Por Gustavo Coleoni *
Al momento de analizar la inesperada y grave derrota, sin ser despectivos, es importante decir que cuando la cabeza no está enfocada dependemos de la casualidad y no de la causalidad. Este inconveniente viene de hace tiempo. Mientras las otras selecciones ya tenían definido no solo su equipo, sino que además su estilo de juego, la nuestra no había definido quiénes iban a conformar la lista. Y esta desorientación se vio mejor expresada en los sistemas futbolísticos utilizados. Contra Islandia salimos a jugar como si enfrentáramos a una potencia y contra Croacia, con un sistema como si jugáramos con un equipo de menor jerarquía. Cuando la cabeza no está en su eje, para abajo puede pasar cualquier cosa.
Argentina me hace acordar a un equipo que pelea el descenso, y lo digo con conocimiento de causa. Un equipo que pelea el descenso se fortalece con arengas en la previa y, cuando el encuentro está 0 a 0, se mantiene en partido. El problema llega cuando te convierten un gol. Ahí cambia todo. Es un equipo que está al umbral de la explosión psíquica y del desorden táctico. Contra Croacia nos pasó eso. Era un partido muy táctico, en donde el rival controló muy bien a Messi. Nunca tuvimos las luces necesarias para este tipo de partidos. Y menos aún la tranquilidad. Se notaba en los rostros de los distintos actores.
Cuando Argentina se encuentra abajo en el marcador aparecen todas las inseguridades y la poquita fortalece que tenemos se derrumba. Hay cúmulos de errores en la conducción que nos están haciendo vivir este momento. Ojalá podamos clasificar, pero queda claro que nunca será de la mano de la sensatez, la planificación y la tranquilidad. Sampaoli no ha logrado transmitirle eso al plantel. Tuvo la oportunidad histórica de conformar un plantel nuevo, con jugadores jóvenes y no lo logró. Fue más de lo mismo. Ahora no nos queda otra que esperar lo que dicen los resultados.
* Director Técnico de Central Córdoba de Santiago del Estero