La entidad de Sampacho batalló hasta el primer cruce de la Zona Campeonato de Primera B y mejoró notoriamente su campaña en relación a 2017. Además, el cuerpo técnico encabezado por Maciel Arce y un grupo de jugadores del plantel llevaron adelante obras en el estadio Almirante Brown. El DT y la tesorera del club, Ana Gribaudo, brindaron un análisis del 2018 del “rojo”, que sufre los embates de la difícil crisis económica que viven buena parte de las entidades deportivas.
El Club Recreativo Confraternidad de Sampacho fue una de los equipos que hizo ruido en el Torneo Oficial de Primera B que, en las próximas semanas, conocerá quiénes son las dos entidades que pegan el salto de categoría.
El “rojo” quedó eliminado en el primer cruce de playoffs de la Zona Campeonato pero mejoró sustancialmente su producción futbolística en relación a la temporada 2017, recordando que en su regreso al fútbol de primera división había concluido en el último lugar de la tabla general.
El trabajo del cuerpo técnico liderado por Maciel Arce, dentro y fuera de la cancha, tuvo sus frutos y el conjunto de Sampacho logró acceder a la lucha por el primer ascenso.
En el primer emparejamiento fue superado por Sportivo Municipal en una serie que se vio empañada por incidentes ocurridos en el estadio Almirante Brown y que, en la revancha, no permitió presencia de público –solo de aquellos arriesgados hinchas de la “M”, apostados sobre los paredones-.
A la hora de realizar un balance, Al Toque Deportes dialogó con la dirigente Ana Gribaudo, actual tesorera de la entidad que preside Santiago Bordese, y el propio Arce, uno de los artífices del crecimiento futbolístico de la entidad y de la realización de obras de infraestructura.
La esfera institucional
El Club Recreativo Confraternidad ofrece fútbol –primera división e inferiores-, bochas y, en los últimos meses, boxeo, pero no escapa a la difícil situación económica que afrontan todos los clubes.
Gribaudo explicó que la institución vive un momento difícil pero que la situación era mucho peor cuando les tocó asumir. En ese contexto, destacó obras realizadas durante su gestión.
“Somos pocos para trabajar, se está trabajando apretado porque todo está muy caro. Pero el club está bien, tenemos deudas pero no importantes. Al club lo manejo como si fuera una casa de familia. Gastó lo que entra, no más. Porque no me quiero endeudar más”, expresó y recordó: “Cuando entré estaba bastante venido abajo todo. Hace tres años que estoy. En este tiempo hicimos la cancha de bochas sintética, arreglamos la cancha (de fútbol) porque habían hecho tres portones. Tuvimos que cerrar dos y dejar uno, porque teníamos cuatro portones y la gente se metía. Tuvimos que hacer la conexión de agua porque no había agua. Pintamos, arreglamos los techos (de la sede)”.
La tesorera del club comentó que pasa muchas horas en el club y que se multiplica para lavar camisetas, limpiar la cancha, vestuarios, cuestiones vinculadas a la cantina, entre otras. Y recalcó lo complicado que es conducir a la entidad a raíz de la carencia de recursos. “Siempre digo lo mismo, este es un club pobre. No nos pagan una cuota. El año pasado lo cerramos con una deuda de solo 4.500 pesos. No sé cómo hicimos. La única entrada que tenemos es la de Alquimia (boliche). Cuando entré había mucha deuda y, gracias a Dios, la pagué”, precisó.
El fútbol y el involucramiento de Arce en obras
Durante el transcurso del año, fueron muchas las voces que corearon las diferencias existentes entre distintos sectores que rodean al club. Pero no todas fueron malas noticias: el técnico Maciel Arce y un grupo de jugadores de tercera división decidieron encarar refacciones en el estadio Almirante Brown y adquirir elementos de trabajo.
El ex goleador de Atlético Sampacho, devenido en entrenador, explicó cómo surgió la iniciativa. “Junto a algunos chicos de la reserva decidimos ampliar el vestuario local, hicimos rifas para poder mejorar la iluminación del club y comprar algunas pelotas y pecheras. Fue una iniciativa como para hacer algo por el club porque veíamos que había algunas cuestiones que estaban faltando”, indicó Arce y añadió: “Se pudo hacer algo, no sé si lo suficiente, pero seguramente la gente que siga en el club va a poder tener una base como para continuar lo que nosotros iniciamos, que es la ampliación del vestuario local. En ese sentido estamos muy orgullosos porque junto con los simpatizantes del ‘Confra’, que nos apoyaron, pudimos hacer esta obra”.
Gribaudo ponderó el trabajo de Arce y admitió: “Maciel ayuda mucho, colabora mucho. Ampliaron el vestuario para dejar la utilería donde estaba el vestuario. La gente donó muchas cosas y les agradezco. Yo le agradezco mucho a Maciel porque él puso la cara en muchos lados para gestionar. Y los otros chicos del cuerpo técnico también son muy buenos, estoy muy conforme con ellos, y más con lo alto que han dejado el club este año”.
De todas formas, Gribaudo no olvida que en 2017, en situaciones adversas, un grupo de jugadores permitió que el club pudiera hacer fútbol y sentar bases para la temporada 2018. “El año pasado no teníamos ni técnicos. Pero yo les quiero agradecer a ese grupo de chicos porque jugaron por la camiseta y gracias a eso hoy el ‘Confra’ está dónde está. Si no hubiera sido por ellos, este año un hubiera habido fútbol”, recalcó.
La campaña en 2018
Confraternidad finalizó sexto en la Zona Sur, logró la clasificación a la Zona Campeonato de manera anticipada y cayó en el primer mano a mano contra Sportivo Municipal: empate 2 a 2 en la ida en Sampacho y derrota 4 a 0 en el barrio Santa Rosa.
“Creemos que la campaña fue buena. Nos encontramos con un club institucionalmente muy complicado y, deportivamente, prácticamente destruido. Tuvimos que arrancar de cero, gracias a Dios se sumaron muchísimos chicos que antes no estaban en el club, otros que regresaron y otros que sumaron de diferentes clubes a través de gestiones que hicimos desde el cuerpo técnico, porque económicamente el club no tenía muchos recursos como para ofrecer”, dijo Arce, quien lamentó la eliminación ante Sportivo Municipal y caracterizó: “no se dio una serie en condiciones normales”.
El técnico ponderó el grupo de trabajo y a sus dirigidos, y resaltó que alcanzaron las metas planteadas. “Cumplimos con los objetivos, que eran cambiar la imagen deportiva del club y clasificarlo a los playoffs. Formamos un plantel de 21 jugadores de primera y 32 de reserva, eso quiere decir que armamos un grupo muy competitivo entre ellos y esa competencia hizo que consiguiéramos medianamente buenos resultados”, destacó.
Finalmente, al ser consultado, se refirió a la dirigencia. “No es normal”, describió. “La relación con la dirigencia del club por momentos fue buena y, por momentos, no. No es una dirigencia común, son dos personas que manejan el club como si fueran dueños. Eso imposibilita que crezca como cualquier club normal de la liga. Creo que la gran falencia que tiene el ‘Confra’, mirando el pasado y sobre todo a futuro, es eso: no tiene una dirigencia normal, una lista de quince dirigentes que lleven adelante el club como tiene que ser. Ojalá que se normalice para que pueda crecer institucionalmente, deportivamente y socialmente, porque no hay que olvidarse que el club cumple una función social especialmente en los niños”, concluyó.
A su turno, Gribaudo cerró: “Yo le agradezco a los jugadores y a mi grupo de trabajo, que somos cuatro o cinco personas, porque colaboran y no me abandonaron nunca. Estoy conforme por el rendimiento del club. Estamos contentos porque, después de tantos años, llegar a esto me parece que es un logro muy grande”.
Sentido de pertenencia
En otro tramo de la charla, Ana Gribaudo comentó cómo nace su vínculo con la entidad. No es un detalle menor que la imagen femenina esté presente en el club y, concretamente, en el fútbol. Su involucramiento en el “Confra” tiene que ver prácticamente con su historia de vida. Visiblemente emocionada, reconoció: “Yo vivía al frente de la cancha del ‘Confra’ y toda mi familia era de Atlético. La única del ‘Confra’ era yo. Mi marido fue presidente del ‘Confra’ y mis hijos y nietos somos todos ‘Confra’. Lo llevamos adentro. Debo tener más de 40 años en el club. Siempre he ayudado desde atrás y ahora estamos en la comisión. Lo queremos al club, sufrimos por el club”.
Confraternidad va cerrando el año futbolero. Aún sigue con participación activa en la Zona Desarrollo del Torneo Infanto Juvenil. Seguramente, la familia “roja” sabe que existen muchas cosas por corregir y mejorar. Pero también tiene claro cuál es el “norte” de las entidades deportivas. “No hay que olvidarse que el club cumple una función social especialmente en los niños”, sostuvo Arce. “Es muy importante porque hay muchos chicos para una sola institución”, recalcó Gribaudo.
Ojalá que las cuestiones puntuales que derivaron en diferencias entre las distintas partes sean subsanadas. El deporte es una herramienta muy importante que, bien aplicada, contribuye al proceso de integración y socialización de niñas, niños y jóvenes. Ojalá que las últimas afirmaciones de los protagonistas se transformen en metas por cumplir. Porque los valores, la formación y el aprendizaje van mucho más allá de un resultado.
Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque