…Arana. Fue un 2 de marzo de 1972. Una tercera especial reforzada del “bohemio” debió rendirse a los pies de Aldo Domingo y sus goles. Casi una década antes, el equipo de Villa Crespo se presentó en la ciudad en un amistoso ante la Selección de Río Cuarto.
“Era lógico que el aficionado haya salido del field, sintiendo enormemente los 400 pesos que le tocó pagar”. Lapidario. Así concluyó la crónica del Diario La Calle publicado el día después del amistoso entre Estudiantes de Río Cuarto y el Club Atlético Atlanta de Buenos Aires. El encuentro fue parte de la instancia preparatoria rumbo a los compromisos respectivos. El “celeste” se aprestaba a afrontar el Torneo Regional, tras la obtención del título liguero de año anterior. Los “bohemios” se ilusionaban con una digna performance en el Metropolitano y Nacional, tras salvarse del descenso en la primera parte de 1971 (Metro) y desarrollar una gran campaña en la segunda: fue quinto en la zona B de ese Nacional (finalizó por detrás de Central, San Lorenzo, Boca y Gimnasia de Mendoza).
El amistoso, desarrollado el jueves 2 de marzo de 1972, año recordado por el retorno de Perón al país, el desafío a la dictadura de Lanusse y la supremacía futbolística de San Lorenzo de Almagro, no colmó la expectativa de nadie, más allá de la contundencia del resultado para los “celestes”. Pues, el equipo capitalino llegó a Río Cuarto con un plantel de tercera división especial de AFA reforzada sólo por la experiencia de Battagliero, Bulic y Rodríguez. Poca resistencia pudieron hacer ante el poderío Escudero, Rodríguez, Ferretti, Ponzo, Celucci, Arguello, Saliba, Mansilla, Giuliano, Arana y compañía. El amante de buen fútbol en el sur de Córdoba esperaba al menos poder apreciar en persona aquellos atributos de futbolistas que llegaban por los relatos radiales: “fierro” Gómez Voglino (goleador histórico del bohemio), “gorrión” López, “ruso” Ribolzi, “tano” Onnis, Rubén Cano, “palito” Candau, “pichón” Rodríguez. No pudo ser. Prácticamente en su totalidad se quedaron en Villa Crespo. Aquí llegaron un grupo de jóvenes entusiastas con ansias de ser considerados por el DT Rodolfo Betinotti para el Metropolitano.
El dueño de casa no reparó demasiado en la valía de su oponente y desplegó un fútbol “colorido” y “de lucha” para lograr la victoria. El trámite, según el matutino, recayó en muchos pasajes en un “desorden general”. Los tres experimentados futbolistas “bohemios” solo fueron “figuras decorativas” en un espectáculo “demasiado pobre”. En ese contexto, quien imponía las condiciones era Estudiantes. Sin lucir, logró marcar diferencias a partir de lo que, a la postre, fuera un dolor de cabeza para Atlanta: Aldo Domingo Arana. “La mona” iluminaba una tarde opaca de fútbol. A los 24’ del primer tiempo sacudió la monotonía en lo que significó una muestra simplemente de su poderío. Sobre el final del complemento (35’ y 45’), el nacido en las inferiores del Club Correo y Telecomunicaciones estiró las diferencias para un cómodo éxito “celeste”.
Luis Barroso marcó el final y determinó la sentencia. El señor gol de Estudiantes le brindó a los pibes de Atlanta una clase de definición con goles de diversa factura y complejidad. Al parecer ésa fue una instancia de aprendizaje para los juveniles bonaerenses puesto que, tiempo después, algunos alternaron titularidad en el equipo que concretó una de las mejores campañas en primera división. Justamente el Nacional de 1973 resulta para el hincha bohemio un recuerdo imborrable. Allí se escribieron las páginas más ricas de su historia. El equipo arrancó el torneo con la conducción de Rodolfo “el Pocho” Betinotti (dirigió en Río Cuarto ante Estudiantes) pero los resultados no lo acompañaron y tuvo que dejar el cargo en la fecha 11. A partir de allí, asumió Néstor “Pipo” Rossi, quien adoptó un planteo más aguerrido y algunos cambios posicionales. El Metropolitano llegó a su fin con el “bohemio” en la mitad de la tabla. Pero para el Nacional, y ya consolidado, el equipo liderado por Héctor Candau, Juan Antonio Gómez Voglino, Rubén Cano, Osvaldo Cortés y Jorge Ribolzi exhibió una excelente actuación: terminó primero en su zona, con la delantera más goleadora del torneo y ostentando por primera vez en su historia al máximo goleador: Gómez Voglino. En el cuadrangular final, Rosario Central esgrimió superioridad y relegó las ilusiones de River, Atlanta y San Lorenzo.
El plantel del ‘73 estaba formado por Hugo Carballo, Miguel Ortiz, Osvaldo Cortes, Ramón Ledesma, Santiago Rico, Miguel Ángel Pecoraro, Osvaldo Gutiérrez, Héctor López, Ricardo Rodas, Jorge Ribolzi, Alejandro Juan Onnis, Juan Antonio Gómez Voglino, Miguel Ángel Ferreira, Horacio Ibáñez, Aldo Rodríguez, Rubén Cano, Oscar Curbetti y Héctor Candau.
Mucho más acá en el tiempo, los caminos de Estudiantes y Atlanta se unieron en sendos amistosos de verano: 14 de febrero de 1985 y el 12 de enero de 1990.
Allá por los años 60…
Promediando la década del ‘60, el Club Atlético Atlanta pisó suelo riocuartense para una demostración futbolística de una escuadra que arrastraba pergaminos. En abril de 1960 en el Viejo Gasómetro, por los goles de Julio Alberto Nuin, Roberto Bellomo y Alberto González, derrotaba a Racing por 3 a 1 y se consagraba campeón de la Copa Suecia (único título que posee Atlanta en Primera División). Esa conquista se convirtió en un hito para el fútbol argentino, porque se dio en una época donde sólo los equipos “grandes” ganaban campeonatos. En 1958, el Campeonato Argentino tuvo un largo receso debido a la participación de la Selección Argentina en el Mundial de Suecia. A raíz de este intervalo, la AFA organizó una Copa (el nombre proviene de la sede de la Copa del Mundo) para que 16 equipos de Primera División se mantuvieran en actividad y los clubes puedan recibir algún ingreso económico en ese tiempo.
Relacionado históricamente a la comunidad judía, el Club Atlético Atlanta pudo reforzar aún más ese vínculo cuando se convirtió, en abril de 1963, en el primer equipo argentino en pisar Israel en una invitación del gobierno de aquél país. Fue una mini gira que incluyó dos partidos: ante Macabi Tel Aviv –ganó 1-0- y la Selección de Israe -perdió 1-0 por gol de Shimon Cohen, en el Estadio Nacional de Ramat Gan-. Dirigido por Osvaldo Zulbedía, Atlanta contaba con jugadores de renombre como Carlos Timoteo Griguol o el centrodelantero Jorge Fernández. Sin embargo la figura de los argentinos en esos compromisos amistosos fue el arquero Hugo Orlando Gatti, de tan solo 18 años, quien ya llamaba la atención de la prensa por su particular estilo.
Con ese bagaje histórico, Atlanta desembarcó en Río Cuarto un año después. Fue el 11 de julio de 1964. Se midió ante un combinado conformado por futbolístas de diversos clubes de la extinta Liga Riocuartense de Fútbol. El conjunto dirigido por Luis Ferreyra realizó una demostración “categórica”, pese a la “buena performance” de los locales. Para este compromiso jugado en cancha de Estudiantes, al dupla técnica Villarreal-Pasetti optó por Cardozo (figura del encuentro); Riesgo y López, Gutiérrez, Heredia, Muñoz; Domínguez, Rivero, García; Durán y Carrizo. También ingresaron Pérez, Galindez, Rojo y Orlando.
Aquél partido, más allá del abultado resultado, presentó una novedad táctica para la época. Atlanta paró un equipo con “dos zagueros y dos halves marcando las puntas”. El cordobés Carlos Timoteo Griguol, junto con Clariá y Domínguez, fueron las figuras de un Atlanta que en 1964 realizó una gran campaña en el certamen de Primera División. Finalizó quinto por detrás de Boca, Independiente, River y San Lorenzo (ganó 11, empató 10 y perdió 7).
Fuente: CeDAT (Centro de Documentación Al Toque)
Gráfico: Al Toque
Redacción Al Toque