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Fútbol - Opinión - TV

18-08-2009 14:27

No hay mal que dure cien años

Tras 18 años, la AFA decidió rescindir el contrato con las empresas -pertenecientes al Grupo Clarín- que televisaban el fútbol argentino. Los afectados amenazan con demandas millonarias. Julio Grondona volvió a ocupar el centro de la escena.

No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Parecía que los argentinos estábamos condenados a esperar hasta el 2014 para saber si el negocio del fútbol televisado iba a cambiar de manos o seguiría –prórroga mediante- hasta vaya uno a saber cuando.

Parecía también que los futboleros tendríamos que seguir soportando la tiranía de una señal que recién a la medianoche del domingo, y después de que Enrique Macaya Márquez daba las buenas noches en “Fútbol de Primera”, autorizaba a sus pares a pasar los goles de todo el fin de semana.

Durante casi veinte años, los argentinos fuimos rehenes de este monopolio integrado TSC (Televisión Satelital Codificada), TyC (Torneos y Competencias) y Trisa (Tele Red Imagen) perteneciente, cuando no, al Grupo Clarín.

Pero el martes 11 de agosto cambió la historia historia porque ese día el omnipotente Grupo Clarín recibió un golpe de nocaut al decidir la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) rescindir el contrato de televisación de los partidos.

Fueron dieciocho interminables años los que duró la sociedad entre la AFA y esa triada de empresas. El vínculo comenzó oficialmente el 1º de Agosto de 1991 y si no se hubiera producido este cisma, TSC, TyC y Trisa hubieran seguido lucrando con el negocio del fútbol hasta el 2014, luego de la prórroga firmada con la AFA en 2007.

¿Qué pasó para que estallara en mil pedazos una sociedad después de casi veinte años? Pasó que los propietarios de los derechos creyeron que tenían la vaca atada para seguir embolsando cifras millonarias con el fútbol, mientras que los generadores de esa riqueza, los clubes, acumulaban millonarios pasivos debiendo a cada santo una vela.

Pasó que subestimaron, nada más ni nada menos, que a Don Julio, creyendo que la sangre no llegaría al río y que todo seguiría igual. Pero no, el vitalicio presidente de la AFA desde 1978, viendo que todos los cañones apuntaban hacía él porque el fútbol no empezaba debido a las millonarias deudas de los clubes, dio un golpe de timón.

Don Julio al comprobar que el monopolio poseedor de los derechos televisivos no estaba dispuesto a poner más plata para solucionar el problema, y antes que fuera demasiado tarde, comenzó a urdir una inédita alianza con el Gobierno para después dar el gran golpe con el anuncio de la rescisión del contrato.

Obviamente, y como todo tiene que ver con todo, antes Grondona debía asegurarse tener el apoyo de todos los clubes, o de la mayoría. Y así fue nomás, que una vez más, los representantes de las instituciones en el Comité Ejecutivo le dieron “sí” para que pateara el tablero y comenzará a nueva etapa, esta vez teniendo el apoyo del Gobierno.

Cuando el monopolio Clarín quiso reaccionar, ya era demasiado tarde. “Se les escapó la tortuga”, parafraseando Diego Maradona, y quedó masticando bronca, apostando ahora a iniciar una batería de demandas judiciales contra la AFA.

 

Barajar y dar de nuevo

 

La rescisión del contrato con el Grupo Clarín marca el fin de una etapa y el inicio de otra, con nuevas reglas de juego. Y en este nuevo escenario, el fútbol televisado libre y gratuito para todos los argentinos necesitará de diferentes canales de difusión para cumplir con su objetivo. No será de un día para el otro.

Versiones sobre quien se hará cargo del negocio del fútbol televisado hay unas cuantas, pero la más fidedigna, y a pesar que desde la AFA lo desmientan, es que en el nuevo esquema de transmisión de los partidos el  Canal 7 televisará al menos cinco partidos, mientras que los otros se licitarían entre el resto de los canales.

“Sería una manera de democratizar el fútbol e incrementar el dinero que pagaría cada canal para contar en sus pantallas con algún partido o varios”, dijeron desde la AFA.

Ahora hay que ver que papel jugará en esta historia el gobierno. Ya se escuchan voces críticas de la oposición respecto a la intervención del Estado en el negocio del fútbol y que hablan de otras muchas prioridades pendientes antes que utilizar los recursos del Estado para financiar al fútbol como los 600 millones de pesos que pondrá para el salvataje de los clubes. Sea como fuere, el primer paso está dado. Se terminó el monopolio del fútbol televisado y empezará a escribirse el primer capítulo de otra historia que, una vez más, tendrá como actor impulsor al  impulsor del “Todo pasa”, el vitalicio presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona.

 

 

Daniel Klocker - Prensared