Danisa Pérez es la presidenta de Los Gigantes Asociación Civil, una organización que utiliza al deporte, específicamente, al rugby, para trabajar en la inclusión y socialización de niñas y niños de diferentes barrios de la ciudad. “Todas las personas tenemos derecho a soñar y muchas veces, a los chicos de ciertos sectores, pareciera que les está prohibido soñar. Y no saben qué quieren hacer porque no tienen esas ganas o esa necesidad de soñar como tenemos todos los demás. Y ellos tienen muchos sueños y para nosotros son hermosos”, remarca la protagonista, que cuenta la historia de una idea digna de celebrar.
La primavera definitivamente ha llegado. El calor húmedo ya forma parte del contexto y las primeras tormentas ruidosas empiezan a ser protagonistas. Transitamos horas de la siesta del último martes de septiembre, caminamos por detrás del piletón municipal y llegamos a una cancha de rugby.
Un cancha de rugby que no es cualquiera cancha de rugby. Allí respiran y sonríen Los Gigantes, un grupo de niñas y niños de distintos barrios de la ciudad que hacen de las suyas junto a una ovalada, bajo la coordinación de un grupo de voluntarios que conducen Danisa Pérez y Luis Schlossberg.
Ya el contexto es meramente festivo y saludable. Es que uno advierte que el deporte, en ese marco, cumple ese tan ansiado rol que pregonamos: forma, incluye, iguala, socializa. Así que mientras Luis (NdR: es periodista de Diario Puntal y, además, jugador del Jockey Club) arma los equipos y prepara la entrada calor –de una forma muy divertida-, Danisa accede a una serie de preguntas que nos permiten conocer de qué se trata Los Gigantes Asociación Civil, una organización que crece a pasos agigantados –no podía ser de otra forma- y que enseña un lindo camino para recorrer.
“Los Gigantes es una Asociación Civil que utiliza el deporte, específicamente el rugby, como un medio para lograr otras cuestiones y atender algunas problemáticas. Sobre todo, la inclusión social”, explica inicialmente Danisa Pérez, presidenta la entidad, quien recuerda además cómo nace la singular iniciativa: “En un primer momento surgió como un taller para un sector comunitario, que en su momento dependía de la municipalidad. Después empezó a tomar forma, no nos conformábamos solamente con lo deportivo y queríamos incursionar un poco más en otras áreas de la vida de los chicos. Empezamos a salir a otros barrios, a invitar a otros barrios y centros comunitarios y merenderos, a gente que era referente de distintos barrios, a que se sumen a esta propuesta”.
La ejemplificadora iniciativa felizmente creció y se propagó, el número de “mini rugbiers” se elevó y los impulsores empezaron a ir más allá de una pelota ovalada en un campo de juego. “Empezamos a entrenar con más chicos y a incorporar a este proyecto la arista cultural, empezamos a salir al cine, ver obras de teatro, visitar escuelas y los chicos empezaron a realizar actividades solidarias hacia otras personas, como por ejemplo cuando hicimos una colecta y fuimos a llevarles juguetes a los niños al hospital. El proyecto se hizo mucho más amplio”, recuerda y añade: “Desde un primer momento nuestra idea con Luis (su pareja), que fue con quien comenzamos con todo esto, era no quedarnos solamente con lo deportivo en la cabeza, y la gente que se fue sumando siempre tuvo la claridad de ese objetivo: acceder a la vida de los chicos no para cambiarla, que es algo que siempre remarcamos. Lo que queremos es que ellos logren ser la mejor versión de sí mismos y que vean que existen otras posibilidades y oportunidades, y que se les pueden abrir otras puertas”.
Los Gigantes Asociación Civil acompañan el desarrollo de niñas y niños hasta 13 años en los barrios San José de Calasanz e Islas Malvinas. Aunque también participan y se involucran en los barrios Obrero, 11 de Noviembre, Banda Norte, Alberdi, Ranqueles y Cola de Pato.
El cambio de razón social y la relación con los clubes
Como bien cita la protagonista, Los Gigantes inició su camino como un taller municipal, allá por 2015. Desde 2017 es asociación civil. Sobre lo que significó ese cambio estructural, Pérez recuerda: “Fue muy curioso el proceso. Primero éramos parte de la municipalidad, a partir de un programa. Posteriormente hubo algunas cuestiones en las que no logramos ponernos de acuerdo y decidimos que íbamos a tomar el camino de manera autónoma. Eso nos sirvió mucho para pensar qué es lo que queríamos hacer, si seguir como algo ‘tranqui’ o si le queríamos dar un poco más de vuelo al proyecto. Ahí fue cuando nos planteamos la idea para empezar los trámites para la asociación civil”.
Danisa Pérez utiliza, además, al rugby como analogía para explicar lo que implicaba seguir o no con el desarrollo de la imitable actividad y describe: “Cuando te caes te tenés que levantar y poner en juego rápidamente, si no el otro te quita la pelota. Entonces nosotros hicimos eso: vimos cuáles eran las posibilidades, como no se daba lo que queríamos hasta el momento, tuvimos que ponernos en juego rápidamente y pensar otra estrategia porque a los chicos no los íbamos a ‘dejar en banda’. Porque con ellos se genera un lazo muy grande, un afecto y un cariño… uno los llega a querer como a sus propios hijos, es algo muy fuerte. Tuvimos que independizarnos y fue muy positivo, nos han crecido las alas, hemos viajado, nos conocen en otros lugares del país, gente muy conocida del rugby nos ha saludado por lo que hacemos y la gente de Río Cuarto se ha copado mucho en donar y participar”.
En ese contexto, la presidenta de Los Gigantes pondera la interrelación existente con las entidades que practican rugby en la ciudad: Uru Cure, Jockey Club y Aero Club. “Con los clubes el vínculo es muy bueno, siempre hemos recibido apoyo y nosotros también los apoyamos a ellos en todas las actividades que realizan. Por suerte hay una hermandad y una amistad muy linda. Siempre nos invitan a sus encuentros u organizamos encuentros en conjunto y sumamos a esta gran familia del rugby de Río Cuarto”, remarca.
Deporte social
La existencia de este grupo de personas, que llevan adelante el destacado proyecto, y la alegría que brota de los niños y las niñas que juegan al rugby mientras Danisa cuenta la historia es lo que nos lleva a resumir con la frase “Alma de Gigantes” el abordaje de esta nota.
El deporte, entendido como vehículo de socialización, integración e inclusión, y formación, parece cumplir con esa premisa en cada entrenamiento de Los Gigantes. Aunque, como bien dice Danisa, el valor social del deporte también viene dado por la ausencia de determinadas políticas de estado.
“Todo lo que es social está cubriendo una falencia de lo que no hubo por parte el estado. Algo que faltó, que había que trabajar y no se trabajó”, recalca, pero además reconoce: “Recibimos apoyo de muchos sectores del estado. Nos han llevado elementos para trabajar y entrenar, nos han comprado y nos han donado un montón de cosas muy importantes para nosotros. Y sin esas donaciones no podríamos sostener ese proyecto”.
Pérez destaca vínculos “con gente de la Provincia, de la Nación y del municipio”, pero resalta el apoyo del Partido Respeto por un acción puntual y ejemplificadora. “Nosotros también tenemos chicos becados en los clubes. Son chicos que tienen 14 años o más y que ya no pueden jugar con nosotros porque esto es rugby infantil, ellos ya pasan a una instancia federada y nosotros los becamos, acompañados por el club, que no les cobra la cuota y los ayuda. Concejales del partido Respeto nos han donado subsidios para que mantengamos a esos chicos en los clubes”.
Rugby mixto y para personas con discapacidad
El rugby infantil presenta una característica que bien vale destacar. Al igual que el fútbol y otros tantos deportes, posibilita que niñas y niños jueguen juntos y a la par. Esa situación hace mucho más amena la actividad. Además, permita visualizar un potencial crecimiento del rugby femenino a mediano y largo plazo (NdR: Jockey Club y Aero Club presentan planteles superiores en competencia, dentro del Torneo Oficial de la Unión Cordobesa).
Danisa Pérez cuenta que, además, entrena y se divierte junto a ellos un chico con discapacidad, situación que le genera –y nos genera- una satisfacción enorme porque, como bien cuenta la protagonista, el rugby “es un deporte que lo puede practicar todo el mundo”.
“Nosotros hacemos rugby infantil, que es mixto. Cuando empiezan a ser un poquito más grandes ahí si se divide. Y tenemos, en este caso, también un chico con discapacidad. Pero además también hemos empezado a trabajar con el (Taller Protegido Municipal) Tobar García, que trabaja con personas con discapacidad, porque justamente el rugby es un deporte que lo puede practicar todo el mundo. Es muy inclusivo y es uno de los aspectos que más queremos destacar en los chicos. Que todos juegan, de igual a igual”, remarca.
En cada try de una nena o un tackle hacia un varón, la entrevistada sonríe mientras charla sobre la historia y actualidad de Los Gigantes. Es que sabe de la lucha que hay que dar para derribar el mito de que el rugby –como tantas otras disciplinas- es solo un deporte de varones.
“Todas nuestras jugadoras son muy buenas, muy dedicadas, juegan a la par de los varones y no tienen ningún problema en tacklear, caerse, correr. Si hubo un poquito de resistencia al principio por parte de algunas familias pero ahora hay un total apoyo de todas las familias y eso es hermoso”, explica y sigue: “Tanto los chicos como las chicas también se desempeñan en otros deportes y algunos en otras actividades artísticas y culturales, y es muy bueno para el desarrollo de ellos que puedan entender que todos tienen los mismos derechos y las mismas posibilidades de practicar este deporte”.
Los valores del rugby
La charla ingresa en el tramo final. Danisa Pérez es consultada sobre qué cree que les aporta el rugby a los chicos y las chicas, más allá de lo estrictamente físico y deportivo. Trabajo en equipo, respeto, compromiso, el cuidado de salud, son algunos de los puntos salientes que aborda la titular de la asociación civil.
“Fundamentalmente el trabajo en equipo, que es importantísimo. El respeto hacia los compañeros, el adversario y los profes, y de los profes hacia los chicos también porque muchas veces se piensa que los niños tienen que respetar a los adultos porque son adultos, y en realidad todos nos tenemos que respetar porque somos personas. El compromiso, el esfuerzo y el sacrificio. El cuidado de la salud y de la higiene personal, el cuidado de los lugares en los que estamos desarrollado la actividad. El respeto hacia la autoridad del árbitro”, afirma y puntualiza: “El respeto y el compañerismo con el adversario. No jugamos contra tal. Jugamos con tal. Por supuesto que nos vamos a poner contentos si ganamos. Es compartir en lugar de competir con el otro. Ese es uno de los valores más lindos y que ellos se lo pueden llevar y reproducir en otros lugares como la casa, la escuela u otros talleres que hagan”.
El entrenamiento finaliza y la charla también. La cancha se va despejando. La tormenta está cada vez más cerca. Los truenos resuenan cada vez más seguido. Y se advierte que, cuando Danisa habla de Los Gigantes –de la asociación y sus pequeños y pequeñas protagonistas-, los sentimientos le afloran la piel. Y eso también ocurre cuando decide realizar algunos pasos dentro del campo de juego para tratar de expresar lo qué le pasa cuando ve corretear a las pibas y los pibes junto a una ovalada.
“No puedo hablar demasiado porque me emociono. Es algo que tanto a Luis como a mí nos llega muchísimo porque siempre decimos que esto es como un cuarto hijo. Y Gabriel, que es el último, nació en el desarrollo de este proceso de la Asociación y de lo que estamos viviendo con los chicos. Lo que se siente es una emoción muy grande y verlos en la cancha jugar con otros equipos, es una cosa que no se puede describir”, describe y agrega: “Siempre digo que todas las personas tenemos derecho a soñar y muchas veces, a los chicos de ciertos sectores, pareciera que les está prohibido soñar. Y no saben qué quieren hacer porque no tienen esas ganas o esa necesidad de soñar como tenemos todos los demás. Y ellos tienen muchos sueños y para nosotros son hermosos,así sea llegar al próximo partido y jugar bien, o elegir otra carrera que no tenga nada que ver con eso”.
“Muchos llegaron con muchas cuestiones difíciles, complicadas y hoy pueden hablar con nosotros, contarnos de su vida, desenvolverse y superarse. Eso es impagable”, concluye.
La emoción se refleja en su rostro. Y no es para menos. Todo lo que dice le brota bien de adentro. Del alma. Del Alma de Los Gigantes, una composición que bien podría tratarse de un rompecabezas de amor que queda perfectamente armado cuando ella, Luis, el grupo de colaboradores, las niñas y los niños se entremezclan en un rectángulo de juego, delimitado por dos haches, con una ovalada de por medio.
Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque