Por Walter Viglione*
Sin el ánimo de ser apocalíptico encabezo esta nota con la certeza de que no vamos por el camino correcto cuando suceden este tipo de cosas, desagradables y peligrosas. Pasaron una cantidad de hechos y, felizmente, no llegaron a suceder otros que hubiese sido muy difícil de explicar al menos para quien esto escribe.
La jornada proponía un encuentro deportivo entre dos equipos de la Liga de Fútbol de Río Cuarto. En distintas posiciones y con distintas realidades pero en el mismo camino de este Campeonato.
No puedo soslayar lo que dejó el partido en sí entre Santa Paula de Carnerillo y Sportivo Municipal de Río Cuarto porque en ningún momento dentro de la cancha presentó anormalidades ni de juego ni de fallos arbitrales, más allá de los lógicos y normales reclamos.
La visita en el inicio de la tarde llegó con una delegación "muy nutrida" de dirigentes, interventor, cuerpo técnico, ayudantes, delegados, choferes, etc. que pululaban por la zona de vestuarios, en el trajín del comienzo. Mucha gente para una zona restringida que obviamente los árbitros deberían haber notado.
El fútbol dio comienzo y el desarrollo era "normal" El resultado una incógnita hasta los últimos minutos. Tal vez el local cometió el pecado de convertir un gol a los 40 minutos de la segunda etapa y "hacer tiempo". Esto hizo explotar a varios jugadores visitantes experimentados y con trayectoria que encendieron una mecha con sus airadas protestas y que luego se vieron en figurillas para contener.
En definitiva nada justifica las reacciones posteriores, nada explica los desmanes, ni aún una presunta jugada "ventajera". La alborotada hinchada de Municipal pasó de los gritos a las pedradas y luego a una "invasión" en la cual alrededor de treinta personas intentaron ingresar presuntamente a imponer justicia (¿justicia?) y cometieron todo tipo de atropellos, incluyendo algunos "extra-deportivos" sobre vehículos y propiedades.
Felizmente la hinchada local se limitó a resguardar niños y mujeres. A observar y rogar que todo se calmara. Otra hubiera sido la historia de haber una reacción. En ese aspecto felicito a jugadores, cuerpo técnico y dirigentes que se empeñaron en conservar la calma, más allá del temor lógico que se generó.
Por su parte la Policía hacía lo que podía y la terna arbitral resolvía suspender el encuentro. ¿Cabía acaso otra determinación?. En un rato pareció que todo se tranquilizó y volvió la calma. La gente comenzó a marcharse y la tarde fue cayendo, pero la angustia de pasar este tipo de situaciones, traumáticas y peligrosas todavía no se fue del tranquilo pueblo de Carnerillo.
Apelamos desde estas líneas a quienes tienen la responsabilidad intenten poner cota a estos hechos que van mucho más allá de lo deportivo y que son lamentablemente repetitivos al menos con este club. No pedimos nada extraño ni fuera de lo normal. Sólo queremos disfrutar en paz y en familia una jornada de fútbol a la que aspiramos la gran mayoría de los que participamos en la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto.
* Corresponsal de Santa Paula Club de Carnerilo.