Jugamos en Israel. No jugamos. De amistosos y amistades. De selecciones, elecciones y negocios. El profesor Pablo Wehbe nos brinda una base para comprender el conflicto palestino-israelí, Jerusalén y eso que dicen que no se mezcla con el fútbol: la política.
“He instruido a las más relevantes autoridades a hacer todos
los preparativos necesarios para que el partido
tome lugar en Jerusalén, nuestra capital eterna.
Reitero mi invitación como anfitrión para
que sea mi invitado de honor durante el encuentro”
(Fragmento de carta enviada por el Primer Ministro israelí,
Benjamín Netanyahu, a Mauricio Macri.
12 de marzo de 2018 -negritas nuestras-)
Finalmente no se juega. El amistoso que debía enfrentar a la selección Argentina con Israel a horas del inicio del Mundial Rusia 2018 se pospuso (hasta nuevo aviso) tras una serie de movilizaciones, pedidos (desde el mes de abril) alertas y movidas políticas, reuniones de jugadores, dirigentes y empresarios. Así lo anunció este miércoles el presidente de la AFA, Claudio “chiqui” Tapia, en una conferencia de prensa devenida al anuncio que no alcanzó los cuatro minutos de duración.
“Paz” fue la palabra elegida por la máxima autoridad del fútbol argentino, para evitar dejar “pegada” a la selección (y a Argentina) en un reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, hecho sólo avalado por Estados Unidos (además del propio Israel) y rechazado por una gran parte de la comunidad internacional.
Pablo Wehbe, docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, nos permite historizar, pensar qué significa, cómo surge eso ahí, que la TV nos muestra fragmentadamente, borroso, con ruinas, desierto, explosiones, en aquel lugar que llamamos Medio Oriente. Concretamente, el conflicto palestino-israelí.
“Jerusalén está dentro de un territorio que era Palestina. Palestina era una provincia dentro del Imperio Otomano”, introduce Wehbe, y continúa: “Cuanto termina la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña y Francia -luego de los acuerdos Sykes Picot- acuerdan dividir el Imperio Otomano, se crea una nueva entidad política que es Turquía y el Imperio Otomano, en la parte de lo que hoy llamamos Medio Oriente¹”.
Como reconfiguración geopolítica tras la Gran Guerra (1914-1918), Francia y Gran Bretaña se reparten las influencias de la región: Siria, que luego separa El Líbano (lo independiza como un país con gobierno cristiano) bajo el ala francesa, mientras que Gran Bretaña acapara la zona que hoy es Irak, Jordania, Kuwait y La Palestina. “Palestina iba a ser supuestamente de control internacional, pero luego lo termina absorbiendo Gran Bretaña”, añade Wehbe y refiere a la decisión de un canciller británico, Lord Balfour, quien en 1917 dicta una declaración (denominada Declaración Balfour), que decía que estaban dadas las condiciones para un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina. “Eso implicó que judíos europeos, los ashkenazíes, se fueran de Europa a Israel y que chocaran con la cultura existente en ese lugar, inclusive con los propios judíos sefaradíes, que eran los judíos africanos que tenían la misma pauta cultural que el palestino”, explica Wehbe.
Pero aquí es importante una aclaración del profesor de la UNRC para no simplificar: “Cuando dicen que Israel está segregando a los palestinos, en realidad los que están gobernando Israel, que son los judíos ashkenazíes -los europeos-, también segregan a los judíos sefaradíes, porque los consideran menos. Es decir, no es todo tan simple y tan claro de judíos contra palestinos. Es el judío ashkenazí contra el resto. Inclusive, cuando se habla de Medio Oriente, el cristiano libanés es pro-israelí, los kurdos iraquíes y los kurdos sirios son pro-israelíes a pesar de ser musulmanes. No son pro-palestinos. Entonces, hay una cuestión histórica muy compleja”.
¿Cómo continúa el proceso histórico durante y desde la Segunda Guerra Mundial? “Gran Bretaña empieza a tener conflictos porque la tremenda emigración judía hace que los palestinos comiencen a levantarse. Los judíos se organizan militarmente, a través de grupos irregulares -hoy los llamaríamos terroristas- como Irgún o Haganá, que comienzan a defenderse de los palestinos y comienzan a atacar a los ingleses”, dice Wehbe y suma: “Luego del ataque de un grupo terrorista (Irgún, que capitaneaba quien luego fue primer ministro, Menájem Beguin) pone una bomba en el Hotel King David y mata a una cantidad de funcionarios, le dice a la ONU ‘hacete cargo vos, yo me voy’. Esto era 1945”.
La Organización de Naciones Unidas, “siempre fiel a su incapacidad de solucionar los problemas, ¿qué dice? ‘donde haya mayoría judía va a ser un Estado judío y donde haya mayoría palestina, va a ser un Estado palestino’. ¿Qué hicieron? Ese famoso dibujito que encontramos en cualquier página de internet, con los dos Estados divididos en tres, uno arriba del otro, donde Palestina tenía La Galilea (que es el sur de El Líbano), la franja que es de Gaza, pero además una parte más hacia el este y la parte de Cisjordania. Israel tenía el resto. Pero concretamente en la partición Israel se queda con el 54% y Palestina con el 46%, cuando Palestina antes tenía el 100%”.
Y en esa resumida historia está la ciudad de Jerusalén. Reivindicada por tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo y musulmanes) y planteada como ciudad internacional en la partición propuesta por la ONU. “Las tres guerras más importantes que tuvo Israel con los países árabes -la guerra del ’48-’49, la guerra del ’56 y la guerra del ’67- van quitándole territorios a los palestinos, pero además en la guerra del ’67 avanzan sobre Jerusalén occidental, pero respetando la parte de Jerusalén oriental que era la parte Palestina”, afirma Wehbe.
Posteriormente, prosigue el profesor, “son los gobiernos del Likud, partido de derecha, con Isaac Shamir primero, y luego Ariel Sharón, los que deciden absorber, incorporar a Jerusalén como parte del territorio israelí y trasladar la capital de Tel Aviv a Jerusalén”, y concluye: “Tel Aviv era la capital que la ONU había decidido y que David Ben Gurión también eligió como capital de Israel y cuando se iza la bandera de Israel el 14 de mayo 1948 es en esa ciudad”.
“Hoy ninguna potencia del mundo, con excepción de una torpeza tremenda del Presidente Donald Trump, reconoce, porque es un acto ilegal en contra de la normativa internacional, la designación de Jerusalén como capital de Israel”. Estados Unidos inauguró su embajada en Jerusalén hace un mes.
“Argentina tenía que haber sabido que el contexto político era complicado: primero porque se cumplían 70 años del estado de Israel, lo que implica 70 años de la 'nakba' o tragedia -en árabe- para los palestinos. Segundo, porque esa nakba, junto con el traslado de la embajada de Estados Unidos, fue seguido por un levantamiento en Gaza que lleva una enorme cantidad de muertos por la represión Israelí. En ese contexto no era saludable ni siquiera para la propia seguridad de los jugadores de la selección ir a Jerusalén”, comenta el profesor Wehbe, y agrega: “Hoy, ir a jugar, por más que sea un partido de fútbol, iba a ser leído como que Argentina estaba apoyando, avalando, estaba de acuerdo, o que por la vía del silencio, no le importaba la situación de los palestinos e íbamos a una ciudad en donde hoy se discute si es legítimo que sea considerada capital del Estado de Israel”.
De desprolijidades y falta de previsión vive el fútbol argentino. La previa del Mundial de Rusia, planificada por los contratos de la AFA y los derechos de televisión, dejaron lo deportivo fuera de la prioridad, otra vez.
¹ “Medio Oriente es un término europeo, porque para ellos es medio oriente, la mitad de camino hacia Oriente, pero para nosotros Medio Oriente sería África, pero como estamos colonizados culturalmente, adoptamos esa categoría”, nos aclara el profesor Wehbe.
Foto: diario Marca
Redacción Al Toque