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26-03-2016 08:06

Por siempre “corchito”

Por Julio Rivoira (*)

En General Cabrera vivimos una jornada de inmenso y profundo dolor. Con apenas veinte años, falleció Fernando Costamagna, “corchito” o “corcho”, como lo llamábamos todos en el pueblo. Esa implacable y tan temida enfermedad llamada cáncer se cobró la vida de un extraordinario ser humano, que aprendimos a querer todos los que tuvimos el gusto de conocerlo y más aún aquellos que nos deleitamos viéndolo hacer lo que mejor le salía: jugar al fútbol.
“Corchito” era de los distintos, de esos que con una pelota en los pies te hacía gastar todos los aplausos. Él y el fútbol eran un solo ser. Con la “10” de Independiente Dolores, desde divisiones inferiores, ya se podía avizorar que teníamos que disfrutarlo porque él fútbol regional era un lugar de paso. “Corchito” estaba para jugar en las grandes ligas. Con talento y personalidad, esa conjunción que tienen unos pocos, lo veíamos ganar partidos, cargarse el equipo al hombro y sacar adelante un clásico… demostrar todo su linaje en el rectángulo sagrado.
Con esa calidez y simpatía que lo caracterizaba, se calzaba la camiseta y si eras defensor, era el rival que no querías enfrentar. Recuerdo llegar a la cabina para transmitir un partido, ver que en la planilla de primera división estaba él, “corchito”, y esperar ansiosamente verlo ingresar para ver qué podía hacer ese pibe que tantas condiciones tenía ante veteranos de mil batallas.
Hace unos años le llegó el momento de cambiar el rumbo en pos de cumplir su sueño de ser futbolista profesional. Instituto Atlético Central Córdoba fue el club que lo recibió y en el cual siguió desplegando su fantasía. Sin haber hecho todo el recorrido de inferiores en AFA, se ganó su lugar en La Agustina y entró en el corazón de todo Alta Córdoba.
A mediados del año pasado, mientras entrenaba con el plantel profesional de la “gloria”, sufrió la peor de las lesiones en una de sus rodillas: rotura de ligamentos. Esa lesión, que para muchos puede marcar el punto final de una carrera como futbolista, para él fue una final más que debía ganar y lo hizo. Se repuso y cuando estaba listo para volver se cruzó un nuevo obstáculo en su vida, el obstáculo que hoy nos lleva a escribir estas líneas.
Los sentimientos son múltiples. La impotencia es mucha y de muchos. No vamos a ahondar en los detalles de esa maldita enfermedad. Preferimos recordarlo como más nos gusta; gambeteando adversarios, con el arco entre ceja y ceja o pegándole a la redonda quirúrgicamente… Descansa en paz “corchito”… pero no por mucho, porque seguro que pronto habrá un “picado” y no cabe duda que el barba pisa y si gana, te elige…


(*) Periodista Deportivo de General Cabrera