Por Leonardo Gasseuy
(San Petersburgo, Rusia).- Continuamos recorriendo San Petersburgo. Llegamos en un tren de alta velocidad desde Moscú en un viaje aproximado de seis horas. Es una ciudad muy bella y se constituye como uno de los centros históricos de Rusia.
En 1917 comenzó la rebelión bolchevique que decantó en la Revolución Rusa. Una ciudad admirable y majestuosa que tiene el símbolo de Pedro “El Grande”, el zar que vivió en Holanda y adquirió conocimientos sobre el mundo naval. Fue ahí que surgió su impronta de dotar al país de una flota naval de vanguardia que lo llevaría a transformar en un Imperio.
La ciudad aún mantiene viva la heroicidad total de haber soportado durante 900 días el asedio nazi sobre el sitio de Leningrado (antiguo nombre que llevó la ciudad durante el comunismo soviético). San Petersburgo es la Venecia del este por tener una gran cantidad de canales y tiene entre sus maravillas al Museo del Hermitage, la galería de palacios de los antiguos zares. El más importante de todos es el Palacio de Invierno: un lugar inmenso y maravilloso. Pero la cuantiosidad de su arquitectura está puesta de relieve en el centro histórico y en cada rincón que uno visita de San Petersburgo.
Redacción Al Toque