Un mano a mano con un equipo santiagueño fue el preludio de la felicidad absoluta para Atenas en 2007. Fue en el extinto Torneo del Interior que lo vio alzarse con una de las últimas grande alegrías “albas”. Asoma Güemes en el camino rumbo al ascenso… que la historia se repita!!!
Dicen que la resiliencia potencia la felicidad. A lo largo de su historia, Sportivo Atenas ha tenido que lidiar con ocurrencias del destino que superó con entereza para reinventarse con esplendor. No sólo en faz deportiva, sino también en lo institucional. De esas situaciones mucho saben quienes forjaron la historia deportiva de este club: Enrique Héctor Miranda, Anacleto Peano, Venancio Julio Pereyra, Rodolfo César Rodríguez, Raúl Rodríguez, Carlos Héctor Domínguez, Alfredo Osvaldo Durán, Eduardo Antonio Flesia, Juan Manuel García, Delio Alfonso Remedi, entre otros. Pero también se reflejaron en algunos escritos del maestro Juan Filloy, integrante del acervo cultural más reconocido de la literatura argentina y mundial que fuera presidente de Atenas en 1927 (hoy merecidamente socio honorario de la entidad centenaria que ayudó a prosperar).
No será el escritor nacido en Córdoba y radicado en Río Cuarto quien contemple y narre con su pluma prodigiosa esta parte de la vida de su club, pero sí cada uno de los que contemplaron este viaje que el equipo de Ricardo Carnielli ha emprendido por el siempre complicado Torneo Regional Amateur, que otorga tan sólo 4 ascensos del Federal A 2019/2020. La final de la Región Centro lo llevará como una canción viajera hacia la tierra de la chacarera por excelencia: Santiago del Estero lo espera. Club Atlético Güemes será la última parada rumbo al duelo por el ascenso (si avanza se medirá con el vencedor de la Región Litoral Sur).
Enfrentamientos con santiagueños tienen larga data. Al menos en lo contemporáneo. La Zona 4 del Torneo Argentino B 2011/2012 midió las bondades futbolísticas de riocuartenses y conjuntos de aquella provincia. En la segunda fecha, el “albo” perdió ante Mitre 1 – 0 y también sufrió un revés de local, en la quinta, ante Sarmiento de La Banda 2-0. De ambos traspié se tomaría revancha luego. En la novena, con un claro 2 – 0 ante el “aurinegro” (goles de Nicolás Morardo y Jorge Alturria) y en la duodécima con un 3 – 1 en La Banda por los tantos de Matías Alcíbar, Diego Álvarez y Rubén Sosa.
El gol de Lucio Costantini sólo serviría para decorar el 1 -3 sufrido ante Mitre en la decimosexta fecha, mientas que en la “bombonera alba” Atenas y Sarmiento dividían honores: 1-1 (Nicolás Gatto).
Ya sin chances de clasificar y deambulando por la parte baja del certamen, Atenas golearía a Mitre 4 – 1 (Gatto -3- y Costantini) en la vigesimotercera fecha y en la vigesimosexta igualaría 2-2 ante Sarmiento en Santiago del Estero por las conquistas de Cristian Zúñiga y Hugo Baigorria.
El equipo dirigido por entonces por Hugo Mattea finalizó penúltimo en la Zona 4 (sólo por encima de Complejo Deportivo de Justiniano Posse) y se salvó del descenso en la última fecha tras vencer como local a Sarmiento de Leones 3 a 0 y verse beneficiado por una combinación de resultados.
Un poco más atrás en el tiempo, un mano a mano con un representativo santiagueño significó la amplificación de una ilusión que condenaba a la comunidad ateniense a aferrarse, una vez más, al talento, desparpajo y corazón del equipo de Néstor Billalva. Fue en el Torneo del Interior 2007, ése mismo que determinaría el reencuentro con la gloria de un Atenas batallador, digno y motorizado por la esperanza como combustible indispensable.
En las instancias de playoffs de aquél certamen, Atenas se deshizo –con el sufrimiento a flor de piel- de Argentino Peñarol (vulnerando una localía hasta allí inexpugnable), de San Martín de Monte Buey (había terminado como líder de su grupo) y afrontaba un choque de riesgo ante Unión Santiago.
La producción fuera del estadio 9 de Julio del equipo de Néstor Billalva mejoraba ostensiblemente respecto de aquella que generaba en su casa. “En ese torneo nos costó mucho la localía. Hacíamos muy buenos partidos afuera, en canchas muy complicadas”, recuerda uno de los estandartes de aquel equipo: Marcelo Flesia.
La serie ante Unión se inició en la tierra donde el “Puente Carretero” acorta caminos “para llegar a los brazos donde me espera un cariño”. Allí donde se encuentran “los cantores de Salamanca”. Allí donde la prosa se hace canción con este himno de Los Carabajal, Atenas entonó una melodía agradable al oído del simpatizante “albo”. A los 7´ ya ganaba 1 a 0 por obra y gracia del laboratorio de la semana en las pelotas paradas, y una fórmula exitosa: centro de Darío Zárate, cabezazo de Matías Alcíbar. Un frentazo del defensor central sacudió las redes santiagueñas. Aunque dos minutos más tarde una distracción defensiva derivó en la igualdad que sentenciaría luego la excursión de los riocuartenses por Santiago.
“Lo abrimos desde un córner y un cabezazo de Matías (Alcíbar). Habíamos arrancado muy bien y un descuido nuestro nos complicó. Igual hicimos un buen partido allá”, rememora el talentoso zurdo Darío Zárate. El goleador de esa calurosa tarde añade que “ellos tenían un buen equipo, dos rapiditos por afuera y un 9 muy fuerte que iba bien en las pelotas aéreas. Recuerdo que tenían una hinchada que cantó todo el partido”.
El sábado 14 de abril el desquite los volvió a enfrentar para definir quién jugaría la semifinal ante Argentino de Mendoza, que había eliminado a Sportivo Peñarol de San Juan.
Más allá de iniciar con una presión asfixiante, protagonismo en campo rival, abrir el marcador desde un penal convertido por el propio Zárate y jugar con un hombre de más por la expulsión del arquero de Unión, Ramón Ramírez, Atenas no pudo llevar el trámite por los carriles adecuados. Su rival manejó las acciones –incluso con un hombre menos- y hasta logró empatar el juego a los 34´. Otro penal. Esta vez por mano de Flesia. Y Pedro Guzmán puso el 1-1.
La mano del DT de Atenas se advirtió con algunos cambios posicionales que posibilitó encontrar alguna luz futbolística que alumbrara el camino hacia las semi. Álvaro Machado pasó a la mitad de cancha para acompañar a Rodrigo Ariño para dominar territorialmente el complemento. Eso se tradujo luego en acciones de gol que fueron el preaviso de la ventaja esperada por el “pueblo ateniense”. Apareció el goleador puntano Nicolás Gatto para establecer una diferencia tranquilizadora. Aunque no lo terminó siendo a la luz de cómo fue el devenir del juego. Unión creció, Atenas no supo contener a los desequilibrantes extremos santiagueños, y en una escapada de Ávila, Campillay le cometió penal, que cambió por gol el infalible Guzmán. Iba casi media hora del complemento. El “albo” se transformó en un manojo de nerviosismo y dudas, sensaciones que se potenciaron cuando a los ´37 se fue expulsado Alcíbar.
“Más allá de que siempre tuvimos para ganarlo y arrancamos bien, ese partido se nos complicó y terminamos empatando”, dice Zárate en un análisis similar al de Flesia: “Empezamos bien, pero no terminamos haciendo un buen partido y nos fuimos a los penales”.
“Primero hay que saber sufrir…”, reza el tango Naranjo en flor. Atenas en ese certamen hizo del sufrimiento un elemento indisoluble de los disfrutables desahogos posteriores. La serie de penales registró efectividad plena hasta el quinto penal del “albo” (habían marcado Zárate, Machado, Gatto y Zúñiga). Era el turno de Germán Cipriani. El fino volante pateó suave, a la derecha del arquero que contuvo el disparo. Desazón, angustia y sensación a abismo. En los pies de Felice estaba el pasaporte a la semi para los dirigidos por Héctor Ayuch y la sentencia para Atenas. El santiagueño quiso asegurar la clasificación con un remate potente y su envío se fue por arriba del travesaño. “Nos dieron una vida más y la aprovechamos”, dice Darío Zarate. Es que, luego, Marcelo Flesia marcó desde los doce pasos y el defensor Rodolfo Cuellar estrelló su remate en el palo para desatar el grito anudado en las gargantas y abrazarse a esa ilusión que, tiempo después, fue emoción y gloria. La eliminación en semifinal al “boli” mendocino y reencuentro con su historia en Famaillá (Tucumán), postales recurrentemente visitadas por la memoria de los atenienses.
No será Unión el rival. No será el mismo contexto. No será Atenas el mismo que 2007. Pero la ilusión y el deseo conservan la misma esencia de siempre.
El deseo de mi piel…
Marcelo Flesia: “Los santiagueños son siempre equipos muy duros. Ojalá Atenas lo pueda superar y repetir la historia”.
Darío Zárate: “Son equipo duros. Pero en estas instancias pesan otras cosas más allá del juego. Ojalá se logre el objetivo”.
Matías Alcíbar: “Ojalá que Atenas tenga suerte en estos dos partidos y logre el tan ansiado ascenso”.
Gráfico: Al Toque
Redacción Al Toque