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Opinión

29-07-2016 13:10

Cambio de época

Martín Herrera asumió en Fundemur tomando el lugar que durante 8 años tuvo Guillermo Amaya. El ex jugador de Estudiantes tendrá el desafío de comandar una de las áreas más complejas del municipio y definir las nuevas políticas deportivas de la ciudad.  

Martín Herrera, durante el reciente Torneo Interprovincial de Natación Máster.

Con la llegada de Juan Manuel Llamosas a la intendencia de la ciudad de Río Cuarto, Martín Herrera tomó el mando de la subsecretaría de deportes. Fue el fin de la era de Guillermo Amaya, luego de 8 años de estar al frente de Fundemur. El ex arquero enfrenta el desafío de tomar decisiones sobre el futuro de la fundación y, con ello, redefinir la estructura de la actividad deportiva en la ciudad.
Antes de terminar su mandato, el concejal Osvaldo Da Costa, integrante por la oposición del Consejo de Administración de Fundemur, hizo un balance de la gestión de Amaya en su cuenta de Facebook. En el escrito, el edil destacaba que los números y papeles de la entidad casi siempre fueron presentados a tiempo, e incluso el propio subsecretario puso en riesgo su patrimonio para que los empleados cobraran los sueldos. En ese mismo escrito, Da Costa hace referencia a los “berrinches” de Amaya. Esos que se presentaron públicamente cuando se enfrentó con Eduardo Scoppa por la cancha de hockey del polideportivo, o en sus interminables disputas con los presidentes de la Agencia Córdoba Deportes.
Las dos anécdotas sirven para caracterizar la gestión de Amaya. El personalismo del “momo”, expresado en su carácter, se hizo sentir siempre. Para lo bueno, como discutir con el intendente para conseguir más fondos, y para lo malo, enfrascarse en peleas sin sentido con cualquiera que tuviera una visión diferente.
La cancha de césped sintético del Polideportivo Municipal y el apoyo a programas sociales como el “Boxeándole a la calle” son hitos positivos en los 8 años de la gestión de Amaya. Su mala relación con la Agencia Córdoba Deportes y su discrecionalidad a la hora de repartir fondos serán los puntos negativos que siempre se le recordarán.
El desafío de Martín Herrera será lidiar con muchas de las complicaciones que tuvo Amaya. El área de deportes de la municipalidad cuenta con una compleja cantidad de empleados y modelos de contratación. En esa difícil maraña de convenios y acuerdos se van la mayoría de los fondos que aporta el municipio. Eso deja descubierto todo aquello que tiene que ver con la infraestructura. Ni hablar si surgen pedidos de clubes que compiten a nivel profesional y solicitan aportes porque representan a la ciudad.
Esta situación desnuda el principal problema que tiene hoy Fundemur, que es el no contar con los fondos privados que deberían llegar a la fundación. En realidad, el único ingreso que tiene hoy por hoy, es el que recibe de la municipalidad. Ya sea porque no se sabe “seducir” o porque los privados no tienen interés en ser seducidos, la modalidad no funciona.
Apenas asumió, Martín Herrera avisó que antes de tomar la decisión de continuar o no con la fundación, se tomará un tiempo para ver cómo está la situación hoy. A su favor tiene el apoyo de la Agencia Córdoba Deportes, cuestión con la que Amaya no contó. Esa puede ser una salida a corto plazo, pero no la solución eterna.
El primer movimiento del ex Estudiantes fue rápido y oportuno. El fin de semana pasado se realizó el Torneo Interprovincial de Natación Master en las instalaciones del Centro 11. Para la ocasión, Herrera consiguió los fondos para refaccionar la pileta y adquirir los andariveles. Estuvo presente durante el certamen, cumplió con el protocolo en la inauguración y no levantó mucho el perfil. Habrá que ver si esta movida marca el termómetro de su gestión, o si sólo tuvo que ver con ese primer impulso que tiene toda nueva conducción. Como sea, comenzó la era Herrera en Fundemur.   


Por Agustín Hurtado