Lo necesitaban, lo anhelaban. Es que lo sufrieron, lo padecieron durante mucho tiempo. Estudiantes cortó la racha adversa que acarreaba ante Atenas en el Argentino B y su festejo fue acorde a todo lo que el plantel sufrió por los seis partidos de sequía (cinco derrotas y un empate) ante el clásico rival en las últimas dos ediciones del certamen nacional (a ellos se le suman dos partidos sin triunfos en la temporada 2004 , en donde empataron en dos ocasiones).
En estos casos, en donde aparte de los tres puntos se juega el honor y la ‘chiqueneada’ de la semana, poco importa la forma, sí el contenido. Lo realmente importante y valorable es ganar. Y mucho más para el equipo de Hugo Mattea, a quien la palabra Atenas se le había transformado un estigma. Un peso pesado difícil de sobrellevar, pero que ayer terminó de sacarse de encima con el triunfo 1-0.
El mejor comienzo de Atenas, la presión, la practicidad para encontrar y aprovechar los espacios que dejó su rival, un par de chances de Gatto y una enorme atajada de Mancinelli signaron la primera media hora clásica. Hasta que Mauro Búffali –inteligente- llegó hasta el fondo, entró al área y, percibiendo de la barrida del defensor Alcíbar, buscó el contacto y… penal dijo Sergio Victorino. Penal y gol, es gol en Estudiantes cada vez que los patea Nicolás Rodríguez, por eso el “celeste” ponía la primera estocada.
Fue un duro golpe para Atenas, que no supo cómo reaccionar, mejor dicho reaccionó pero por los caminos equivocados. Salió sin miramientos en pos del empate, perdió el orden y casi le cuesta caro. Antes de finalizar la primera etapa, Luis Di Santo hizo temblar el arco de Bardín con un pelotazo devenido de una contra en la que quedó cara a cara con el “1” de Atenas.
El pitazo final de Victorino determinando el final del primer tiempo fue lo mejor que le pudo pasar a Atenas, que empezó mejor parado, pero que no supo absorver el impacto del 0-1.
El complemento se inició como era de esperar. Atenas volcado al ataque y Estudiantes agazapado para meter alguna contra salvadora. Fue, por momentos, avasallante lo del “albo” en los primeros 20’. Contó con al menos tres chances nítidas de gol, pero la impericia de Damiani, el “cara” López y Gatto para definir, más la enorme figura de José Mancinelli, hicieron que Estudiantes preserve la ventaja. Esa fue quizá el gran mérito de Estudiantes, aguantar el cero en su arco en los momentos más críticos del juego. Porque después de lo 25’, el “celeste” pudo controlar a un rival que empezó a perder fuerzas e ideas con el correr los minutos. Ahí, el equipo de Hugo Mattea empezó a herir a Atenas en cada una de las contra que pudo hilvanar. Y por esa vía, contó con tres chances muy claras para ampliar su ventaja.
Los últimos minutos encontraron a Atenas volcado masivamente al ataque (ya parado con tres en el fondo, tres puntas y Damiani de delantero) y con algunas fichas por jugar. Con pelota parada cargó una y otra vez, pero enfrente tuvo a un anoche imbatible arquero “celeste” y un racimo de jugadores aferrados a un resultado que terminó premiando el oportunismo de Estudiantes para golpear en un momento oportuno y luego sujetarse con uñas y diente a esa ventaja.
La tónica del clásico 7 fue similar a la de otros clásicos, (jugado con mucho sentimiento, al límite, pero con lealtad) pero esta vez la balanza se inclinó para el lado de Estudiantes, que cortó una nefasta racha ante Atenas y encima se ilusiona: está segundo y a un punto del líder “albo”.
Redacción Al Toque