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    Renato Cesarini 13 Toro Club (CM)
    CRC TCSD

10-04-2016 20:40

“El fútbol como juego hace a un niño feliz”

Diego Olarán replica la misión de la Escuela “Los Pulguitas” que este año celebra una década de trayectoria. “El resultado y la competencia se dejan de lado y se le da mayor importancia a la participación y el desarrollo del niño en cuanto a su integridad general”, destaca el director.

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Olarán: "Es mi vocación, es mi profesión, es lo que elegí, lo hago con gusto"

El sur de la ciudad respira fútbol mientras el último rayo de sol despide la tarde de otoño. En calle Hipólito Irigoyen, a media cuadra en perpendicular a General Mosconi, emerge ese clima potreril y de respeto en donde los pibes se divierten en un espacio verde que se abre espacio y rompe con la monocromía de las casas, galpones y construcciones del barrio. La escena pertenece a un día de la Escuela de Fútbol “Los Pulguitas” que este año celebra una década de actividad ininterrumpida. Diego Olarán, uno de los directores, le expresa a Al Toque Deportes sus sensaciones sobre actividad que el propio protagonista califica: “Es mi vocación, es mi profesión, es lo que elegí, lo hago con gusto y le dedico a pleno por los chicos porque me gusta verlos crecer y mejorar”.

Los inicios
“Hace diez años atrás surgió la idea de crear un escuelita de fútbol. En ese momento tenía un gimnasio con un pequeña canchita y trabajaba en el Colegio Concordia, en donde aún continúo, y a partir del pedido de los padres de los chicos por armar una escuelita decidí abrir y desde entonces estoy en este lindo camino”. Cuenta Olarán en relación a la génesis de la Escuela. Y agrega: “Además, surgió en un momento en donde ya había de dirigir inferiores y lo tomé como un ingreso más. Recuerdo que las inscripciones superaron lo esperado y tuve que salir a buscar un espacio más grande”. En cuanto a la ubicación geográfica, explica que “la Escuela siempre estuvo en el sur de la ciudad. Arrancamos en un lugar a media cuadra de la Liga Regional, en donde tenía el gimnasio, después nos mudamos a un predio ubicado a unas diez cuadras y ahora estamos de nuevo cerca del ex Hospital”. Olarán narra la importancia de la ubicación de la Escuela al cubrir un sector desprotegido de la ciudad: “Tengo la ventaja que muchos chicos y padres me conocen del Colegio Concordia en donde trabajo desde hace años y en la escuelita concurren todos vecinos del barrio. Calculá que cuando iniciamos en este sector éramos los únicos porque todavía no estaban clubes como Deportivo Río Cuarto, Juventud Unida y Rosario FC, que actualmente se sitúan en la zona sur de la ciudad.”
Olarán revela que la denominación de la Escuela “no tiene nada que ver con Messi. El nombre se debe a que a mí papá le decían el “pulga” y cuando mis hermanos y yo comenzamos a jugar al fútbol (los tres vistieron la camiseta de Atenas) nos decían “pulguitas”, por tal motivo no me quedó otra que poner ese nombre a la escuelita”. Y añade sobre el crecimiento del proyecto: “Al segundo año lo sumo a Fabio Bacaloni, por una amistad que ya teníamos de antes, y por su capacidad y llegada que tiene con los chicos no dudé en participarlo como socio de la escuelita. Fabio se dedica a los más chiquitos, con los que recién inician, mientras que yo estoy con los chicos más grandes”. Además, Jonathan Cabrera también compone el equipo de trabajo de la escuela que en los días de encuentro se suman los hijos de Bacaloni, Leandro y Stéfano, para dar una ayuda.

Aprender jugando
Olarán detalla cómo es el cronograma semanal en el Escuela: “Nos reunimos cuatro veces por semana, de martes a viernes, de 17 a 19 horas, en diferentes grupos. Los martes y jueves vienen los niños de jardín, segundo y tercer grado; mientras que los miércoles y viernes entrenan los chicos de primer, cuarto, quinto y sexto grado”. “Los Pulguitas” participan de los encuentros con otras escuelas de la ciudad en una Liga que crece año tras año. Al respecto, Olarán manifiesta que “en la Liga de escuelitas que participamos en Río Cuarto tenemos la misma filosofía, que es educar al niño a través del fútbol, entendido como juego y no tanto como deporte. Todas las escuelitas nos enfocamos desde el punto de vista en donde el resultado y la competencia se dejan de lado y se le da mayor importancia a la participación y el desarrollo del niño en cuanto a su integridad general”.

Vocación y satisfacción
“Desde chico llevo muy adentro al fútbol, tanto como jugador, profe y técnico, y hasta aún hoy sigo jugando en la Liga de Profesionales (viste los colores de Docente)”. Cuenta Olarán sobre su pasión por la “redonda” que él mismo define: “Es mi vocación, es mi profesión, es lo que elegí, lo hago con gusto y le dedico a pleno por los chicos porque me gusta verlos crecer y mejorar”. En relación al desarrollo de sus alumnos, dijo que “hace poco fui a ver un encuentro entre dos equipos del sur de la ciudad y había jugando entre 30 y 35 chicos que habían pasado por nuestra escuelita. Y así lo veo en otros clubes pero más allá que yo pierde jugadores en el plano laboral pero sin dudas que es un orgullo ver crecer a chicos que se iniciaron en ‘Los Pulguitas’”. Precisamente el director de la escuela focaliza sobre la satisfacción personal que genera el progreso de los chicos: “Ir a ver un partido de la Liga y ver que hay jugadores que salieron de la escuelita es un verdadero orgullo. Lo más gratificante es el reconocimiento del chico, el padre o el club hacia la escuelita porque eso significa que no se olvidaron de dónde salieron”. El final de la nota sólo queda por replicar la bandera que eleva la Escuela “Los Pulguitas”: El fútbol como juego hace a un niño feliz.

El dato: padres e hijos
La presencia de los padres observado a sus hijos durante la práctica semana es una imagen poca habitual. “El padre puede vivenciar el trabajo que se hace en la escuelita y el trato de nosotros hacia sus hijos”, explica Olarán y añade: “La presencia de los padres puede provocar que el chico se disperse o presta más atención en lo que dice el padre. Nos sirve para que el padre al lado del chico comprenda que la idea es participar, jugar, divertirse y no competir.”


Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque