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30-06-2013 12:16

Déjenlos jugar

Los hechos de violencia que se siguen sucediendo en los partidos de inferiores de la Liga Regional de Rio Cuarto preocupan cada vez más. En San Francisco uno de los clubes decidió aplicar el derecho de admisión a los padres que insulten en las canchas. Desde la entidad riocuartense ponen el acento en los chicos y los entrenadores.

Marcelo Bielsa, Josep Guardiola, Jorge Valdano y otros entrenadores insisten con la idea de que los chicos en su etapa de formación deben primordialmente "aprender a jugar" al fútbol. Este concepto no refiere, como algunos piensan, a cuestiones tácticas y/o técnicas, sino que implica una visión más compleja del deporte. Aprender a jugar al fútbol (o a cualquier deporte) es entender todos los valores que en él se desarrollan y comprender toda la riqueza lúdica que el deporte tiene como tal. La responsabilidad, la solidaridad, el compañerismo y el respeto deben formar parte de cualquier esquema de entrenamiento deportivo para jóvenes. La tarea de los padres, los dirigentes, los entrenadores e incluso los periodistas es permitir que los chicos puedan disfrutar de jugar al fútbol y, a través de ese divertimento, formarse como persona.

Lamentablemente en nuestra realidad actual los chicos se ven presionados por los distintos actores de la comunidad deportiva a "aprender a ganar", cuestión que difiere mucho del concepto de juego. Así, cada fin de semana observamos como padres al costado del campo de juego insultan a todo aquel que impida que su hijo triunfe, incluso a propios compañeros de equipo; o a familiares golpearse en las tribunas frente a la mirada atónita de los jugadores; o a entrenadores que le enseñan a los jóvenes las malas artes del deporte profesional, como fingir faltas, agarrar al contrario en una pelota parada y hacer tiempo cuando están ganando. La Liga Regional de Río Cuarto (LRFRC) no está ajena a esta situación y todavía no parece vislumbrarse una cura para este mal. En este año han ocurrido dos hechos graves. El primero en el duelo entre la Universidad y Acción Juvenil de General Deheza, en el cual el colectivo de los académicos fue apedreado y el segundo en el encuentro entre Estudiantes y Atlético Granada de Holmberg, cuando el padre de uno de los jugadores ingreso al campo de juego para agredir al árbitro. (Ver "Los últimos hechos")

Fabián Zucchini, Vicepresidente Segundo de la LRFRC, se muestra preocupado por la reiteración de estas situaciones y menciona a los padres como uno de los focos del problema. "Hay dos cuestiones que nos ayudan a entender los inconvenientes que tenemos con los padres en juveniles: uno es la presión de la semana que tienen la gente y que estalla en la cancha; el otro es que todos los padres se creen que tienen a un "Messi" o a un "Maradona" y esto hace que los presionen demasiado".

Sobre la primera de las razones hay que decir que el uso "catártico" de las canchas de fútbol no es privativo de las categorías infanto/juveniles, sino que en general, todos los encuentros deportivos de los fines de semana tienen algún conflicto que se desata sólo por que alguno de los protagonistas no resolvió las vicisitudes de la semana y decide que el evento es un buen lugar para dejar salir la frustración. Si bien es cierto que el fútbol no es culpable de esto, se debería encontrar una manera para que los estallidos de furia no sucedan.

El segundo motivo mencionado por el dirigente es claramente un problema de modelos de éxito. La idea de que cualquier jugador puede ser un "Messi" se relaciona con el facilismo que habita en nuestra sociedad basado en el pensamiento de que con un hijo futbolista se obtiene el resguardo económico para toda la vida. Esta lamentable idea, que se acerca demasiado a la explotación infantil, es la que más problemas causa en el niño debido a la gran presión que recibe desde su padre. La formación del joven, como jugador y como persona, se ve afectada por esta situación ya que por un lado se ve obligado a desentenderse de muchos de los valores que el deporte posee para responder al mandato paterno y, por otro, no desarrolla totalmente sus condiciones de jugador ya que está pensando más en los resultados que obtiene que en aprender a jugar al fútbol. Zucchini agrega que "la idea de que a tan corta edad uno pueda saber si el chico va a triunfar no tiene mucha lógica e incluso la presión hace que deje de gustarle y no quiera jugar más".

La histeria de los padres fue la que llevo al club Tiro y Gimnasia de San Francisco a tomar la decisión de aplicar el derecho de admisión a todo aquel socio del club, dirigente o padre que incurra en acciones violentas y vehementes durante los partidos de baby fútbol. Esta determinación fue llevada a cabo por un incidente ocurrido en marzo de este año cuando un niño detuvo su marcha en pleno partido y anunció llorando que no quería seguir jugando porque su papá lo estaba insultando. Gerardo Oittana dirigente del club describe que se estableció un contrato por el cual el padre que insulta es excluido del club. “No permitimos que los padres insulten dentro de lo que es el campo de juego cuando se practica el deporte, si eso ocurre automáticamente, como el padre es el socio y no el niño, la comisión directiva del club lo sanciona con la exclusión. Es decir, se lo saca al padre para que el chico pueda seguir desarrollando la actividad tranquilamente."

Al ser consultado por el tema sanciones Fabián Zucchini describe que la Liga no puede sancionar a los padres y que son los clubes los que deben hacerlo. "Nosotros hacemos un seguimiento, sancionamos a los clubes si es necesario. Lo hacemos con apercibimientos, quita de puntos y multas económicas, pero no podemos ir sobre los padres, no es nuestra potestad. Lo que si hacemos es que cuando vemos alguna situación conflictiva reiterada pedimos custodia policial para los árbitros y para que controlen la situación si es necesario", completa el dirigente. Sobre esta situación Oittana describe que en la Liga de San Francisco las sanciones económicas no surtían efecto ya que los que pagaban eran los clubes mientras que los padres no tenían ningún tipo de sanción.

Respecto de esta situación Gabriel Bozer entrenador de los equipos de la Universidad Nacional de Río Cuarto destaca que el problema de los padres debe ser controlado por las autoridades del partido y también por los propios directores técnicos: "los papás se portan mal pero el que lo debe sancionar es el árbitro que lo puede expulsar. No es como primera división en donde una hace lo que quiere y nadie le puede decir nada desde adentro, en inferiores el árbitro te lo expulsa. Además es muy importante la intervención nuestra en caso de que se trate de un padre de nuestro equipo. Yo insisto en que tiene que ver mucho el docente que esté a cargo del equipo, incluso lo de los padres”.

 

El trabajo de los entrenadores

El segundo aspecto que preocupa a los dirigentes es lo que sucede en el campo de juego, donde en ocasiones los propios protagonistas (jugadores, entrenadores e incluso dirigentes) cometen constantes acciones violentas contra los árbitros y contra el resto de los participantes. Zucchini describe que lo primero que desde la LRFRC intentan erradicar son las acciones de los jugadores y menciona que en los últimos tiempos han disminuido la cantidad de expulsiones en los partidos de inferiores. "Lo que nosotros queremos hacer es trabajar en la capacitación de los chicos para evitar que se reaccione de mala manera. Una de las formas es ser más severo en las sanciones y la otra es trabajar a fondo con los profesores que son los que tienen más llegada con el chico", explica.

Bozer menciona que la figura del docente es muy importante ya que es quien puede controlar al niño. "Hay reacciones de un segundo que se dan en el chico en las cuales uno en el momento no puede hacer nada. Pero si vos trabajas en la conducta, en el respeto por los demás y en el respeto por el disfrutar hay muchas menos chances de que esas cosas pasen", comenta el entrenador. Cabe destacar que Bozer hace referencia a su labor como la de un docente y no de un entrenador, lo que habla de una mirada distinta. Ya no desde la de un entrenador que busca resultados sino desde la de un profesor que intenta impartir enseñanzas a sus educandos.

El Instructor "académico" hace referencia a que el trabajo debe ser integrado en todas las categorías para guiar al chico y explica cómo se trabaja en la Universidad. "Nosotros bajamos un lineamiento: mas allá de que a todos una vez que entramos a la cancha nos gusta ganar lo primero es el respeto, el respeto por el otro, por el docente y por lo que estamos haciendo. La idea es ‘lo que hacemos, hacerlo bien’. Después el docente que esté a cargo aplica los lineamientos sobre el tema conducta y  responsabilidad. Se trabaja mucho con el concepto de respeto para todas las personas que están en ese momento en el lugar. Con el árbitro también, aunque a veces se lo considere como el ‘malo’, se le inculca al chico que lo debe respetar. También con el rival que está en frente que tiene una camiseta de otro color".

El debate sobre cómo trabajan los clubes en las divisiones inferiores es otra de las cuestiones que se adeudan en la Liga. Cuando se revisan algunas de las actitudes de los entrenadores aparecen falencias en la manera en la cual trabajan con los chicos. La idea del logro del resultado por sobre todas las cosas, la enseñanza de "tácticas" como el simular y rutinas de entrenamiento que involucran más las cuestiones físicas que las futbolísticas hacen pensar que debería haber un mejoramiento en la preparación de los encargados de la formación del jugador. Se sabe que la presión de los padres afecta el trabajo pero el docente debe estar atento a todas las necesidades que el chico tiene y debe saber cómo actuar en caso de que uno de ellos se vea afectado por la presión.

Otra de las situaciones que preocupan de las acciones de los técnicos son las reacciones que tienen hacia los árbitros, en las cuales en vez de calmar a los chicos terminan protestando aun más vehementemente.  Sobre esto Bozer describe: "es bastante complicado, hay clubes que yo veo que lo están trabajando muy bien y hay otros que no porque el tema son los resultados. Hay clubes muy humildes que trabajan muy bien y que uno se saca el sombrero como trabajan el tema conducta. Porque más allá de lo que hablábamos de los papás tiene mucho que ver lo que se genera de adentro de la cancha. Si el profe continuamente está peleando con el árbitro, peleando con los chicos adentro de la cancha, con los rivales, se genera un entorno al cual los papás se acoplan".

 

El entorno como clave para el cambio

Está claro que el problema de la violencia en las canchas de las divisiones inferiores es un problema que se desprende de una situación social en la que el exitismo y la violencia están a la orden del día. Por eso, más allá de las acciones que los actores deportivos realicen, el cambio debe venir desde la sociedad también. En ese sentido debería haber un cuidado desde nuestro lugar como medios de comunicación a la hora de enviar mensajes sobre el éxito futbolístico. Debemos hacer hincapié en que el resultado por el resultado mismo no sirve de nada, que hay cuestiones más importantes dentro de la actividad deportiva que destacar.

Es difícil encontrar una solución que pueda aplicarse en una sociedad tan dominada por el exitismo y el individualismo, en donde el mensaje que se les da a los chicos es el de ganar a toda costa. La solución de aplicar el derecho de admisión funciona de buena manera pero no es de fondo, ya que si bien los niños están más tranquilos al momento de jugar cuando vuelven a la casa el entorno sigue siendo el mismo. Existe una línea de trabajo deportivo que propone como una manera de trabajar en inferiores el eliminar las tablas de posiciones para quitar de la cabeza de los niños la presión por terminar en una determinada posición. Esta acción combinada con la aplicada en San Francisco podría resultar.

Se trata de encontrar una solución entre todos para que los chicos encuentren en la actividad deportiva una fuente de aprendizaje y recreación sin tener que verlo como una obligación. Es encontrar la solución para que los chicos hagan lo que mejor saben hacer: jugar al fútbol.

 

Por Agustín Hurtado

 

* Artículo publicado en Revista Contragolpe del mes de junio de 2013.