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Tenis

13-08-2009 08:54

Calleri: “Estoy viviendo la vida un poco”

Alejado del circuito por una lesión, el tenista dice que disfruta de la vida en la ciudad sin las presiones del medio y asegura que “por ahora no sigo”. Proyecta su futuro en Río Cuarto al frente de academia de competición. El tenis de hoy, la Copa Davis,

Agustín Calleri en diálogo con Osvaldo Wehbe y el equipo Pelota de Trapo-Al Toque.

Su semblante es muy disímil a aquél que lo atrapó desde que empezó a sentir molestias físicas a la hora de competir. Muy distinto de aquél que mostró cuando se despedía sin siquiera oponer resistencia –por problemas en su hombro- en la primera ronda del mítico Wimbledon ante el español Guillermo García López. No es que no quería o no tenía con qué; simplemente no podía. Su físico empeza a mandarle señales de alerta extrema.

En cambio hoy, meses después, su rostro y andar por la vida muestran indicios de un hombre relajado, que disfruta de los momentos terrenales junto a la familia sin que medie la imponencia de la Torre Eiffel, el Canal de Viena o la excelencia arquitectónica de Hamburgo. No hace falta tanto, pues con sencillas cosas del alma basta y sobra. Son esas cosas las que a Agustín Calleri lo hacen hoy estar superando un momento “traumático” como la de cerrar la etapa del deportista de elite. Claro que no será sencillo, pues el tenista riocuartense -de característica potencia y buena técnica- durante muchos años de su vida deportiva se preservó entre los mejores 50 jugadores de tenis del mundo (con todo lo que ello significa). Incluso llegó a ser 16° en el mundo con lo complicado que es mantenerse en un deporte tan exigente –desde todo punto de vista- como el tenis. Lo cierto es que no se privó de nada. Ganó dos título de ATP (Acapulco 2003 y Kitzbühel 2006), fue finalista en otros seis (Buenos Aires, Estoril, Hamburgo, Costa do Sauipe, Amersfoort y New Haven), integró en muchas ocasiones el seleccionado argentino de tenis y jugó la recordada final en 2008 ante España en Mar del Plata (el elenco nacional sucumbió ante los europeos en donde el riocuartense disputó el punto de dobles junto a David Nalbandian –perdieron ante López-Verdazco-).

 

Toda esa experiencia de vida –y mucho más- quedará en el anecdotario para un Agustín Calleri que hoy camina por las calles de su ciudad de Río Cuarto con la tranquilidad de quien cumplió un objetivo y sabe dejará una huella indeleble. Es cierto que la forma de despedirse de ese gran amor que es el tenis no fue la deseada. “Quería disfrutar este último año, pero el físico no me deja. Quería irme de otra manera, disfrutarlo. Mejor me voy a mi casa, con mi familia", aseguraba apesadumbrado uno de los mejores exponentes del deporte riocuartense post caída ante el español García López, en Wimbledon. Y se preguntaba: “¿Para qué seguir así?. El físico me está echando”.

 

Quería pero no podía. Las reservas ya no eran las de comienzo de su exitosa carrera. Y su devoción por la vida familiar, la cercanía del pago comenzaban a pesar más que cualquier tentador título de Roland Garros, US Open o Wimbledon. Es por ello que, anticipadamente, anunció su retiro argumentando que sus problemas físicos no lo dejan seguir en las condiciones que pretende un guerrero de su estirpe.

Ese problema en el hombro es, según las ciencias, un inconveniente de solución “quirúrgica”. Es decir que se remedia vía intervención a la que Agustín Calleri no está del todo decidido a afrontar en este momento de su vida, próximo a cumplir 33 años (el 14 de septiembre).

 

Estuve visitando a algunos médicos y me dijeron que era quirúrgico mi problema de hombro, y tener que operarme para jugar creo que no vale la pena, en otra época sí, ahora no”. Con las cosas muy asumidas, sin lamentos por lo que pudo ser y no fue, el riocuartense sabe que su raqueta no podrá acompañarlo mucho tiempo más en el transitar del gladiador que representó a lo largo de casi quince años como tenista profesional. Quizá un par de torneos más el año próximo en Buenos Aires y Acapulco, pero no mucho más. Así lo reflejó Calleri en un extenso diálogo con Osvaldo Wehbe y el equipo periodístico de Pelota de Trapo- Al Toque, por la FM Maradó.

 

Se lo notaba relajado, sin la presión que exige un deporte con un nivel de profesionalización tan alto como el tenis. Y su frase: “Estoy viviendo la vida un poco”, pinta de cuerpo y alma su sentir por estos días de paseo y descanso con la familia, en su ciudad natal.

“Por ahora no sigo, no es porque no quiero. Estoy tranquilo me vendría bien descansar, estoy cansado del circuito del tenis profesional y también tengo esa lesión en el hombro que tampoco me deja”, remarcó el “gordo”, tal como lo apodaron en el circuito los porteños.

 

-¿Tu futuro es acá cerca del tenis?

-Sí, seguro. A mi lo que más cansó del tenis no es lo deportivo, es estar todo el día arriba de un avión, viajar todo el tiempo, a mi me gustaría instalarme acá, seguir estando ligado al tenis. Mi idea es hacer una academia de competición que en el interior hay poco lugar para formar jugadores de competición, hay alguna en Córdoba y otro en villa María. Sé muy bien que es difícil mandar a un chico a Buenos Aires por todo, lo económico, las cuestiones de seguridad. Por eso el interior es un buen lugar. Y la idea es que esos talentos se puedan entrenar acá.

 

-Por los resultados y los talentos que surgieron, en Tandil se ha hecho un buen trabajo

-Me imagino se ha hecho un buen trabajo. Pero, por ejemplo, el que fue entrenador de (Juan Martín) Del Potro es de acá de Río Cuarto. Ahí se ha trabajado bien, y en otros lado también. Y acá también se entrena muy bien.

 

-¿Cuando se metió de lleno al circuito a hoy cambió mucho?

-No, lo que es entrenamiento es siempre igual, puede cambiar la tecnología a nivel raqueta, pero a nivel técnica y técnico no. Lo que sí se nota el cambio de la época de Vilas a esta parte, hace más de treinta años.

 

-¿Cómo es un día tuyo, por ejemplo, en Viena en plena competencia?

-El día depende del horario en que uno juega, pero generalmente te levantas a las nueve. Generalmente en Praga o Viena se juega bajo techo por el invierno europeo.

A veces te toca estar siete u ocho días adentro del complejo esperando para saber si jugás o no, varios hemos tenido dolores de cabeza por estar ahí encerrados esperando por jugar. Los torneos de la gira de invierno europeo no son disfrutables. En ciertos torneos los complejos no tienen las canchas suficientes y a veces tenés que entrenar media hora a las ocho de la mañana y otra media hora a las 11, y se hace muy difícil, es muy cansador.

 

-¿Y cuando pudiste pasear?

-Desde que me casé (se ríe)… porquee que haya ido a Roland Garros varias veces, recién a la sexta vez fui a pasear a la Torre Eiffel. En un Roland Garros que vino el “cuchu” (Esteban) Cambiasso (jugador del Inter de Milán), yo soy muy amigo de él, nos fuimos a pasear un poco. Pero yo hasta antes de casarme era reacio a esas cosas porque había que caminar, y pensaba que me cansaba y al día siguiente ‘tengo que entrenar o jugar’, la idea era hacer lo menos posible para no desgastarme.

 

El tenis, los tenistas, la Copa Davis, el cariño de la gente…

 

-¿Pagás entradas para ver a Nadal o a Federer?

-Federer, a mi me gusta más. Es lindo verlo jugar. A Rafa técnicamente no es lindo verlo; es un jugador que tiene golpes que técnicamente no son buenos en algunos casos, pero lo compensa con la potencia física y su metalidad ganadora.

 

-¿Y Del Potro que te sugiere?

-Es muy tranquilo. Son de esos jugadores que son maduros desde muy chicos. Supo encontrar un entrenador justo para él. No todos entrenan iguales, cada uno tiene un estilo y cada tenista necesita una forma distinta de entrenar. Pero Franco Davin supo pulir esas cualidades y desde que lo entrena no paró de subir (hoy es sexto en el ranking de ATP).

 

-¿Va camino a ser el mejor de la camada, más que David Nalbandian?

-Puede hacerlo, pero David es un jugador muy talentoso, si él se dedicaba un poco más hubiera sido mucho mejor, pero cada uno lo vive y lo siente como quiere.

Me acuerdo que cuando fue a jugar el primer Masters (de Shangai, en noviembre de 2005) estuvo una semana pescando porque ya estaba de vacaciones; lo llamaron, fue y ganó el Masters, tiene un talento que no muchos tienen.

 

-¿La Copa Davis quedó como una materia pendiente?

-Lo que pasó en Mar del Plata (en la final ante España en 2007) será una espina clavada para mi y el resto no sé si tendrán oportunidades de ganarla alguna vez. Fue algo muy duro, no en el sentiudo de que creímos que estaba ganado porque no jugaba Nadal, sino porque estabamos en casa, pero ellos tenían bueno jugadores muy buenos como (David) Ferrer, (Fernando) Verdazco, (Feliciano) López, después cosas dentro del grupo. Yo creo que empezamos a perder la Davis dos meses antes, hubo cosas que no tendrían que haber estado.

 

-Uno nota algo que en otros no. La gente te quiere mucho, el hincha del tenis te adora. ¿A qué se debe?

-Pasa que yo soy simple, no tengo motivo de qué agrandarme, hago bien un deporte y hasta ahí nomás. A mi me gustó siempre la tranquilidad, y me da cosas firmar autógrafos. No me gustan algunas cosas de la fama, pero las tengo que hacer porque es parte del trabajo, así es el tenis, pero yo siempre fui el mismo. También mucho tiene que ver mucho de acuerdo a la educación que recibió cada uno, a cómo uno se crió.

Con esa misma humildad transita las calles de un Río Cuarto que lo vio nacer, lo vio partir, contempló su crecimiento y hoy le agradece a su paso por haber sido un embajador de lujo. Todavía la última palabra no está dicha, pero todos los caminos conducen al retiro, según admite. Y cuando eso ocurra, Agustín Calleri pasará de ser un gran tenista a una leyenda del deporte.

 


Redacción Al Toque