Impresiones del transitar “celeste” en el Torneo Federal A 2017/2018, a horas de la eliminación -por penales- en las semifinales de la Fase Reválida.
El domingo 13 de mayo de 2018 quedará grabado en la mente de los cientos de hinchas “celestes”. Es que Estudiantes quedó a un paso de jugar una final por un ascenso a la B Nacional.
Pero la escuadra que representó a la entidad de Avenida España no logró torcer a Defensores de Belgrano de Villa Ramallo. A diferencia del cruce de cuartos de final ante Crucero del Norte, esta vez los penales favorecieron al rival, que llegó al desenlace de la Fase Reválida.
El verdugo es el mismo que siete años atrás, cuando el país se aprestaba a recibir la Copa América -que finalmente ganó Uruguay-, le generaba un porrazo grande al “león”, haciéndolo bajar -vía promoción- del viejo Argentino A al desaparecido Argentino B.
El elenco de Villa Ramallo supo hacer pie en la categoría, se mantuvo a lo largo de este tiempo y, en las últimas ediciones, ha sido protagonista de la lucha por los ascensos. Nada es casual. Mucho menos, que hoy esté a dos partidos de la categoría de ascenso más importante del fútbol argentino.
Enfrente Estudiantes. El que tuvo que batallar más de cinco años en la ya inexistente cuarta división del fútbol argentino para volver a codearse con viejos rivales, tales como Gimnasia de Mendoza, Juventud Unida Universitario de San Luis, Deportivo Maipú de Mendoza y Sportivo Desamparados de San Juan, por citar algunos de ellos.
El “celeste” viene de un proceso que arrancó a mediados de 2016 y que tuvo su primer gran festejo en diciembre de ese año, cuando superó a Independiente de Chivilcoy (goles de Comba y Sepúlveda) en las finales del Federal B y pegó el salto de categoría. Después de más de seis meses de parate, el “león” se aventuró en el actual Federal A y fue ganando confianza y adeptos con el transcurrir del certamen.
Una primera fase de menor a mayor, una enorme segunda instancia, un cruel transitar en el pentagonal y una más que meritoria performance en los playoffs, parecen describir una primera aproximación de la evidenciado a lo largo del año calendario.
Este recorrido generó una marcada expectativa en sus fieles. Y no es para menos. Este domingo, los “celestes”, desde temprana hora, empezaron a ilustrar la ciudad. Los pibes con la camiseta, algunos con banderas alusivas rumbo al estadio y la sensación de alegría / nerviosismo que se desprendían de algunos rostros en la zona de ingreso, describían un escenario bien sentimental.
Es que Estudiantes estaba cerca de algo grande. Y la gente lo sabía. En efecto, después de muchos años, un equipo de Avenida España, que queda eliminado, recibe un reconocimiento como el que el público le ofreció minutos después que Fernando Torrent convirtiera el penal que le dio la clasificación a Defensores de Belgrano.
Al mismo tiempo, el silencio de muchos y los murmullos de otros tantos convergieron a una dolorosa imagen en la zona local de vestuarios. Es que el golpe fue contundente. Tan contundente como el recorrido que hizo Estudiantes en la presente temporada.
La ilusión del ascenso quedó trunca y, con ello, dos apreciaciones. Es cierto que la sociedad exitista-resultadista olvida rápidamente a los protagonistas que no alcanzan un objetivo vinculado a un resultado deportivo concreto. Pero también es verdad que este equipo le “regaló” sonrisas a más de uno, “ofreció” presentaciones decorosas y, en virtud de ello, quedará grabado en la memoria del hincha.
Ese hincha que vio por la tele o escuchó por la radio el gol de Marcos Lamolla en San Luis, que posibilitó sellar la clasificación a la segunda fase. Ese que se frotó las manos cuando supo que su equipo había sido el mejor de la segunda fase. El mismo que maldijo a quien se le cruzara durante la noche de Central Córdoba de Santiago del Estero. El que volvió a ilusionarse en los playoffs. El que, en medio de todo eso, disfrutó a Pablo Aimar por la Copa…
Fotos: Al Toque
Por Pablo Amiot Gaspio