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Gimnasia - Charla Técnica

12-05-2017 17:52

“Es súper lindo ser referente de las más chicas”

En la segunda entrega de “Charla Técnica” presentamos la historia de Antonella Abataneo. La joven riocuartense cuenta cómo fueron sus primeros pasos en la gimnasia y el esfuerzo que demanda el deporte de alto rendimiento. Además, un balance de su carrera y los objetivos que se propone a corto plazo.

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"Es súper atrapante. Cuando me lesiono, no veo la hora de volver a entrenar. Es algo que necesito”, confiesa Abataneo en relación a la gimnasia.

María Antonella Abataneo nació el 12 de noviembre de 1996 en Río Cuarto. Con Eugenia Ficosecco como espejo en Central Argentino, ahora es la propia joven de veinte años la que tiene que dar el ejemplo a las más pequeñas. La misma que comenzó en las escuelitas de Estudiantes y ahora se encuentra en la elite de la gimnasia a nivel nacional. Esas son algunas características de Abataneo, una chica que rescata la perseverancia como su máxima virtud pero al mismo tiempo considera que su aspecto más flojo es el mental. 
“Comencé a los siete años en una escuelita de Estudiantes porque una prima había empezado. Antes no había hecho ningún deporte. Ahí fui un año y medio hasta que una profe habló con mi papá porque veía que andaba bien y le dijo que me llevara a un club que tuviera competencia como Central Argentino. Como a mí me gustaba competir fui a Central a hablar y me aceptaron. Estuve medio año en escuela y después ya me pasaron a competición. Empecé a competir a los nueve años. Siempre hice gimnasia, nunca dejé ni cambié de deporte”, comenta Antonella.
Si tiene que mencionar el motivo por el cual se inclinó por gimnasia en lugar de otro deporte no encuentra nada especial pero rescata: “No empecé por nada particular pero me sedujo mucho la adrenalina que sentís cuando hacés gimnasia. En la universidad hice todos los deportes pero en ninguno encontré esa sensación de volar, sólo me la dio la gimnasia. Eso es súper atrapante. Cuando me lesiono, no veo la hora de volver a entrenar. Es algo que necesito”.
Como lo mencionó, Antonella cursa una carrera de la Universidad Nacional de Río Cuarto y, según ella, no podría haber sido otra que alguna relacionada al deporte. “Ahora estoy en tercer año del Profesorado de Educación Física. Lo que me gusta es que en el profesorado no te forman para ser entrenador sino docente de educación física. La elegí porque no me veo haciendo otra cosa que dando clases de alguna actividad física”. Y explica la dificultad de hacerse tiempo para todo: “Hasta segundo hice todo al día. Ahora decidí dejar un poco de lado las materias, hago dos nada más. No es una carrera difícil pero lleva muchas horas de cursado. Si hiciera todas las materias no tendría todo el tiempo para entrenar. Además si arrancás desde temprano el día y vas a entrenar terminas muerta y no rendís”.
Cuando habla de entrenar lo dice con conocimiento de causa porque sabe que sin esfuerzo es muy difícil lograr los objetivos pero no reniega sino que lo valora de un modo particular: “Yo no me caracterizo por ser de las gimnastas más talentosas. Mi entrenador siempre me recalca que todo lo que logré es por estar todos los días entrenando. Desde que empecé a los nueve años a competir fui para adelante y era mucho esfuerzo, desde dejar de salir a las fiestas de quince hasta no poder juntarme con mis amigas o cargarme con un trabajo de la escuela por no poder juntarme con el grupo. Si realmente querés hacer deporte, esos esfuerzos los hacés. A veces mi entrenador me dice que muchos recalcan que es un sacrificio y un esfuerzo pero también se podría ver como un privilegio de algunas personas que lo podemos hacer. Quizás muchos querrían estar en mi lugar o en el de algún otro deportista y no pueden así que valoro eso ya que lo puedo hacer”, declara Abataneo.
A partir de eso, la cualidad más significativa de la joven cae por decantación y ella lo asume: “Creo que mi virtud es la perseverancia porque, a lo largo de todos los años que hice gimnasia, muchas veces me lesioné un día antes del torneo e incluso me pasó cuando entré a la selección. Ahora me volví a lesionar. Estoy con unos problemas pero nunca aflojé y siempre traté de superar todas las barreras que se iban presentando. Nunca dejo de ir al club por más que tenga un pie roto. Creo que con eso vas marcando la diferencia y te permite llegar a donde vos querés”. Sin embargo, expone cuál es su debilidad: “Lo que más me cuesta o tendría que mejorar es la parte mental. El año pasado empezamos a trabajar algunas técnicas de concentración y visualización porque a veces en gimnasia entrenás súper bien todo el año pero llega el torneo, te ponés nerviosa y te caés. Entonces en ese momento sentís que todo el esfuerzo que hiciste no sirvió para nada. Está bueno trabajar con un psicólogo deportivo que te ayude en eso para poder mejorar el rendimiento porque la competencia es súper mental, se trata de saber controlar los nervios. Si hiciste las cosas bien en los entrenamientos, no tenés que fallar”.
No todo es entrenamiento. La gimnasia es una disciplina que, valga el juego de palabras, requiere de mucha disciplina y eso implica hacer esfuerzos extra-entrenamiento. Abataneo cuenta las conductas que debe realizar para estar en el máximo nivel: “Me tengo que cuidar mucho con la comida. Tenés que mantener un cierto peso para rendir bien. En las concentraciones nos pesan y si aumentas un kilo es todo un tema porque te sentís pesada. Además si estas excedida de peso vienen las lesiones porque es de mucho impacto y las rodillas, los tobillos lo sienten”. Y añade otro aspecto importante: “También hay que tener muy en cuenta el descanso porque entrenamos muchas horas y si no descansas bien al otro día no rendís. Es muy constante ese trabajo no es sólo que te cuidas cuando vienen los torneos”.
Si bien dice que no tiene ídolos, valora mucho a los deportistas de alto rendimiento de cualquier disciplina e incluso confiesa: “Por ahí me molesta bastante cuando la gente critica a los deportistas porque hablan sólo desde su lugar”. En base a esto, Antonella rescata uno de los nombres que más influyeron en su carrera por el hecho de tener un referente a su lado: “Me ayudó muchísimo Eugenia Ficosecco. Hoy soy amiga de ella. Cuando yo era chiquita, Eugenia estaba en la Selección y mi profesor me ponía a entrenar al lado de ella. Siempre la tuve como un referente, quería ser como ella. La miraba todo el tiempo, veía todo lo que hacía. Siempre la vi como un ejemplo, me ayudó en todo. Fue muy importante el hecho de entrenar con un deportista de alto rendimiento porque podés ver ciertas cosas”. Sin embargo, ahora ese papel lo tiene que asumir la propia Antonella Abataneo y lo hace sin renegar: “Para mí es súper lindo que las más chicas me miren cuando entreno, ser referente de ellas. No siento presión por eso. Siempre fui una gimnasta que me gustó mucho entrenar, trabajar. Creo que hice las cosas bien como para dejarles un buen mensaje”.
Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa y así fue en el caso de la riocuartense, quien en 2014 ingresó ni más ni menos que en la Selección Argentina de gimnasia. “Entré por primera vez cuando tenía diecisiete años. Era bastante chica todavía y si bien había logrado lo que quería, estando ahí adentro se me hizo muy difícil. Fui sólo a dos concentraciones, las sufría porque allá no entrenan igual que acá. Acá mi entrenador, Sergio Manchado, es como mi papá y allá no. Entonces la pasaba mal y no quise estar más en la selección. Después pasó un año y medio, me cambió mucho la cabeza, empecé a disfrutar más lo que hacía, lo hacía porque me gustaba y no por otra cosa, entonces ahí me surgieron las ganas de regresar”. Sin embargo, la vuelta se produjo rápido: “A mitad del año pasado decidí volver a entrenar fuerte para ingresar a la Selección. Pensé que me iba a llevar más tiempo pero no. Nosotros teníamos programado que eso suceda a principios o a mediados de este año pero como estaba muy bien, mis entrenadores vieron eso, me fue bien en el Nacional y decidimos hacer el ingreso a fin de año. Me fue bien pero todo el trabajo estuvo abocado desde mitad del año pasado a eso. Pero ese es el primer paso, recién empieza”.
Por nervios y otras veces por mala suerte, Antonella tuvo que trabajar para superar varias lesiones e incluso lo está haciendo actualmente: “Ahora tuve un desprendimiento de isquioque, no fue por un golpe ni nada. Hice una pretemporada bastante fuerte y cuando fui a la concentración era muy intenso el entrenamiento. Yo venía con una molestia pero como era leve, la dejé y allá con el entrenamiento súper fuerte se me sobrecargó y la empecé a sentir más. Acá me hicieron un montón de tratamientos, nunca tuve una lesión común. Me hicieron varios tratamientos porque primero pensaron que era en el músculo isquiotibial y después vieron que era más en el hueso, en los cartílagos. Me hicieron un montón de cosas porque nada me hacía pasar el dolor. Ahora, por suerte, me encuentro mejor y estoy esperando para empezar de nuevo bien ya que en junio tengo un torneo nacional”.
Si bien Abataneo espera competir en el Nacional de Rosario que comienza el 3 de junio, deja en claro cuál es su prioridad: “Mi objetivo a corto plazo es mantenerme en este nivel y tratar de clasificar a torneos del exterior”. Y aunque sea muy difícil se anima a soñar con la máxima competición para un deportista: “Mi sueño es llegar a un Juego Olímpico. Es muy difícil pero nunca hay que dejar de soñar. Es difícil por el estado en el que está el país en la gimnasia”.
Por otra parte, Antonella Abataneo hace referencia al poco aporte que se le brinda a la gimnasia. “A mí ahora me está apoyando Deportes Río Cuarto pero por ahí esa ayuda se da cuando llegás. Antes es muy poco. Es un deporte muy costoso y todo te lo banca tu familia. Cuando quise volver a la Selección hablé con mis papás y les dije que iba a dejar un poco de lado la universidad, y que los que me tenían que seguir pagando todo eran ellos. Me apoyaron pero es todo un tema porque ponés en la balanza esas cosas y pensás: ‘¿qué hago? ¿estudiar o hacer este deporte que no me va a dar de comer en un futuro?’ Un montón de deportistas dejan por eso pero tengo la suerte de que mis papás todavía me pueden bancar”. Y concluye: “En el camino quedan un montón que no se los pueden pagar porque son un montón de gastos, las inscripciones, viajes, ropa, fisioterapia y todo lo que conlleva el deporte. Creo que esa falta de apoyo es a nivel nacional, sobre todo en la iniciación de los deportes y mucho más en los amateurs”.


Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque