Una frase atribuida a Jean Paul Sartre dice que un hombre es lo que hace con lo que hacen de él. Más allá de las discusiones filosóficas, la frase hace referencia a la capacidad que tiene el hombre de transformar la realidad. Sería como una respuesta en dirección opuesta al "no hay nada que hacer", idea muy desarrollada en estos tiempos. Esta última es el escape perfecto que tenemos en general cuando nos encontramos con una injusticia social. Es descargar responsabilidades en otro, como si nosotros estuviéramos por fuera de la sociedad.
Frente a esa respuesta cotidiana y general, aparecen cada tanto, "los transformadores". Si bien aquí no estamos hablando de las herramientas que permiten modificar cargas energéticas, estas personas tienen algo en común con estos artefactos, ya que sus prácticas convierten cuestiones problemáticas en oportunidades. Son actores que deciden involucrarse y darle un giro a la trama social. Son personas inquietas, que siempre ven al otro como igual, como alguien que puede avanzar codo a codo con ellos. Constantemente están buscando a otro "transformador". Eso fue lo que pasó en el Club Juan Bautista Alberdi. Un puñado de transformadores se encontró y decidieron simplemente hacer algo. Suena simple dicho así, pero implica cuestiones complejas, como poner en movimiento a todo un barrio y sumarlo en un proyecto colectivo con efectos positivos concretos.
Otra características que tienen los "transformadores", es que son optimistas. Por más que el viento les sople en contra, ellos siguen adelante y encuentran soluciones. La semana pasada el club sufrió hechos vandálicos inentendibles, que podrían haber significado un golpe muy duro para lo que se está construyendo allí. Pero este grupo de personas tomó el hecho y lo convirtió en una oportunidad. A los pocos días organizó un evento social y deportivo, que sirvió para agradecer la ayuda recibida y le dio más visibilidad a la institución.
Dentro de los "transformadores" del Juan B. Alberdi, están los profesores de educación física de COOPEF. Un grupo de estudiantes y egresados de la Universidad Nacional de Río Cuarto que consiguieron crear una red de lazos entre esa institución y la sociedad, cosa que muy pocos logran. Ellos tomaron lo que la entidad educativa les dio, lo pusieron a prueba en el terreno, lo desarrollaron y lo convirtieron en un proyecto inclusivo.
El deporte fue la excusa y la herramienta de acceso que utilizaron. El fútbol fue la llave para empezar a sumar a los chicos del barrio y subirlos a al colectivo imaginario. Otra vez, el deporte muestra su mejor cara, la de ser un motor social impresionante, que une voluntades y las hace crecer.
En tiempos en los que la realidad nos ofrece muchas situaciones que quisiéramos cambiar, pero no nos animamos porque creemos que no podemos hacer nada, que nuestras acciones no incidirían porque que no tenemos el poder suficiente, los "transformadores" invitan a ver las cosas de una manera distinta. El Club Juan B. Alberdi es una demostración de lo que la acción transformadora del hombre puede hacer con la realidad.
* Por Agustín Hurtado