Sergio Rolando fue pedalista olímpico en Barcelona ‘92 y hoy muchos ni lo recuerdan. En diálogo con Al Toque Deportes contó las sensaciones que le dejó su exitosa carrera deportiva a pesar de las dificultades económicas y la poca difusión que se le da al ciclismo. Además, describió su experiencia de haber vivido en Estados Unidos.
Sergio Rolando, ciclista adeliamariense, está próximo a cumplir 42 años y, aún con edad de veterano, sigue corriendo frente a jóvenes de elite y siente las mismas ganas que cuando tenía 12 o 13 años y entrenaba en una plaza de su pueblo. El hombre que se sintió iluminado por Dios, vive el ciclismo como un estilo de vida y dice al respecto: “Yo le digo a los jóvenes que hagan deportes y después, si algún día te toca la varita podes trascender. Pero más allá de eso el deporte es algo que te forma como persona, te permite conocer muchas cosas que no se encuentran en otro lado”.
Vaya si es iluminado, que logró cosas que muy pocos alcanzan en su carrera deportiva, claro está, a esto lo hizo a base de mucho esfuerzo y sacrificio tanto propio como el de sus padres y un amigo, las personas que más lo acompañaron durante su recorrido. A pesar de las dificultades que se le presentaron en su carrera, el pedalista tiene en su haber dos campeonatos argentinos de mayores, campeonato panamericano juvenil, campeonato sudamericano en persecución por equipo, además representó a nuestro país en dos mundiales y un juego olímpico, aunque esto es sólo una parte de lo que logró en su exitosa carrera. Sus lauros le permitieron obtener reconocimientos como el de Revelación Clarín, un Olimpia de Plata en el año 1993, premio que entrega el Círculo de Periodistas Deportivos, y dos años consecutivos el galardón “Córdoba, cuna de campeones”.
A la hora de recordar sus inicios, no olvida que todo comenzó siendo un juego para él, hasta que con el tiempo fue tomando forma y lo llevó a ser quien fue. A la hora de hablar de lo que significó el ciclismo para él, resaltó: “Para mí es una pasión, es muy difícil dejarlo, hago sacrificios que por ahí no debería hacer por mi edad, pero son pasiones y las pasiones por ahí es difícil encontrarlas, yo la encontré en el ciclismo”.
- Desde muy chico mostraste tus buenas cualidades, de hecho fuiste campeón argentino siendo muy joven, ¿cómo te manejabas en esos momentos, eras consciente de lo que ibas logrando?
- No, no me daba cuenta de lo que hacía, era chico. En esos momentos era muy importante la gente que estaba a mí alrededor (el padre, el primo y un amigo). Esa alegría fue una de las más importantes de mi vida, salí campeón argentino en Mar del Plata. Nosotros íbamos bien preparados, además las condiciones estaban, pero nunca sabías como te podía ir. Era la primera vez que corría ahí. Fui campeón argentino, que es un logro muy importante porque una persona de Adelia María que esté en los medios de comunicación más importantes del país no era habitual. Fue una alegría inmensa. Cuando volví el recibimiento fue grandísimo. Luego, seguí corriendo mundiales tanto en pista como en ruta y siempre me fue bien: después de los 14 o 15 años estuve haciendo podio siempre, no bajaba del tercer puesto. Después había otras competencias donde medianamente me iba bien. Pero uno siempre apuntaba a los campeonatos argentinos donde, con escasos recursos, uno trabajaba con preparadores de la zona y competíamos contra los mejores del país, y poder ganar era una satisfacción doble.
- A lo largo de tu carrera lograste cosas muy importantes, pero se te presentaron muchas adversidades o dificultades principalmente desde lo económico que te llevaron a abandonar la actividad en 1997. ¿Cómo fueron esos momentos? ¿Cómo manejabas la situación?
- Fueron otros años, en el deporte amateur faltan políticas de estado por parte de los gobernantes así los chicos que se dedican al deporte como yo puedan desarrollarse sin dificultades. A mí eso no me redituaba económicamente nada, al contrario eran grandes gastos para mis viejos, que hicieron un gran esfuerzo y sacrificio, entonces las recompensas eran los títulos pero económicamente nada. Hoy en día está cambiando, pero estaría bueno que trabajaran para que los deportistas, el día mañana o mientras puedan, reciban una ayuda. Nosotros la luchamos mucho, contra muchas adversidades, principalmente cuando salimos a competir al exterior porque acá a nivel nacional somos todos iguales. Hoy por hoy las cosas se han nivelado un poco. Hoy hay más medios para acceder a todo, antes no. Viajar afuera era difícil, también conseguir las cosas que necesitábamos para mejorar el rendimiento y había que conformarse con participar.
En el 1997 dejé la pista de lado porque había que renovar materiales y no había dinero, quería hacer una diferencia económica y el deporte no me lo podía dar. Lo único que tenía era la bicicleta y quería tener una casa, tener algo más. Esas cosas fueron haciendo que me decaiga moralmente, vas bajando los brazos. Yo me decía a mí mismo 'hice todo, corrí un juego olímpico, campeonato del mundo y miro a mi alrededor y no tengo nada'. Veía a mi familia que se desvivía por mí pero creí que ya habían hecho suficiente para que yo corriera y me di cuenta que ya había dado todo, y más de lo que había logrado no iba a lograr. Mi carrera ya había llegado a la cúspide, ya no podía hacer más nada.
Así que me dedique a trabajar, dejé el deporte de lado, abandoné la actividad completamente. Debido a la situación económica, ya no iba a llegar a nada. Sí seguía corriendo quería estar en los primeros planos, ser competitivo, y los gastos ya eran muy grandes para mejorar mis tiempos, necesitaba medicina, mejorar la bicicleta para poder mejorar mis tiempos. Entonces dije, ‘para qué seguir si ya había cumplido todas mis metas’. Me retiré y me puse a trabajar. Pero son pasiones y eso queda siempre adentro, uno siempre piensa en dejar todo y volver a correr, pero después uno se da cuenta que ya estaba, entonces no podía hacer nada, no había dinero, tampoco conocíamos el exterior, no podía agarrar el bolso e irme.
- ¿Cómo viviste el hecho de haber ganado dos campeonatos argentinos como juvenil y después ser bicampeón argentino como mayor?
- Salí dos veces campeón argentino de kilómetro y después en el año 1993 pasé a mayores. Ahí ya es más lindo, uno es más grande y toma más conciencia, sabés lo que estás haciendo. Ahí estaba viviendo en Rufino, me entrenaba con Héctor y Sergio Galonetti -padre e hijo-, que me prepararon una buena bicicleta, había buen material y me dieron una mano muy grande para poder explotar las condiciones que tenía. En el año 1993 fui a competir en los campeonatos argentinos de mayores. Siempre tenía una falla, la preparación, el material, siempre faltaba algo para ganar, siempre estaba segundo o tercero. Y ese año anduvimos muy bien, en Esperanza hice record argentino y en el año 1994 vuelvo a ganarlo en Mendoza, y al año siguiente surgieron problemas, en parte económicos, ya que quienes competían conmigo tenían otras posibilidades y nosotros, para poder mejorar los tiempos, necesitábamos mucho dinero, entonces no pudimos participar.
- ¿Cómo fue el momento en que te enteraste que habías sido designado para representar al país en el mundial de Colorado?
- Fue muy lindo, mi primer experiencia en Colorado fue con 17 años. Ahí nos pagamos nosotros el pasaje porque la Secretaría de Deporte no nos daba la plata. Acá se juntó el dinero y pude viajar. Ese Campeonato Mundial Juvenil fue mi primera experiencia a nivel mundial, aunque ya había ganado un panamericano en Uruguay. En Colorado anduve muy bien, una lástima las condiciones que había y no poder explotarlas. Nos acompañó Galonetti, fuimos 20 días antes e hicimos un entrenamiento especial porque en Argentina era un desastre. Así mismo quedé séptimo en kilómetro a un segundo del primero, que no era tanto, era manejable. Pero faltaba de todo. Luego quedamos quintos en la persecución por equipo, y en vuelta puntuable quedé séptimo. Condiciones había, lástima que nunca se explotaron a su tiempo, además la gente que había alrededor no era la indicada, entonces lo hacíamos a pulmón, hacíamos lo que podíamos.
- ¿Cómo viviste la experiencia de haber sido ciclista olímpico en Barcelona 92?
- Es una experiencia de vida inolvidable, teníamos una mini ciudad para nosotros, que era la Villa Olímpica. Es algo que nunca en mi vida lo vi ni lo volveré a ver, era todo muy lindo, muy bien organizado. Llega la hora de competir y querés andar bien y hacer un buen papel, pero hacíamos un desastre porque estábamos lejos de todo, tecnología, preparación, materiales. Cada país tenía su masajista, mecánico y médico. Y nosotros no, nosotros éramos todo, mecánicos, masajistas, médicos. Lástima que la materia prima estaba y nunca fue explotada.
- Una anécdota que recuerdes de ese juego olímpico.
- En Barcelona 92 tenía solo dos ruedas para correr, entonces en el calentamiento pinché y me quedé sin. Son ruedas especiales, entonces Alexander, un dirigente del ciclismo argentino, tuvo que ir a pedir una prestada a la selección de Italia. Era más cara la rueda que nos habían prestado que la bicicleta que tenía. Un desastre, ahí sí te sentís mal, ibas a entrenar y te daba lástima sacar las bicicletas, veías las de los otros y parecían naves espaciales. Ahí te das cuenta de las diferencias que hay con el primer mundo, pero hacíamos lo que podíamos y siempre dimos lo mejor, nos divertíamos.
- Entre otros reconocimientos, recibiste un Olimpia de Plata, ¿esperabas ganarlo o te tomó por sorpresa?
- No lo esperaba, me llegó la invitación y fui, no esperaba que me lo den pero lo gané y estaba muy contento. Son cosas lindas que te llenan. El sacrificio que uno hace te lo recompensan, no es dinero, pero por ahí el dinero no llena los vacíos que uno tiene.
El hombre que supo estar en los primeros planos del deporte nacional, hoy se encuentra casi retirado de la actividad. Ya con otros compromisos, relegó un poco la disciplina deportiva pero siempre que puede sigue ejerciendo lo que para él es su profesión. Rolando hace meses se dio el gusto de comprar una nueva bicicleta de primer nivel y hoy le pelea brazo a brazo, pedal a pedal, al retiro. Lamenta no haber podido explotar al máximo sus condiciones pero agradece todo lo que le dio el deporte a lo largo de su vida y, a la hora de evaluar su carrera, el saldo es más que positivo.
Nota y foto: José González
Redacción Al Toque