La frase es propiedad de Matías Almirón, actual arquero de Universidad Nacional de Río Cuarto, quien entrena de manera diferenciada en el Centro de Entrenamiento Específico para Arqueros de José Mancinelli. El guardameta, de importante recorrido por el fútbol regional y nacional, comentó la importancia de tener alguien con nuevas técnicas de trabajo, algo totalmente impensado para sus inicios en el fútbol.
Un grupo de arqueros comienzan la entrada en calor. El Club Banco Nación los recibe y José Mancinelli acomoda todo para una nueva práctica. Entre ellos está Matías Almirón. El portero de 37 años asiste al Centro de Entrenamiento Específico para Arqueros buscando mejorar su rendimiento. En diálogo con Al Toque Deportes, Almirón resalta la importancia del doble turno de entrenamiento, pero hace hincapié en la importancia del trabajo específico para el puesto, algo impensado para su comienzo en Deportivo Boedo, en 1987.
- ¿Cuáles son los motivos que lo llevan a asistir al Centro de Entrenamiento?
- Porque es espectacular el trabajo, rotamos muchos los aspectos técnicos. Aquí, vengo dos veces semana y me ayuda mucho, sintiéndome mucho mejor con los entrenamientos que realizo en el club.
- ¿Su edad es otra condición para asistir?
Sí, a los 37 años sino entreno y me cuido, no puedo jugar. Los chicos están muy bien, tienen gran capacidad y yo, busco igualarlos con entrenamiento.
- ¿Los entrenamientos para arqueros de la época de sus inicios eran iguales a estos?
- No, cambiaron el 100 por ciento. Antes salíamos a correr y fútbol. Los arqueros aparecíamos cuando había un trabajo con pelota y definición. Me di cuenta de la importancia del trabajo especial para el puesto cuando tuve la oportunidad de jugar en otro lado. Jamás pude tener las herramientas que tienen los chicos de hoy.
- Involucrándonos en la actualidad, ¿con qué objetivos llegó a Universidad Nacional?
- El objetivo es siempre el de todos: lograr el ascenso. Tenemos que ir paso a paso, los resultados nos están acompañando, pero tenemos muchas cosas para mejorar, como siempre en el fútbol. Las ganas no me faltan nunca. Entreno todos los días con Universidad y dos veces por semana, vengo a trabajar con José Mancinelli.
Finalmente, Matías Almirón concluyó: “No tengo dolores cuando termino de entrenar, algo muy importante. Si llego a los 45 años y sigo con ganas, seguiré jugando. No hay fecha, el cuerpo dirá basta y pasaré del otro lado de la línea de cal”.
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Redacción Al Toque