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El Torneo Argentino B cumplirá su aniversario número diez, de manera consecutiva, luego de la reestructuración realizada a mediados de 2004. Las invitaciones emitidas por el Consejo Federal en los últimos dos años, donde el número de participantes casi se triplicó -pasó de 48 a 136- y su incidencia. Breve repaso de una década de modificaciones, que sufrió su peor variación de 2011 a esta parte.
Cuando el 22 de septiembre un total de 136 conjuntos del interior del país –Tierra del Fuego será la única provincia sin representación- inicien su año calendario nacional, el Torneo Argentino B experimentará su décima temporada desde su reestructuración, realizada a mediados del año 2004.
Diez años de una competencia que fue de mayor a menor, y que sintió su mayor desbarajuste en las últimas tres ediciones si se tiene en cuenta que, entre 2011 y 2013, el certamen pasó de 48 equipos a 136, casi el triple.
El certamen tuvo una ¿lógica? de disputa durante los primeros siete campeonatos, donde los 48 conjuntos fueron sido divididos en seis, siete u ocho conjuntos, dependiendo de la temporada en cuestión. No obstante, siempre se mantuvo en constantes modificaciones la cuestión vinculada al sistema de clasificación a instancias superiores y la definición de los descensos. Con el correr del tiempo, el pedido de cambios de formato de disputa empezó a tomar forma en varias de las instituciones participantes, siendo uno de los principales argumentos que los elencos se enfrentaban en varias ocasiones –cuatro- con los mismos rivales.
El torneo sufrió una especie de transición en la edición 2011/2012, donde el Consejo Federal –en adelante, CFFA- aumentó la cifra a 60 participantes, pero sufrió un primer cambio estructural para la temporada entrante cuando la competencia de ascenso se transformó en centenaria respecto de sus protagonistas. Regionalización para cuidar la economía de los clubes y la no reiteración en cuanto al enfrentamiento de rivales, fueron las principales banderas que enarboló el CFFA a la hora de explicar un campeonato que perdió nivel de juego y seriedad organizativa.
En lo deportivo, el campeonato pasó de jugarse de cuatro a dos ruedas a partir de poseer mayor cantidad de conjuntos por zona. Lo que si se mantuvieron, en líneas generales, fueron las chances de subir a un cada vez más lejano Argentino A: mientras que 2011/2012 entregaba dos ascensos directos y un par de promociones, en 2012/2013 sólo dio tres boletos para saltar de categoría de manera directa, a la que se le agregó una cuarta sobre la marcha, a fines de nivelar el Argentino A.
Lo que evidentemente el CF obvió en su explicación es que, en los últimos años, el Torneo Argentino B se transformó en un campeonato económico más que deportivo y es en esa variable en donde se encuentra la respuesta exacta a los que se preguntan el porqué de tan caótico certamen.
La versión 2013/2014 contará con 136 instituciones, los cuales pugnarán por tres ascensos directos. Diez años atrás, cuando todavía no existía el actual Torneo del Interior, el Argentino B programaba su edición 2004 para principios de enero con 128 protagonistas para aspirar a dos ascensos y un par de promociones. En consecuencia, cambios más, cambios menos, el certamen parece volver a lo que era. Sólo que ahora se juega durante diez meses –salvo en la zona sureña, cada conjunto jugará como mínimo dieciséis partidos-, posibilitando así una mayor recaudación afista.
En ese contexto, dos ilusiones ligueras ya están en marcha. Estudiantes, armado como para despegar definitivamente del improvisado certamen, y Alianza de Coronel Moldes, quien seguramente intentará no alejarse en demasía de los objetivos planteados doce meses atrás, que le permitieron realizar una muy buena performance de la mano de Juan José Irigoyen.
Más por más igual a más
Más equipos, más partidos, más dinero. Tan lineal como directamente proporcional. Así de simple es la cuenta matemática. No llega a ser una ecuación, no hay incógnita que develar. El Consejo Federal del Fútbol Argentino implementó una nueva reestructuración del Torneo Argentino B con fines netamente recaudatorios. La explicación está engendrada en el Reglamento de la cuarta categoría del balompié “chacarero”. Allí el Artículo 60 detalla que “en el transcurso de la Primera Fase del certamen el equipo local debe aportar 1.750 pesos al CFFA en carácter de aporte al sistema de aranceles fijos. A partir de la Segunda Fase el importe aumenta a 2.125 pesos por partido”. En consecuencia, una vez que finalicen las primeras dos fases del campeonato, 2.714.000 pesos llegarán a las arcas del CFFA gracias al aporte de los clubes participantes. A ésta cifra se sumarán 89.250 pesos provenientes de los cruces de play offs correspondientes a la Fase 3 (24 partidos), Fase 4 (12 partidos) y Fase 5 (6 partidos).
Más aún, abrir un estadio para acoger un partido de Argentino B cuesta alrededor de 20 mil pesos. El club anfitrión deberá abonar el seguro de espectador (5 pesos por entrada cortada), costear el control antidoping (180 pesos), pagar el aporte al CFFA, destinar un porcentaje de las entradas vendidas a las ligas y federaciones adherentes, cubrir los gastos de la terna arbitral (mínimamente ronda los 6 mil pesos), ambulancia (400 pesos) y operativo policial (250 pesos cada efectivo). Los clubes se desangran por jugar con el sueño de escalar en la pirámide del fútbol argentino mientras los de arriba confeccionan torneos a la medida de su negocio y en nombre del federalismo como valor agregado. El pasado 14 de agosto, Alfredo Derito (vicepresidente del CFFA y presidente de la Liga Sanjuanina), en diálogo con Interior Futbolero Radio, le puso letra a los números antes expuestos: ”Deportivamente no es correcto invitar a tantos clubes pero como es un torneo amateur, de aficionados, en donde todos quieren jugar sin tener la real dimensión que es un torneo largo, costoso y que hay que estar en condiciones de afrontarlo económicamente”.
Fase 1: 1.125 partidos x $1.750 = $ 2.136.000
Fase 2: 274 partidos x $ 2.125 = $ 582.250
Fase 3-4-5: 42 partidos x $ 2.125 = $ 89.250
Total: $ 2.807.500
Los ligueros, a la Zona 10
Estudiantes y Alianza animarán la Zona 10 junto a Jorge Ross de La Carlota, Fútbol Club Tres Algarrobos de Tres Algarrobos –invitados-, Jorge Newbery y Sportivo Rivadavia de Venado Tuerto, Alumni de Villa María –descendió del Argentino A-, Ferro Carril Oeste de General Pico y Jorge Newbery de Villa Mercedes –ascendió desde el Torneo del Interior-.
Jugarán todos contra todos, a dos ruedas, clasificándose a la próxima instancia los cuatro mejores del grupo. Los dos últimos perderán la categoría. En la Segunda Fase, los 59 clubes se dividirán en ocho grupos. En caso de arribar a esa etapa, los representantes de la Liga Regional integrarán una zona de seis conjuntos –G o H- junto a elencos provenientes de la provincia de Buenos Aires. Si sortea/n dicha instancia, deberá/n pasar tres playoffs para ascender al Argentino A. Entre zona clasificatoria, segunda instancia y playoffs, Estudiantes o Alianza tendrán que afrontar treinta y dos encuentros para subir a la categoría superior.
Altas y bajas
De los 136 protagonistas del Argentino B, 43 son invitados para la temporada que se avecina. Además, 6 instituciones decidieron no continuar en la competencia: Atlético Rosamonte de Apóstoles, Alvear Foot Ball Club de Intendente Alvear, Jorge Newbery de Comodoro Rivadavia, Jorge Gibson Brown de Posadas, Club Atlético El Linqueño de Lincoln y Huracán de Tres Arroyos.
* Artículo publicado en Revista Contragolpe de agosto de 2013.