“Fue lo máximo para mí, ser capitán de la Selección de Córdoba en la inauguración de un estadio mundialista jugando contra el equipo que después fue campeón del Mundo... Fue una experiencia que en mi vida me voy a olvidar”. Lo dice orgulloso Eduardo Giuliano a Al Toque mientras observa la camiseta blanca que le regaló Jorge Olguín y que guarda como un souvenir de aquel 16 de mayo de 1978. Una fecha imborrable para el nacido el 12 de septiembre de 1950 en Wenceslao Escalante. El “tero” no olvida ningún detalle, camino a la cocina para iniciar el diálogo muestra una a una las camisetas que decoran la sala de recepción: Deportivo Morón, Barcelona de Ecuador (“me la regaló mi amigo Rubén Díaz”, aclara), Selección Argentina, Rosario Central, Selección Uruguaya, América de Méjico, Racing de Córdoba. El mini museo se completa con un poster de la formación “canalla” y otro individual vistiendo la casaca de la “academia cordobesa”. “Me falta la de San Lorenzo porque se la regalé a un hincha fanático que vive en Las Vertientes”, localidad que actualmente lo acobija como director técnico del Club Sportivo y Cultural Herlitzka. La recorrida llega a su fin, Giuliano se apresta expectante a explorar sus sensaciones a 35 años de la inauguración oficial del estadio Chateau Carreras y de un hecho que marcó el punto más importante de sus veinte años de carrera futbolística.
La antesala
Giuliano se acomoda en la silla, apaga el cigarrillo, posa sus manos sobre la mesa y lentamente desarrolla un minucioso relato sobre el inicio de una experiencia inolvidable. “Unos días previos al partido, nos citan en la cancha de General Paz Juniors para entrenar un poco, éramos unos 22 convocados, y en una reunión entre los jugadores me eligen a mí como capitán del equipo. La verdad que no esperaba semejante honor porque en el plantel de esa Selección estaban Willington, Ludueña, Bujedo y otras figuras del fútbol cordobés”. Un volante con llegada al gol y de una personalidad fuerte, esos atributos le valieron para ganarse la cinta de capitán y timonear a la Selección dentro y fuera de la cancha. “El día del partido me llama el presidente de la Liga Cordobesa (Raúl Sánchez Freytes) y me entrega cuatro talonarios con entradas para repartir entre los jugadores y regalarlas a la gente mientras íbamos hacia al estadio. Interiormente pensamos que era un partido común y que en la entrada del estadio íbamos a encontrar a personas conocidas para darles boletos, pero fue una locura de gente a tal punto que tardamos más de dos horas para hacer 400 metros por la cantidad de autos que iba junto a nosotros. Entonces aprovechamos para regalar entradas desde la ventanilla del colectivo. Así empezó todo, fue un momento increíble”, rememora. A lo que agrega: “Cuando entramos al estadio nos sorprendió las dimensiones que tenía la cancha y que el césped estaba más alto de lo normal porque el día anterior había llovido y no lo habían podido cortar. Además nos topamos con otra novedad, minutos antes a que nos cambiemos nos entregan la pelota Tango (balón oficial del Mundial 78) a la cual no conocíamos, era más liviana que las tradicionales, y para agarrarle la mano empezamos a hacer jueguitos en el vestuario”.
La Selección en acción
“Sin dudas que jugadores como Kempes y Luque eran imponentes en el ataque, Passarella tenía una presencia bárbara y Fillol era un monstruo en el arco”, explica Giuliano. “Recuerdo que Fillol me sacó un tiro desde la mitad de cancha que todavía no sé cómo hizo”, destaca con gestos de asombro. Asimismo esgrime un factor favorable que en ese momento sirvió para contrarrestar el potencial “albiceleste”: “La ventaja que teníamos era que a muchos de los jugadores de la Selección los conocía por mi paso en San Lorenzo, tanto de compañeros de equipo como de rivales en el Torneo Nacional, y además teníamos a Willington que ponía la cuota de experiencia para hablarnos en la cancha. Por eso el partido fue parejo y se resolvió en los últimos minutos”. Giuliano no duda en destacar que la Selección Argentina tenía un potencial que anticipaba la consagración lograda en junio porque “era un equipo que estaba bien armado y que sabía lo que quería ya que en el plantel había muchos jugadores que tenían hambre de gloria. En la cancha se notaba que ellos estaban muy compenetrados en ganar. Además había jugadores que llegaban muy afilados como Kempes, Luque, Bertoni, Ortíz y Houseman, no le podías regalar nada porque cuando cerrabas los ojos para pestañas ya estaban festejando”.
Un equipo con identidad propia
Giuliano considera que el combinado cordobés le brindó resistencia al seleccionado nacional porque tenía jerarquía y una esencia de juego que puso en apuros a los dirigidos por César Menotti. “Nuestra idea era jugar con el estilo del fútbol de Córdoba, es decir, poner la pelota contra el piso y jugar por abajo. Creo que ellos en cierta forma se sorprendieron por nuestra forma de juego. A nosotros se nos hacía fácil jugar porque teníamos un buen medio campo y teníamos a Anelli de 4 y a Bujedo de 3 que eran dos marcadores de punta que siempre llegaban al área rival, te pegaban el grito y vos se la tenías que tirar porque seguro que ellos estaban en el ataque”, explica con convicción y remata: “Llegó un momento en el que los organizadores nos dijeron que bajáramos un poco el nivel porque era el cierre de la preparación de la Selección y tenía que cerrar ganando y al final todo salió redondo (risas)”.
Síntesis (martes 16 de mayo de 1978):
Liga Cordobesa (1): Rubén Guibaudo (Oscar Luraschi); Eduardo Anelli (Juan Pedro Pereyra), Omar Beccerica, Rubén Coletti y Juan Carlos Bujedo; Luis Ludueña, Eduardo Giuliano y Daniel Willington (José Reinaldi); Jorge Coch, Rito Fernández (Salvador Mastrosimone) y Horacio Baldessari (Fernando Moreschini). Suplentes: Alejandro Cova, Marcelo Fredes, Luis Rolfo, Fernando Ramón Mercado, Víctor Binello, Mario Gardiol, José Castro y José Ricardo Villabasa. DT: Juan Carlos Fonda.
Selección Argentina (3): Ubaldo Fillol; Jorge Olguín, Luis Galván, Daniel Passarella y Alberto Tarantini; Osvaldo Ardiles, Américo Gallego y José Daniel Valencia (Oscar Ortiz); Ricardo Bertoni (René Houseman), Leopoldo Jacinto Luque y Mario Kempes. Suplentes: Héctor Baley, Rubén Galván, Rubén Pagnanini, Miguel Oviedo y Norberto Alonso. DT: César Luis Menotti.
Goles: a los 6' ST Kempes (Arg), 9' ST Moreschini (Cba), 41' ST Houseman (Arg) y 44' ST Luque (Arg).
Arbitro: Roberto Barreiro.
Recaudación: $ 111.770.000. Entradas vendidas: 45.878 (21.149 populares, 16.217 plateas descubiertas, 8.394 plateas cubiertas y 118 sin cargo).
Foto: Al Toque
Redacción Al Toque