Era cosas de arcángeles, de seres que vienen a modificar realidades desde algún lugar del espacio. Desde algún lugar de ese espacio, apareció el “ángel del gol” que tiene Estudiantes. Luis Di Santo. El mismo que se lesionó ante Juniors en el momento en que el arco empezó a abrírsele, volvió una noche y le otorgó el mejor premio a la pueblada “celeste”, que deliró con el agónico triunfo ante Atenas y se ilusiona con llegar a la chance de ascender.
“Me tocó a mi, pero lo importante es el regalo que pudimos hacernos nosotros y para la gente”, dijo en medio de un festejo alocado de un grupo de jugadores que desataron su lujuria tras el pitazo de Juan José Dardanelli.
“Había que ganar y ganamos. Lo fuimos a buscar siempre y por suerte esta vez tuvimos nuestro premios merecido”, amplió Di Santo.
Si bien la euforia invadió al pueblo “celeste”, el “coqui” dijo que “no hay que creer que hemos conseguido todo. Fue un triunfo importante que necesitábamos, pero todavía queda mucho por jugar”.
El clásico era 0-0, pero por esas cosas de los arcángeles Estudiantes terminó festejando.
Redacción Al Toque