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Compartimos un extracto del texto escrito por el periodista Ezequiel Fernández Moores en su libro “Breve historia del deporte argentino”.
Oscar Messina nació el 4 de abril de 1930. Popularmente conocido como "el Manco de Teodelina", por su ciudad de origen y por un sobrehueso que se le había formado en el brazo izquierdo debido a una fractura mal curada. Hijo mayor de una familia pobre, sin un riñón y sin una costilla por una tuberculosis que sufrió de pibe, el Manco fue rey en pueblos de Hunguelén, Pigüé, Bahía Blanca, Tornquist, Coronel Pringles, Lamadrid, Ingeniero White y Punta Alta, entre otros. Al Cabezón Papaolo, invicto de Colón, lo dejó iniciar ganando 11-1. Había ochocientas personas. Crecieron las apuestas. Terminó ganando 30-23. Se llevó 3800 pesos. "Al pedo yo no juego", decía". Iba a pueblos donde no lo conocían. "¿Alguien juega mano a mano?", irrumpía en el boliche. Nunca mostraba todo. Quería que el derrotado le diera revancha. Otras veces jugaba con un solo brazo. O jugaba solo con la derecha. Cuando la apuesta crecía, pasaba a la mano izquierda. Llegó a ganarle él solo a tres. Y a vencer a los mejores, campeones mundiales incluidos, a veces, con ocho medidas de whisky encima. Indisciplinado, furioso por una sanción, disparó alguna vez su Colt Calibre 32 largo. El Manco quedó afuera de selecciones olímpicas y mundiales y fue suspendido por 99 años. "¡Qué significado tiene suspenderme tantos años! Más que no poder jugar campeonatos oficiales -se enojó ante las autoridades- lo que me preocupa es que me hayan confundido con un elefante".
Murió el 11 de mayo de 2005 sin nada, en silencio y olvidado, aunque jamás se arrepintió de lo que había vivido. En los lugares por donde pasó dejó su sello y todavía algunos que peinan canas entre mate y mate en la plaza recuerdan los infinitos mitos y leyendas que rodean a la figura de este personaje único e irrepetible.