Por Leonardo Gasseuy
Cuando Thierry Sabine se perdió en medio de las Dunas, pensó que podría encontrar muchísimas cosas pero nunca un grandísimo negocio. Francés, tenía 29 años en 1978 cuando en su moto corría el Rally Costa Azul – Costa de Marfil, se perdió en el Desierto de Tenere, lo rescataron de milagro, fue una proeza, cuando tuvo la certeza que sobreviviría con su nueva vida también nacería el Paris – Dakar.
A las 9:52 de la mañana del 11 de Setiembre de 2001 y cuando en Nueva York se desplomaba el World Trade Center y sus dos icónicas torres, el mundo sería testigo que a partir de allí, algo nuevo nacería y paradójicamente ese hecho fue quien empecería a matar el recorrido del Dakar por África, partida de defunción que no se llegaría a redactar por que los agrestes trazados de América del Sur rescatarían la prueba potenciando el negocio.
El Sahel es literalmente el corazón del continente africano, es la zona de transición intermedia entre la aridez total del Sahara y la rica sabana sudanesa, une los sistemas de producción de África y ha sido a través de la historia, el nexo social de cuanto acontecimiento se viviera en esa parte del mundo.
Ha sido la región donde más han crecido los grupos terroristas islamistas en los últimos años, ha pasado de ser un refugio favorecido por las condiciones geográficas y por la debilidad de un poder efectivo sobre el terreno a convertirse en campo de batalla de los yihadistas salafistas. En la década de los noventa comenzaron a instalarse en el norte de Malí los primeros terroristas procedentes de Argelia.
Eran las 20:00 del viernes 4 de enero de 2008, en el Marriot Hotel de Lisboa, Etienne Lavigne –Director del Raid- convoca una rueda de prensa para anunciar lo inevitable, el Dakar se suspendía por primera vez desde el inicio debido a la inestabilidad política que reinaba en algunos países de África, entre ellos Mauritania, que estaba llamada a llevar el peso de la carrera con más de un 60% del itinerario a disputarse sobre su territorio.
En ese tiempo, importantes grupos yihadistas africanos anunciaron que unen sus fuerzas y se fusionan bajo el nombre de Jamaat Nasr al Islam wa al Mouslimin, creando la organización terrorista más sólida del Sahel. El nuevo grupo queda bajo el mando del tuareg maliense Iyad Ag Ghali, uno de los terroristas más buscados en esta región africana. De esta manera, el yihadismo saheliano reorganiza sus fuerzas ante el incremento de la presión militar y Al Qaeda refuerza su posición ante la penetración del Estado Islámico en la zona.
Es esta la única y verdadera razón de la extrema mudanza. "El dispositivo de seguridad es bueno en Malí y no nos aventuramos en el norte del país. Para anular esas etapas es necesario que nos den argumentos precisos", dijo Lavinne. “El Dakar es un evento deportivo, pero sin el apoyo de los países es imposible de armar. Es un evento 100% político. Si no hay un interés de un gobierno para recibir al evento, queda totalmente descartado porque sería imposible armarlo”, vuelve a decir Lavinne.
Es la realidad, Argentina lo adoptó por flechazo, amor a primera vista, Perú está intentando conocerlo, Bolivia lo quiere enamorar y Chile lo desprecia.
El Dakar no es una competencia, es un mundo. Es el universo propio donde miles de voluntades transcurren su año pensando en sus quince días.
Los 18 mil dólares de derechos de inscripción para la categoría más económica, los cuatriciclos, constituyen apenas la punta del iceberg, ya que se le debe sumar la asistencia mecánica, los transportes, los gastos del visado, los teléfonos satelitales, el combustible y, por supuesto, la compra o el alquiler del vehículo.
En definitiva, reconocen desde dentro de la organización, que el presupuesto real para participar en motos y cuatriciclos está en los 180 mil dólares, mientras que para correr en autos hay que gastar 300 mil y en camiones 500 mil. Estas cifras, de todas maneras, pertenecen a los pilotos cuyo objetivo es participar y llegar a la meta, no ganar.
Las amenazas terroristas que generaron la duda y los dramáticos momentos del Marriot se olvidaron rápidamente, la reconversión nació y se solidificó al instante. La organización del evento corre a cargo de Amaury Sport Organisation (ASO), uno de los principales organizadores de eventos deportivos en Francia, y que desde 2008 también controla un 50% de las acciones de Unipublic, el organizador de la Vuelta Ciclística de España.
Por otra parte, esta organización forma parte del grupo de medios de comunicación Amaury, dueño de los periódicos l'Équipe (deportivo) y Le Parisien, dos de los diarios franceses de mayor circulación.
El análisis da cuenta de las razones de las mudanzas y sus enormes réditos, para más adelante nos quedan las muertes que el raid genera y los daños a la ecología y al patrimonio cultural del trazado. En el centro de África se siguen y seguirán discutiendo los mismos problemas ancestrales, por acá pasará el Dakar, se removerán las dunas y se levantarán miles de dólares.
Redacción Al Toque