Así define Julieta Mancilla a la disciplina deportiva que eligió como forma de vida. La riocuartense pasó por la sección “Charla Técnica”, habló de las particularidades del arte marcial y la experiencia que transitó recientemente en Uruguay, donde alcanzó cinco medallas en el 12º Mundialito IUSKF de Karate Do y Kobu Do.
Una riocuartense hizo ruido en Montevideo, Uruguay, durante los primeros días del mes de junio. Se trata de Julieta Sofía Mancilla (15/12/95), quien sumó cinco podios en el 12º Mundialito IUSKF de Karate Do y Kobu Do.
En una nueva entrega de “Charla Técnica”, la deportista repasó su participación en la cita internacional y habló de distintos temas en torno al karate: sus inicios, la pasión por la disciplina, la creciente población femenina en la práctica de la citada arte marcial y un anhelo muy especial
Mancilla es karateca desde los 8 años, paralelamente, hace kobudo y entrena en la escuela que lleva adelante Abel Rosales en la Vecinal Tiro Federal. En primera instancia, se refirió a la competencia ecuménica y describió: “Cada dos años se hacen mundialitos. Participaron Chile, Uruguay, Brasil y Venezuela, que pertenecen a la Escuela Shin Shu Kan. Nosotros fuimos quince competidores, acompañados por algunos padres”.
La riocuartense ganó en una especialidad, sumó dos segundos lugares y dos terceros puestos. De todos los logros, la 2º Dan resaltó el alcanzado en categoría mayores de karate, donde concluyó detrás de dos competidoras de Brasil. “Me inscribí en cinco categorías, cuatro de kobudo, de las cuales obtuve primer puesto en sai (NdR: arma característica de kobudo. También sabe utilizar otras armas como el nunchaku, tonfa y bo), dos segundos puestos y un tercer lugar. Y en karate do entré en kata, en categoría mayores, que es la más importante, y subí al tercer puesto del podio con brasileras”, comentó y puntualizó: “Más allá de los demás logros, el de kata fue muy importante porque la categoría mayores es la más complicada de todas. Y antes había estado en un mundialito en Brasil, y no había podido llegar al podio. Éramos quince competidoras y solamente tres argentinas, fue un logro bastante grande para mí”.
Además de lo ya expuesto, Mancilla ponderó ése tercer lugar en virtud del nivel de karatecas que tiene el vecino país, ya que entiende que es superior al de Argentina. “Los brasileros tienen un nivel de competencia muy bueno. Ellos tienen un torneo cada fin de semana, así que es bastante complicado competir con ellos. Pero creo que fue el primer mundialito después de muchos años en el que consideramos que Argentina tuvo más medallas que Brasil (NdR: la entrevistada explicó que aún aguardaban por los datos finales oficiales)”, expresó.
Su devoción por el karate
Julieta Mancilla estudia la Licenciatura en Trabajo Social -cursa cuarto año- en la Universidad Nacional de Río Cuarto y, como se citó anteriormente, su vínculo con el karate empezó muy temprano. Sobre sus inicios, recordó: “Vivo cerca de la Vecinal Tiro Federal, siempre pasaba con mi mamá y me llamaba la atención. Hice un par de cosas antes, jugué un tiempo al handball y fui a gimnasia artística, pero sentía que no era para mí. Así que empecé karate y no dejé más”.
Con el correr del tiempo, la deportista fue enamorándose cada vez más de la disciplina. Y su definición lo dice todo. “Es mucho más que un deporte: para mí, el karate es una pasión. Hablo todo el día de karate, sueño y me levanto pensando en karate. El grupo (de entrenamiento) es como una familia, los logros de uno son de todos. Y muchas personas, que tienen problemas familiares o en su vida, expresan que les quita mucho el estrés. Es como un cable a tierra”, sinceró.
La riocuartense explicó además que el arte marcial escogido como forma vida presenta dos aristas bien definidas: el karate deportivo y el karate tradicional. “La vida deportiva del karate llega hasta una edad y yo creo que todavía no llegué a mi máximo. Y creo que todavía lo puedo dar. Me gustaría llegar a un primer puesto en un mundialito, porque en los regionales y nacionales siempre me va bien. Y también me gustaría competir a nivel federativo, pero solo por la experiencia, porque sé que es un ambiente en el que necesita mucha plata para llegar”, comentó y añadió: “El karate tradicional es para toda la vida. Mi idea no sé si pasa por tener un dojo en algún momento, porque es complicado de manejar en relación a la gente. Pero me gustaría dar clases”.
Definiciones, al paso
> Sobre la población femenina. “En Río Cuarto hay muchísimas mujeres que lo practican, aunque son más los hombres. Cuando yo empecé siempre tenía una compañera y nunca coincidíamos en edad. Y en este momento, en mi categoría, somos tres en el dojo. Hay muchas nenas en el turno niños, hay cinco en el turno de adolescentes y por la noche somos cinco o seis también, que para un dojo es mucho. Ha crecido mucho a través de los años y, particularmente, nuestro profesor le da mucha importancia a eso: nos hace hacer exhibiciones, nos lleva a Córdoba y trata de fomentar el karate en las mujeres”.
> Karate, como disciplina y contra la no violencia. “Es un arte de defensa personal y puede ser tan buenocomo malo, pero depende de la enseñanza que uno tiene y de la lectura que hace de eso. A mí me gusta el estilo que hago y la escuela a la que pertenezco, porque siempre me han cuidado mucho. El principal objetivo del karate es aprender a defenderse sin lastimar al otro. Para nosotros, la violencia no forma parte del karate y la evitamos todo el tiempo, desde los pequeños hasta los adultos”.
> La falta de acompañamiento, una situación siempre compleja. “El problema que tiene el karate es que es un deporte al cual no se lo ayuda mucho económicamente, entonces tenes que juntar plata para viajar, para pagar el torneo, hospedaje, comidas, etcétera. Si bien uno por ahí busca sponsors, es un deporte en el que hay que poner mucho del bolsillo propio”.
Julieta Mancilla cerró la entrevista contando experiencias personales y colectivas. Su mamá, que la acompaña, la escucha atentamente y, con esfuerzo, logra disimular la emoción. Finalmente, la karateca completó la “Charla Técnica” contando un anhelo que la desvela: “Si en algún momento pudiera, mi sueño más grande es viajar a Okinawa con Abel. Se aprende mucho allá y es la cuna del karate”.
Redacción Al Toque