equivocó por la trascendencia pública que adquirió), Ariel Scher, Víctor Pochat y este escriba militante, entre otros. Al deporte, por aquella banal definición de que no puede ni debe mezclarse con la política, le cuesta reconocerse en estas historias.
¿Cuál de todas las desapariciones de deportistas provocó, aún en época de la dictadura, el reclamo más firme y consecuente de representantes, colegas o dirigentes de las entidades a las que pertenecían?
Ninguna, porque simplemente no se visualizaban con este sentido de pertenencia que se conocieron muchos años después: el de militantes políticos y deportistas federados. El deporte se replegó como la sociedad y no reclamó de manera institucional por sus desaparecidos. Si hubo alguna honrosa excepción la desconozco.
¿Tiene alguna explicación especial que un número muy importante de los desaparecidos provenga del rugby y de un club en particular, La Plata Rugby Club?
Sí, que La Plata fue una ciudad muy castigada por la represión. La inmensa mayoría de los deportistas y en particular los jugadores de rugby, eran estudiantes universitarios. Y en La Plata desaparecieron más de 700. Por eso, no llama la atención que en un solo club (aunque hubo otros como San Luis y Universitario donde también hubo desaparecidos) aparecieran tanto como 19 casos. Se acaban de descubrir dos más, los de Abigail Attademo y Eduardo Merbilah, que se suman a los diecisiete que ya se conocían.
¿Creés que el caso del atleta tucumano Miguel Sanchez fue el que se transformó en la bandera más fuerte del reclamo por los deportistas desaparecidos? De ser así, ¿cuál te parece el motivo?
-Sí, Miguel es el deportista desaparecido emblema, al menos yo lo llamo así. Es como un estandarte, no sólo porque fue el primero del que se conocieron detalles de su vida social, política y deportiva, también porque la Carrera de Miguel se convirtió en un hecho muy difundido a nivel internacional que despertó conciencias adormecidas en el deporte. Pero después del suyo empezaron a difundirse otros casos que le dieron más fuerza a la lucha por memoria, verdad y justicia.
Los niveles de complicidad con la dictadura de parte de la dirigencia, ¿de qué manera se manifestaron en estos casos?
-Es lo que resta investigar. A priori no descarto connivencia de la dirigencia en algunos casos, pero no creo que sean la mayoría, porque muchos de los deportistas habían dejado la actividad bastante antes de sus desapariciones.
¿Se sigue ignorando, negando o ninguneando por parte de clubes, federaciones u otras entidades asociadas al deporte, el tema de los deportistas desaparecidos?
- Si, pero no por parte del Estado, que a través de la Secretaría de Deporte y desde que la conduce Claudio Morresi, hace un aporte sostenido a la memoria de los deportistas desaparecidos. Se acaba de descubrir una placa por los atletas desaparecidos en las puertas del Cenard el martes pasado. En La Plata Rugby se descubrió otra hace unos años, pero representa un homenaje parcial. A Adriana Acosta se la recuerda en una ONG, Un Puente Posible, que trabaja con chicas de barrios pobres en la enseñanza del hockey sobre césped.
¿Cómo crees que fueron tomados los casos de deportistas que colaboraron con la dictadura, formando parte de las fuerzas represivas, como son los casos de Juan de La Cruz Kairuz, ex jugador de Atlanta, y Edgardo Andrada, ex arquero de Central, Colón y la Selección Argentina?
Con el repudio que merecen todos los represores. En el caso de Kairuz está denunciado por familiares del ex intendente de Ledesma, en Jujuy, Luis Aredes. Su hijo Ricardo lo acusó de haber liderado un operativo clandestino en su propia casa. Andrada está denunciado por haber sido agente civil de la dictadura en Santa Fe. Incluso, operó en democracia como infiltrado.


*Entrevista realizada en el sitio www.11wsports.com

Foto: www.perio.unlp.edu.ar