La familia del mejor bochófilo de la historia, el gran Gino Osvaldo Molayoli, entregó en custodia más de 400 piezas, entre trofeos, copas, plaquetas, pergaminos, banderines, medallas, fotografías y recortes, al estado municipal. “Es muy lindo para toda la familia. Para nosotros es un patrimonio familiar pero sabemos que para Río Cuarto y para todo el país es un patrimonio a nivel deportivo”, afirmó Gastón, uno de sus hijos, y añadió: “Sería muy bueno que esto sea un punto de partida de algo mayor: la creación de un museo del deporte en la ciudad”.
Noviembre de 2018 no será un mes más para la familia de uno de los mejores deportistas de la historia de Río Cuarto: el gran Gino Osvaldo Molayoli. A poco más de siete años del fallecimiento del “Maradona de las bochas” –comparación por la cual se lo destaca habitualmente-, sus afectos decidieron realizar una entrega en custodia de todos sus trofeos, reconocimientos y distinciones a la Municipalidad de Río Cuarto.
La ceremonia se celebró el viernes 16 de noviembre en el despacho del Intendente Juan Manuel Llamosas. Sus hijos, Gino y Gastón, acompañados por familiares; el presidente de la Asociación Río Cuarto de Bochas, Dante Berardo; y Omar Isaguirre, coordinador del Archivo Histórico Municipal, formaron parte de una emotiva reunión en la que se realizó la lectura de un acta por la cual se definía la entrega de trofeos, copas, plaquetas, pergaminos, banderines, medallas, fotografías y recortes, entre otras cosas.
Se trata de más de 400 piezas. Una cifra que hace ruido pero no tanto si se tiene en cuenta que fueron logrados por un señor que salió campeón del mundo –individual, por parejas y por tríos- en 1957, que ganó 16 veces el campeonato sudamericano, que se impuso en otras 16 ocasiones en el campeonato argentino y en 21 oportunidades en el certamen provincial.
Además de ganar en reiteradas ocasiones el torneo local -11 veces de manera consecutiva-, fue Olimpia de Plata en 1971 y declarado Jugador del Siglo en 2002. En definitiva, se trata del mejor jugador de bochas de todos los tiempos y uno de los mejores deportistas de la historia argentina.
La emoción familiar y un pedido singular
Durante la charla con Llamosas y luego, en rueda de prensa, los hijos del gran Gino se mostraron visiblemente sensibilizados al recordar a su padre. Además, coincidieron en la necesidad de crear un museo del deporte en Río Cuarto, por la calidad y cantidad de protagonistas que han surgido en la ciudad.
“Es muy lindo para toda la familia. Para nosotros es un patrimonio familiar pero sabemos que para Río Cuarto y para todo el país es un patrimonio a nivel deportivo, y parte de la memoria del deporte especialmente de nuestra ciudad. Y el hecho de que esté conteniendo esa serie de recuerdos la familia es muy lindo”, dijo inicialmente Gastón Molayoli y puntualizó: “Sería muy bueno que esto sea un punto de partida de algo mayor: la creación de un museo del deporte en Río Cuarto que involucré a tantas otras figuras sumamente importantes que tiene nuestra ciudad”.
Al ser consultado sobre si eran conscientes de la magnitud de lo generado por su padre, Gastón explicó: “Es difícil pensarlo porque uno lo piensa como padre y después como deportista. Pero sin lugar a dudas, sobre todo por la reacción, la respuesta que tiene y que tenía siempre cuando uno lo acompañaba a diferentes lugares. La gente que ha estado vinculada al deporte y algunos que lo han visto jugar, la sorpresa, la admiración y el respeto. En mi experiencia, eso es lo que me ha dado a entender y me ha hecho comprender el tamaño de su figura para la historia de las bochas”.
“Yo no lo vi jugar. Cuando nací, él ya había dejado de jugar por lo tanto mi relación con su carrera fue siempre indirecta, a partir de lo que contaban otros, de los palmares, de los trofeos y sus anécdotas”, cerró.
A su turno, Gino Molayoli (hijo) describió: “Este fue un proceso corto desde que se decidió. En este momento estoy cayendo en la cuenta de que es un desprendimiento que hacemos con mucho cariño pero es como que en el último momento me cuesta porque hay premios y pergaminos que, cuando yo nací, ya estaban colgados en la pared de mi casa y yo de chico los veía y los miraba”.
Gino no pudo evitar recordar a su padre. En ese contexto, sinceró: “Yo tuve la suerte de verlo jugar, acompañarlo a muchos lugares, hablar con mucha gente y conocer un poco de este deporte. Y ahora caigo en que esos premios estaban en casa siempre y era como una costumbre ir y verlos”.
Al igual que Gastón, Gino declaró que sería relevante la concreción de un museo deportivo. En sintonía son su hermano, describió: “Creo que (los premios) van a estar en muy buen lugar (por la Municipalidad). Como le decía al intendente, humildemente hacemos un pedido para que se haga un museo pero no solamente para las bochas, sino para todos los deportes porque Río Cuarto es una ciudad muy importante, tienen muchos logros deportivos y la historia tiene que quedar en algún lado para que la gente joven sepa que hubo maratonistas, grandes boxeadores y que la historia no es solamente con los ganadores. Yo lo acompañé muchas veces a mi papá y la gente se creía que yo solamente lo iba a ver ganar y no es así”.
La sabiduría del “Pibe” ahora descansa en la Municipalidad de Río Cuarto. Para describir su grandeza, más allá de sus títulos deportivos, los invitamos a compartir dos espacios.
En primera instancia, una reflexión que nos dejó su hijo Gino: “Yo no fui deportista pero el consejo que puedo dar es el que me dio mi papá. Él me enseñó primero a perder, me dijo cómo era perder siendo él campeón argentino y mundial. Perdía a la mañana y veníamos a comer los ravioles a la casa y era una fiesta en familia. Perder, para él, no era ninguna cosa mala”.
En segunda instancia, una entrevista realizada en Revista Contragolpe, en mayo del año 2010, en la que Gino Molayoli repasó su vida y se mostró tal cual era: un “Pibe”, con la sabiduría de un grande http://bit.ly/2E07A9E
Fotos: Prensa Gobierno de Río Cuarto
Redacción Al Toque