Por Leonardo Gasseuy
Henrikh Mkhitaryan, nació en Erevan la capital de Armenia el 21 de enero de 1989. Tenía un sueño principal: ser jugador de futbol profesional. Lo cumplió con creces. Es el mejor jugador de la historia de su país. Hijo de padre futbolista, lo radicaron en Francia a poco de nacer. A los 6 años volvió a Armenia, cuando tenía 7 su padre muere por un tumor cerebral. Primer golpe.
Marina, su madre viuda a los 29 años, consiguió trabajo en la Federación Armenia de Fútbol. Hoy es la Gerente General de equipos nacionales y Micky el máximo anotador histórico de la selección. Monika, su única hermana, dos años menor, es empleada administrativa en la sede de la UEFA.
Su carrera deportiva lo llevó por Ucrania e Inglaterra, pasó por el Manchester United. Hoy es una de las figuras del Arsenal. Dentro de sus sueños actuales estaba jugar la final de la Europa League. Un conflicto político no se lo permitirá.
Luego de un buen andar el Arsenal llegó a la final y se verá la cara con el Chelsea. Son vecinos londinenses. La final se jugará el miércoles 29 de mayo, a las 16:00, en el estadio Olímpico de Bakú, la capital de Azerbaiyán.
La ausencia de Mkhitaryan obedece al temor que siente este por su seguridad personal. Las relaciones entre Armenia -país del que es oriundo- y Azerbaiyán -sede de la final- están marcadas por una tensión histórica, en la que los conflictos, las guerras y las disputas étnicas y religiosas han estado presentes desde principios del siglo XX.
Cuando el imperio ruso se desintegró en 1917 tras la Revolución de Octubre, dos países que nunca habían existido aparecieron entre las montañas del Caucaso: Armenia y Azerbaiyán. Durarían poco. Entrarían en guerra por una pequeña región en su frontera: Nagorno Karabaj. En la zona había tanto habitantes azerís como armenios. La cronología dice que en julio de 1921 en su plenario general el Bureau caucásico de Rusia Soviética resolvió que el enclave era armenio, pero a las horas en una decisión personal, Stalin la divide de Armenia. Nada volvió a ser como era.
En 1988, con la URSS dando sus últimos coletazos, el Parlamento de esta región autónoma votó a favor de unirse a Armenia. Los secesionistas de Nagorno Karabaj se alzaron en enfrentamientos armados con el ejército de Azerbaiyán. Murieron entre 20.000 y 30.000 personas, pero a la postre los armenios de Karabaj lograron hacerse con el control de su región. La geopolítica internacional juega su partido, como siempre, Turquía cerca de Azerbaiyán – o lejos de Armenia - y Rusia cerca de los armenios.
Desde 1994 se maneja un tratado de paz endeble. Las posturas son inflexibles, la zona sigue siendo un polvorín. Los armenios crearon un estado independiente, aseguran que esa región, en la cima de unas montañas de bosques negros, niebla y lluvia constante, ha sido siempre habitada por armenios. Que les pertenece y nunca la van a soltar. Mkhitaryan visitó la zona varias veces y milita en la causa.
El crack que no tendrá su final. Es un jugador distinto. Eximio ajedrecista, graduado en estudios superiores de economía y física, poliglota, habla el armenio, ruso, francés, inglés, portugués y alemán a la perfección.
Los Gunner y Blues intentaran quedarse con la UEL, la segunda en importancia del continente. Devaluada desde el nivel de expectativas (las dos instituciones devolvieron el 50 % de los boletos que tenían para vender) aducen que la falta de vuelos directos de Londres a Baku restó interés. Verdad a medias, a ninguno les gusta demasiado ser actores de reparto en la cartelera continental, que pone a al Liverpool y Tottenham como los amos de Europa. The Champions is just one. Lo dice el mundo del futbol. La Champions es solo una.
Pasará una final más y los conflictos sociales seguirán sin resolverse. Décadas de dolor y sufrimiento. Las tristes acciones de Stalin, lacónica e irremediablemente pasan factura. Mariano Saravia, colega y amigo, en su hermoso y recomendable libro Cuadernos de un Viajador nos dice que el Ararat, el majestuoso pico de Armenia (habitualmente cubierto por la bruma y las nubes) solo se deja ver por las personas de buena voluntad. Esos gestos de voluntad buena es la que necesita el mundo para resolver mejor sus cosas.
Especial para Al Toque Deportes