“Volveremos, volveremos...volveremos otra vez…”. Al son de un cántico conocido en Estudiantes en estas épocas de pobreza y anhelos frustrados, los hinchas entretejieron su deseo: volver al Argentino A.
Los interminables 1500 kilómetros de retorno de la Mesopotamia argentina, la recepción al pie de la virgen que acompaña al estadio Ciudad de Río Cuarto al triunfal plantel “celeste” mixturó la euforia propia (y lógica) de una gran victoria en una final ante un gran equipo como Crucero del Norte con la ilusión a flor de piel de un pueblo “celeste” sediento de éxitos. Esa euforia, esa ilusión, tiene su correlato con la valía de lo logrado en tierras yerbateras y con el futuro inmediato. No obstante, quiénes protagonizan esta historia que está próxima a llegar a su fin son muy conscientes de que a la leyenda le falta un capítulo por completar. Ése capitulo es quizá el fundamental, el que quedarán en la retina de todo el pueblo “celeste” que oficiará de corolario de un proceso casi perfecto. Pero falta escribir el desenlace de esa historia. Ya hay –con la enorme victoria 3-2 en Misiones- ensayos previos de un final feliz. Ahora habrá que rubricarlo y agregarle tinta indeleble a esos borradores gestados en tierras coloradas. Y para ello hay un camino que recorrer, que no habla de distancias cuantificables, pero sí de realidad, sí de sensaciones, sí capacidades e idoneidades, puestas al servicio de esa ilusión y deseo.
“Conseguimos algo importante en Misiones, pero nos falta un paso más que hay que dar para conseguir el objetivo”…ese es el pensamiento generalizado de un plantel muy atinado en su filosofía de entender los procesos (inculcados por el DT Hugo Mattea). Máxime cuando enfrente hay un rival de respeto como este Crucero del Norte que dio muestras sobradas valía individual y colectiva. Es por ello que no hubo derroche de optimismo surgido de algún alma que tiene la capacidad de modificar realidades dentro del verde césped. Es por ello que el festejo fue medido, mesurado. Pues, saben que la historia está enfilada rumbo a la gloria, pero para toparse cara a cara con ella quedan otros 90’ decisivos.
Franco Evaristi – Redacción Al Toque