En conmemoración del 7 de junio, con el legado periodístico de Rogelio García Lupo, conocemos al “che” Guevara en su faceta de periodista deportivo en los Juegos Panamericanos de México 1955.
Dentro de una jornada de conmemoración, de reflexión sobre la realidad del oficio y de análisis de la situación de trabajadoras y trabajadores, en este Día de las y los Periodistas retomamos el legado de Rogelio García Lupo, fallecido el 19 de agosto pasado, quien en su obra “Últimas noticias de Fidel Castro y el Che” recupera la afición de Ernesto Guevara por la fotografía y su paso por el periodismo deportivo.
Conocida es la pasión de Guevara por el deporte, con la práctica de 14 disciplinas a lo largo de su vida. No obstante, una vez recorrida la Patria Grande y conociendo la realidad de esa América profunda, el “che” tuvo una estadía -que parecía que sería por un tiempo prolongado- en México, a mediados de la década del ’50 que la vinculó al deporte desde otro ángulo.
“En septiembre de 1954 y escapando de Guatemala, Guevara llegó a México donde lo primero que hizo fue comprar una cámara fotográfica”, ilustra el imprescindible Rogelio García Lupo, quien añade que en el diario personal del rosarino, las páginas que ilustra esos años la fotografía es una constante y surge además como salida laboral ante la ausencia de una propuesta de trabajo relacionada con su profesión: médico.
Una de esas salidas laborales del “che” como fotógrafo estuvo destinada a coberturas para la Agencia Latina de Noticias, una experiencia argentina del gobierno peronista como forma de romper el hostigamiento de las grandes agencias internacionales, opuestas al gobierno del general. El vínculo a la Agencia Latina llega de conocer en la calle al jefe de la Agencia, el también médico, Alfonso Pérez Vizcaíno. García Lupo anota que para Guevara el trabajo en la esta agencia fue una salida laboral con desconfianza de la estrategia política y con dificultades para cobrar el trabajo.
El propio Vizcaíno le ofreció un cargo formal al “che” para la cobertura de los II Juegos Panamericanos en la ciudad de México, desarrollados entre el 12 y el 26 de marzo de 1955, “un acontecimiento que el gobierno peronista, con graves problemas políticos y amenazas militares, deseaba destacar ante la opinión pública”, destaca García Lupo, quien agrega: “Guevara cubrió la información cotidiana de los Juegos y los fotografió; sus notas gráficas se publicaron en los diarios argentinos aunque sin créditos, como era la costumbre de la época”.
Sobre esta experiencia, en una carta a su amiga cordobesa Tita Infante, el “che” evaluó y describió las actividades cotidianas: “Tenía el preciado cargo de redactor deportivo de la Agencia Latina, la que funcionaba con capitales emparentados con el Tata que está en la Rosada. Mi trabajo durante los Juegos Panamericanos fue algo agotador en todo el sentido de la palabra, pues debía hacer de compilador de noticias, redactor, fotógrafo y cicerone de los periodistas que llegaban de América del Sur”.
Argentina finalizó en la segunda ubicación del medallero de esos Juegos Panamericanos, sólo pasado por Estados Unidos e incluso por encima del anfitrión. La Agencia Latina se disolvió con la Revolución Fusiladora que revocó a Perón de la presidencia. García Lupo destaca que “dos años más tarde, cuando ya estaba en las montañas de Cuba y su nombre había comenzado a dejar paso al Che, Guevara volvió a hablar de aquellos trabajos de apuro y mal pagados en la Agencia Latina, con el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti. Entonces ambos descubrieron que habían trabajado para la misma Agencia Latina”.
A pocos meses de realizada la Revolución en Cuba -de enero de 1959-, la comunicación era esencial a la propuesta de una nueva sociedad: allí nació Prensa Latina, conformada, entre otros, por el propio García Lupo, Masetti y Gabriel García Márquez. A la vez, Cuba inició una política deportiva evidente, que pasó de conseguir 13 medallas en los Juegos Panamericanos cubiertos por el “che” periodista a las 134 preseas 20 años después en los Juegos de 1975 en la misma ciudad de México, con sólo 16 años del gobierno revolucionario.
Foto: www.prensa-latina.cu
Redacción Al Toque