Por Leonardo Gasseuy
(Especial para Al Toque Deportes).- Vladimir Putin es uno de los jefes del mundo. No le gusta el futbol. Aunque fue un éxito, le pesó la organización de su mundial, considera al deporte más popular y lindo, ridículo, aburrido y triste. Está en Buenos Aires por el G 20, una de sus condiciones era (no hubiera podido) ver River –Boca en el monumental, irónica idea.
Al igual que uno de sus líderes, el juego que propone el foro es contradictorio e incoherente, una constante de giros acomodaticios, manipulados por aquellos que portan el poder real.
El G-20 irrumpió en el tablero mundial poco después de la bancarrota del gigante financiero Lehman Brothers, hasta entonces el cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos, con 158 años de historia. Aquel 15 de septiembre de 2008 el mundo fue testigo de lo inconcebible. El foro adoptó rango Presidencial ante un sistema financiero internacional que se desmoronaba desde su propio centro y las herramientas tradicionales resultaban incapaces de frenar la caída.
Los líderes realizaron entonces llamamientos en favor del crecimiento inclusivo y elaboraron los decálogos de políticas redistributivas, mayormente a instancias de las economías emergentes, todas estas ¨ideas¨ fueron ignoradas por la mayoría de las naciones del G20, qué en cambio, reafirmaron la triada neoliberal y se entregaron a las falsas promesas de la teoría del derrame.
Argentina lo recibe debilitado y fracturado: obra de Trump. Dueño de una manera de agresión compulsiva y gestión unilateral de división y conflicto, dividiendo con sus leyes de mercado autocráticas y desintegradoras.
“El judo es una disciplina individual que ejercita la autogestión de defensa y te centra en un yo integrado..”. Imposible encontrar un paralelismo tan acorde y lineal entre la individualista mirada de un líder y la idea original del foro. El judo, considerado como la más inteligente rama de artes las marciales, es el deporte favorito de Putin.
En Buenos Aires los reales temas de la sustentabilidad del mundo, importan poco, los protocolos como siempre los redactan las terceras líneas y las agendas puras están centradas en Putin –Trump , Trum – Xi –JingPin, y Merkel-Macron, todo mano a mano. En el Foro, como en el Judo.
Seguramente bocas hacia afuera los acuerdo firmados serán “exitosos” y en la realidad será el mismo diletantismo de los últimos tiempos, 20 voluntades heterodoxas alcanzando “unanimidades” cuando la discusión solo se circunscribe a la bilateral y moderna guerra de EE-UU y China por sus voracidades comerciales y su férreo proteccionismo.
El año pasado, el déficit comercial de Estados Unidos con China alcanzó 372.200 millones de dólares, una cifra que desata la ira de Trump. Según Washington, los chinos se apropiaron de múltiples patentes de tecnología americanas y Donald respondió con 108 misiles arancelarios que preocupan al mundo entero, las voluntades de negociación no existieron nunca, hasta ahora solo se atacaron, cada uno atiende su juego.
No habrá cooperación internacional para lograr una globalización justa y ganarle al cambio climático, no existen respuestas serias a la multiplicación de los desastres naturales que no son tomados seriamente por parte de la comunidad internacional, así como el traspaso de los protocolos energéticos de combustibles fóciles a renovables, todo laxo, tenue y pirotécnico, los problemas que aquejan al mundo seguirán sin resolverse. Los líderes europeos prohibieron tratar el tema de la inmigración africana. La corriente nacionalista de derecha habla de integración pero cierra sus fronteras.
Por esos pasillos anda Macri, el escenógrafo. Presentando un país simulado. Como en 1978, la argentina muestra solo un poco de su realidad, tiene solo dos funciones: aportar la sonrisa de anfitrión y ofrecerles a las potencias energéticas participación en Vaca Muerta, único emblema comercial apetecible por volumen y calidad.
….”Presidente Putin, querido Vladímir, sabemos que a usted le encanta el judo y aprecia la flexibilidad, el carácter y el respeto al rival. Hagamos lo mismo en las relaciones internacionales. A mí me gusta el fútbol. Juguemos a un juego colectivo que se cimente en la confianza"…., le dijo el francés Macrón, un nacionalista moderado y menos homofóbico que la media.
Se pierden oportunidades históricas de alcanzar los consensos. Es un show en Costa Salguero, millonario en despliegue y seguridad, a cargo de la empresa PopArt, multinacional ligada al Cirque du Soleil, paradójico pero real, todos bajo la misma carpa, depredadores comerciales vestidos de jefes de estado haciéndonos creer que velan por un mundo mejor.
Redacción Al Toque