En ciertos aspectos el fútbol es un reflejo de la vida misma. Hay cosas que tienen puntos en común. En breves lapsos temporales se puede pasar de la peor estadía terrenal a vivenciar momentos excelsos. Por eso, el fútbol y la vida son una rueda. A veces a algunos les toca estar en la parte superior, y en otras un poco más abajo, o bien en el punto de mayor depresión. Y en este último caso dicen que es fundamental mantener la tranquilidad y la convicción de que lo que se está haciendo es el camino que converge en el estado de gracia. Puede que insuma un buen tiempo, pero llega si es acertado. Es más, puede que haya que pasar obligadamente por lo más bajo para alcanzar lo más alto. Y Estudiantes lo sabe. Primero tuvo que sufrir (y mucho) para hoy disfrutar. Primero supo que debía dar muestras de hombría en momentos límites, para luego consolidarse en ese camino considerado –desde siempre- correcto.
Hace menos de una temporada futbolística que Estudiantes caminaba por la cornisa del descenso. Hace menos de una temporada que cada partido era una cruz muy pesada de sobrellevar. Hace menos de una temporada Estudiantes toleraba derrotas y rachas negativas que no hacían más que herir el ego y el espíritu de un grupo humano que salió a flote por obra y gracias de una levantada oportuna e indispensable.
Fueron los mismos actores los que soportaron tamaña situación. Fueron los mismos jugadores y cuerpo técnico que transitaron por la irritante (y muchas veces muy dolorosa) crítica periodística, de hinchas (propios y extraños) y colegas para arribar a este estado de anuencia. Y las caras son las mismas (más el agregado de un par de voluntades foráneas). Son esas mismas almas que lidiaron con la angustia, el fracaso ocasional, la desilusión de no cumplir con lo tácitamente acordado de antemano. Pero en el fútbol, como la vida, hay revancha. O mejor dicho, hay tiempo y oportunidades para la reivindicación. Claro que para ello ha uno de ser paciente y fiel a las convicciones. Y Estudiantes lo fue. Bajo esas premisas generales (y al orden y solidez futbolística en particular), el equipo de Hugo Mattea logró sobreponerse a las adversidades, dando muestras de estar a la altura de las circunstancias y de la historia de la camiseta que se defiende.
Y de ser uno de los siete peores equipos del Torneo Argentino B 2007/08 pasó a constituirse en el mejor de todos en la temporada 2008/09. Terminará la fase regular y Estudiantes llevará la “1” a la disputa de la Fase Final (con una racha que incluyó ocho triunfos consecutivos). De la Fase Final en adelante es otra es la historia. Puede que se logre o no el tan ansiado ascenso (en el fútbol al futuro hay forjarlo partido a partido, no se gana con los rótulos o las chapas), pero por todo lo debió sufrir y hoy está viviendo, es tiempo de disfrutar Estudiantes.
Foto: gentileza paginaceleste.blogspot.com
Redacción Al Toque