El singular nombre de la escuelita de fútbol que –desde marzo de 2018- desarrollan Franco Gabosi, Álvaro Rodríguez y Félix Arias nunca estuvo mejor puesto. Y nos introduce en la historia de una noble iniciativa que se materializa en barrio Las Quintas, con nenas y nenes del sector. “Tratamos de inculcarles valores como compañerismo, solidaridad y, fundamentalmente, que sean buenas personas. Después si la pelota entre o no, si es gol o no, queda más allá”, explica Gabosi, a lo que Rodríguez agrega: “La idea también es que se relacionen con otros chicos, otras realidades y puedan ver que hay otras cosas”.
Tejerina. La del boliche, la del vivero. La del ITec. Hacia el norte, hasta el fondo. Tomá la rotonda y seguí derecho. Agarrá el camino a Tres Acequias. Pasas a un costado del Centro Educativo Bernardino Rivadavia y continuá 2 mil metros. A mano derecha advertirás un cartel: Complejo Doble Amarilla.
Después corres la mirada aún más hacia tu derecha y ves una cancha de fútbol y, de fondo, un quincho bien caracterizado. Ahí vive Abrazo de Gol, la escuelita de fútbol para nenas y nenes que llevan adelante los profes Franco Gabosi y Álvaro Rodríguez, y que coordina Félix Arias, el propietario del lugar.
Pasan las horas de una calurosa tarde. Es martes 4 de diciembre y nos juntamos a charlar con los protagonistas. Llegamos unos minutos antes. Nos anticipamos. Como lo hacen Álvaro en Atlético Sampacho y Franco en Los Indios Ranqueles. Ese ratito nos permite encontrarnos a solas con el lugar. Un lugar que, si uno desconoce la distancia que recorrió, tranquilamente puede decir que está en el medio de las sierras.
La tranquilidad es la mejor compañía. La brisa, la música de los pajaritos del sector y los aromas de la naturaleza caracterizan el tiempo y el espacio. Es barrio Las Quintas, la zona de El Bañado. Zona de quintas y huertas, por un lado; zona de hornos ladrilleros, por otro.
El punto de encuentro para la charla es una mesa, felizmente ubicada debajo de un gran árbol que nos da sombra. Bebida fresca para transitar el diálogo y las primeras impresiones.
Félix cuenta inicialmente que el complejo quedó inaugurado en 2017 para alquiler de canchas de fútbol siete y que, en el arranque del 2018, surgió la iniciativa que hoy se materializa en un feliz Abrazo de Gol. “A principios de este año se me ocurrió la idea de abrir una escuelita de fútbol y lo llamé a Franco. Y él no lo pensó ni un segundo y le dimos para adelante. Arrancamos el 1 de marzo y superó nuestras expectativas porque el primer día tuvimos más de 30 chicos. Fue una alegría inmensa arrancar de esa forma porque era impensado ese número”, recuerda.
Gabosi detalla que, en la actualidad, hay entre 50 y 55 niñas y niños que practican en la escuelita. Y expresa, además, la importancia de ver a las mujeres patear la pelota. “Lo de las nenas también se dio de arranque nomás. Cuando cerramos con Félix, lo primero que le dije fue eso, que aceptemos varones y mujeres. Hoy en día, en Río Cuarto, el fútbol femenino ha crecido a pasos agigantados y acá rápidamente tuvimos nenas”, explica y aclara: “No tenemos como para hacer un equipo, porque tenemos de muchas edades pero las vamos mezclando con los chicos. Y están chochas en los encuentros”.
“Tal vez las nenas han sido las que más han avanzado, porque nunca habían jugado y no estaban preparadas, entonces notamos el crecimiento en el entrenamiento del día a día”, remarca.
Una cuestión de valores
Franco Gabosi y Álvaro Rodríguez se conocieron por el fútbol y coincidieron en Asociación Atlética Estudiantes. Los dos reconocen que muchas de sus amistades se generaron por medio del deporte y es desde ese lugar desde donde intentar construir un mensaje hacia los chicos.
Además, hacen especial hincapié en los valores que se construyen a través del deporte más allá de lo estrictamente competitivo, y de lo frío -y muchas veces destructivo- del resultado.
“Intentamos inculcarles lo que nos han inculcado a nosotros a través del fútbol. Nuestro grupo de amigos me lo dio el fútbol. No vivo del fútbol porque además tengo otro trabajo, pero lo podría hacer por varias razones. Tratamos de inculcarles valores como compañerismo, solidaridad y, fundamentalmente, que sean buenas personas. Después si la pelota entre o no, si es gol o no, queda más allá”, describe Gabosi.
Rodríguez, en sintonía, sostiene: “Al margen de la competencia, y de lo que es el deporte en lo técnico y en la práctica -que es lo que entrenamos y tratamos de enseñar-, apuntamos a que se relacionen con otros chicos. Jugar entre ellos mismos y también salir a conocer otros lugares de la ciudad, y relacionarse con otros chicos con los que ellos no tienen contacto”.
“Acá, los chicos vienen todos juntos, van al colegio todos juntos, terminan acá y se van todos juntos. Entonces la idea también es que se relacionen con otros chicos, otras realidades y puedan ver que hay otras cosas. Y, además, enseñarles los valores que tiene el deporte: esfuerzo, respeto, compañerismo. Al margen de si la pelota entra o no, es eso lo que más valoramos”, rescata.
Contexto
La construcción no es simple ni sencilla en Abrazo de Gol. Como en muchos casos de escuelitas que están alejadas de la ciudad, las complejidades existen y están a la orden del día. La necesidad de recursos, obras para mejorar el espacio físico y los condicionamientos propios de la movilidad aparecen en escena.
“La mayoría de los chicos son de la comunidad boliviana, son todos excelentes, tienen un comportamiento bárbaro y colaboran a la hora de trabajar con Franco y Álvaro”, explica mientras sonríe Félix Arias. Pero también se pone serio al enumerar situaciones que exceden a sus posibilidades. “A ellos se les complica la movilidad. Mayormente no tienen en qué moverse. Al barrio llega solo una línea de colectivo y la mayoría de ellos se manejan siempre solos, es muy raro que el papá (por trabajo) los acompañe”, describe. Y Gabosi añade: “Ellos no están en esa realidad de la ciudad, del supermercado enorme, de los autos amontonados en un semáforo. Ahí ven otra realidad que acá (en Las Quintas) tal vez no la vean”.
Arias es la voz cantante a la hora de enumerar otras limitantes contra las que tienen que batallar en la cotidianeidad. “La cancha es de tierra. Tenemos un problema y es que, cuando llueve, se nos inunda. La última vez que llovió mucho estuvimos casi dos semanas sin poder dictar clases. Necesitamos hacer una obra de desagüe, pero lamentablemente no nos da el presupuesto”, precisa y agrega: “Y en el tema de recursos, vamos de a poquito haciendo todo nosotros porque no tenemos ayuda de nadie. Tema conitos, fútbol, aros, nos manejamos todo nosotros. No tenemos acompañamiento de nadie. Es todo autogestión”.
Pero en las adversidades es cuando aparece la entereza de estos muchachos, para llevar adelante Abrazo de Gol. “Que es el abrazo más lindo de todos”, como bien sintetiza Álvaro en el cierre, porque no hay nada mejor que “sentirnos acompañados y nosotros también acompañar, y no hay forma más linda que hacerlo todos juntos. Porque al fin de cuentas, es todo para los chicos. Es poner una semillita y lo importante es que se vea una alegría en la vida de ellos”.
Los nenes y las nenas hace rato empezaron a aclimatar y caracterizar el lugar. Los primeros pelotazos son moneda corriente. El profe Álvaro les pide que hagan un poquito de silencio porque les están “grabando una nota”.
Pero los chicos y las chicas yo no aguantan más. Y es lógico. La hora del inicio de entrenamientos pasó hace rato. Álvaro ya no sabe cómo tenerlos y entonces disponemos la partida. Los balones empiezan a rodar y cambiamos el recorrido porque algunas avispas quieren ser protagonistas.
Ellas y ellos las eluden. Ahí, donde todo es amor y sonrisas. Ahí, donde se mezclan Boca y River. Armani y Carlitos. Cardona y el “Chivo” Reynoso. La de Racing de Avellaneda y la de Estudiantes de Río Cuarto. La del Dortmund y la del Barcelona. La de Messi y la del Wilstermann. Ahí todo converge a un punto en común. Todo converge al verdadero abrazo… al verdadero Abrazo de Gol.
Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque