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Cuando se debate sobre el fútbol formativo se dice que el resultadismo lo invadió todo y que la clave está en volver a "jugar al fútbol". Esta idea implica una relación compleja entre "juego" y "deporte" que es necesaria explicar para profundizar la discusión. Intentaremos aquí desentramar esta idea para aportar una nueva arista a la pregunta de qué hacer con las divisiones menores.
En ediciones anteriores de Contragolpe hemos desarrollado distintas aristas de la problemática que se vive hoy en el deporte en general y en el fútbol en particular, referida a las presiones que sufren los chicos en las divisiones inferiores. Mucho se insiste en que la búsqueda del resultado ha conllevado una pérdida del objetivo de recreación que tienen los deportes en su origen. Es esa veta lúdica de los deportes la que indagaremos aquí.
Según los especialistas en educación, el juego como actividad social, es uno de los ámbitos en los que la socialización de los jóvenes se lleva adelante. Por ende, en el desarrollo de estas actividades se ponen en juego los valores que van a guiar. Ivana Rivero, profesora de la Universidad Nacional de Río Cuarto que el momento del juego representa una situación de tensión permanente del niño para consigo y para con los otros. "Es enorme el impacto que tiene y muy grande es el impacto que tienen las situaciones que llamamos juego. El impacto para el ámbito de la socialización es enorme porque el hecho de estar con otros construyendo un espacio te obliga a tomar elementos de la vida social: construir acuerdos, ensayar permisos, mostrar las ansiedades personales, respetar las del compañero. Aunque no haya una intencionalidad adulta de por medio la socialización es muy importante".
En el mismo sentido, pero haciendo referencia al deporte, César Torres en su libro Gol de Media cancha, escribe lo siguiente: "A pesar de su aparente simpleza el deporte es una práctica social compleja y plena de desafíos. Por un lado, nos permite ampliar nuestro horizonte de posibilidades y expectativas, tanto individual como colectivamente. Por el otro, nos expone, muchas veces ferozmente, a contradicciones, perplejidades y ambigüedades". Torres, señala que en el deporte conviven la virtud y la trampa a cada momento siendo importante poder discernir como se da este proceso.
Por lo dicho, es ineludible la relación que poseen deporte y juego en su importante rol para el desarrollo de la vida del hombre. Su cercanía es tan fuerte, que en ocasiones utilizamos estas dos palabras como sinónimos, de hecho, la mayoría de las veces que indicamos que vamos a llevar adelante una práctica deportiva decimos que vamos a "jugar" a algo. Ahora bien, sabemos la definición de cada una de estas palabras cuando las usamos? cual es la conexión que existe entre estas prácticas? son lo mismo?
Rivero describe que la relación entre juego y deporte es muy cercana y a veces es difícil separarlo. "En principio, todo deporte nace en un juego, o sea que en la fibra interna de cada deporte hay una estructura lúdica. Ahora, no en todas las instancias deportivas se recuperan esas raíces lúdicas y el deporte sería un tipo de juego competitivo llevado a la excelencia, de manera tal que los comportamientos, de alguna forma, son previsibles, están pensados y hasta estipulados.", explica Rivero agregando que el ámbito del juego es más contenedor que el del deporte.
Asimismo la Doctora en Ciencias de la Educación aclara que mas allá de la interrelación existente entre los dos conceptos, resulta necesario explicitar claramente sus diferencias y remarcar que el momento de juego y el de entrenamiento deben distinguirse. "En el espacio del entrenamiento estamos recreando situaciones que nada tienen que ver con el juego. Cuando hay un partido, se dice que se "juega" un partido y sin embargo los jugadores tienen la tremenda presión de aplicar lo aprendido en las situaciones de ejercicio para tener éxito. Tienen muy poco margen para jugar, para animarse a crear situaciones distintas, para mostrar situaciones distintas porque están muy ajustados al deber ser y al deber hacer del deporte".
La raíz lúdica de estas actividades esta tan interiorizada que suponemos que siempre está presente aunque haya puntos en juego. Sin embargo, si tenemos en cuenta las presiones que se producen en nuestra práctica deportiva habitual, esa internalización ha hecho que el juego pase a un segundo plano y la competitividad surja como el gran incentivo. El avance del resultado como objetivo central se observa de manera significativa en las canchas de inferiores donde los chicos se ven forzados desde distintos lugares para "sumar puntos" sin importar si disfrutan lo que están haciendo, obviando totalmente la idea del juego.
Para Rivero la competitividad puede conllevar a la pérdida del juego, cuestión que preocupa mucho en el ámbito de la educación física y deportiva. Por otro lado, describe que uno de los antídotos para este empobrecimiento de la parte lúdica lo tienen los propios participantes, ya que cuando recuperan saberes técnicos primarios están trayendo al juego de vuelta. "Cuando hay excelencias motoras en el accionar del juego renace de nuevo el espíritu lúdico. El que tiene maestría en el dominio de las habilidades se puede animar a hacer cosas nuevas y romper con todo lo demás".
Torres describe que la perdida de los valores de juego se debe, entre otras cosas, a como se produce la enseñanza del deporte. Indica que a la hora de instruir a los jóvenes cada vez se les da más lugar a cuestiones que tienen que ver con formas de aprovechamiento de los límites del reglamento que a los saberes técnicos. El que ha tenido chances de observar partidos de inferiores debe haber notado que, en algunos casos, se hace más hincapié en agarrar a un rival o fingir que en dar bien un pase. Ejemplos como estos nos dan la pauta que el discurso de la "avivada" y el del "todo vale" han ganado un terreno exuberante.
Para Rivero la clave para mantener el espíritu lúdico del deporte está en el modo en que se trabaja con los jóvenes. Recalca que el aprendizaje de lo técnico es alcanzable para todos y que a través de los mismos se pueden enseñar cosas que van más allá de lo deportivo si se realiza de manera responsable. "A veces los grandes cometemos la aberración de llamar juego a situaciones que no se acercan a lo que los chicos están llamando juego, entonces eso genera un desfasaje en el chico que hace que le resulte muy difícil acompañar la situación de juego".
En el debate sobre el momento de presión que se vive en divisiones inferiores Rivero resalta el rol que ocupa el profesor, "Tiene que haber convicción de parte del entrenador, que mas que entrenador, en las divisiones inferiores es profesor, porque ahí está la diferencia. El entrenador tiene los ojos puestos en el rendimiento del equipo en función del año calendario y de las competencias que tiene, está subido a una exigencia de rendimiento que le hace perder de vista a veces la formación del deportista que tiene en ese equipo. En las divisiones inferiores hoy la discusión debe ser esta, porque los clubes piden ese rendimiento, sin embargo fíjate vos que se buscan profesores de educación física para esas divisiones y eso es porque se dan cuenta que es necesario formarlos, que no hay que quemar etapas. Hay nenes con los que vos charlas que tienen 12 o 13 años y te dicen que para el fútbol no sirve y no puede ser que un nene que tenga esa edad haya quemado su instancia de prueba, de reconocimiento, de explotar las habilidades motoras.
El rol de los entrenadores es uno de los aspectos que más se debate cada vez que se produce un hecho violento en las infantojuveniles, pero otra de las figuras a la que se le debe prestar atención es a la del árbitro. Para Rivero, la imagen de quien imparte las reglas es muy importante para los chicos, por ende aquellos que tengan esta responsabilidad son los que deben dar el ejemplo frente a los jóvenes.
El escritor Torres señala que para repensar rol que hoy juega la competitividad en los jóvenes y en su entorno, uno de los aspectos que debemos tener en cuenta es el formato de los torneos de inferiores. Ivana Rivero menciona que un modelo distinto en nuestra ciudad lo da la liga de básquet ya que "muestra esquemas de competencia infantiles que no son las esperadas por una liga profesional, entonces desarma un poco la idea de lo que se vive y lo que se transmite por tv incluso. Fijate vos que se consume mucho esa violencia. Hay otros deportes que se están esforzando por desarmar y mostrar que hay otra manera de llevar adelante la enseñanza de la disciplina, sin que sea necesariamente un momento de exhibición, un momento de competencia. Hay campeonatos de básquet en que los que ganan son aquellos que hacen la mejor jugada. Se está premiando otra cosa y estas enseñando en ese premio muchas otras".
Deporte y juego son conceptos que se pueden y deben pensarse juntos. Esto no quiere decir que sean lo mismo, pero sí que el deporte no puede ser pensado sin esa raíz lúdica que lo identifica, sobre todo en las divisiones inferiores. El ámbito de juego es para los chicos un espacio en donde se aprenden y se desarrollan herramientas claves para la vida social. No se puede dejar que las presiones y el resultadismo invadan el esparcimiento. Es cierto que deporte y juego no son lo mismo, pero es nuestra responsabilidad que los niños no pierdan la alegría que significa "jugar".
Por Agustín Hurtado Bertorello
* Artículo publicado en Revista Contragolpe de noviembre de 2013.