Por Carlos Valduvino (*)
La historia institucional de Asociación Atlética Estudiantes indicará que el lunes de 17 de febrero de 2020 fue inaugurado el nuevo sistema lumínico del rebautizado estadio “Ciudad de Río Cuarto – Antonio Candini”.
En esa misma efeméride se indicará que esa noche el "celeste" de la Avenida España venció al Club Atlético Platense por 3 a 2, en el marco de la decimoséptima fecha de la Zona A de la Primera Nacional que organiza la Asociación del Fútbol Argentino.
Atrás quedaban las seis torres de iluminación que fueron puesta en funcionamiento el 20 de enero de 1961 cuando Estudiantes jugó un cotejo amistoso ante Chacarita y en el que perdió por 3 a 1.
Este mismo día de febrero, indicará que el "celeste" retomaba el camino histórico que tuvo el club: contar entre su plantilla con un jugador distinto, de esos que se “pagan solo”, como solía expresar un dirigente ya fallecido.
Así saltó a la cancha Néstor Ezequiel Ortigoza, el que ganó todo en San Lorenzo, el que jugó un mundial con la camiseta de la selección paraguaya, el que llegó a Río Cuarto para sumarse al sueño de llegar a la Súperliga.
Cuenta regresiva
Este nuevo capítulo de la historia deportiva y futbolística que tiene la entidad de la Avenida España, tuvo su puntapié inicial a fines de marzo de 2015.
Es allí cuando Alicio Dagatti con el 86,03% de los votos ganaba las elecciones que se llevaron a cabo enla institución Celeste.
Dicen las crónicas de ese hecho que el candidato de “Mundo Celeste” aventajó por 328 votos a Martín Carranza, candidato de “Pasión Celeste”.
En total votaron 451 socios sobre los 781 habilitados.
“Es un gran honor y una inmensa alegría”, comentó Dagatti en sus primeros conceptos y remató: “Esto es recién el comienzo, ahora hay que empezar a trabajar por el club”.
El perdedor en esa contienda electoral, Martín Carranza, afirmó en esa jornada histórica para la vida cívico institucional de Estudiantes: “Hoy el que ganó fue el club”.
Casi cinco años han pasado del acto electoral. Hoy quienes encabezaron las dos listas opuestas en ese momento, son parte de la trilogía que tiene los máximos cargos institucionales en el club: Alicio Dagatti, continúa siendo presidente; Ivan Rozzi, es vicepresidente primero y Martín Carranza, es el vicepresidente segundo.
Desde aquel marzo de 2015 a este febrero de 2020, Asociación Atlética Estudiantes recuperó presencia, prestigio y nivel de competencia.
Está a una altura similar que supo ostentar cuando llegó a su punto culmine jugando los torneos Nacionales de 1983, 1984 y 1985.
Es cierto, era otro sistema competitivo.
Hoy, como hace mucho tiempo no observaba en un dirigente nuestro fútbol chacarero, el presidente Alicio Dagatti ingresó en el “sistema”, como no se observaba por estas tierras desde la irrupción del “gringo” Antonio Candini.
Juega el partido más difícil. El de la mesa de determinaciones políticas en la sede de AFA de calle Viamonte y en el predio de Ezeiza. Está demostrando con hechos y realidades que llega a cumplir con los objetivos que se plantea.
Una noche inolvidable
El fútbol es la disciplina deportiva más pasional que tiene el mundo. Es por ello, que el lunes 17 de febrero de 2020, el "Ciudad de Río Cuarto – Antonio Candini", tuvo la segunda máxima convocatoria de los 9 partidos oficiales que jugó en condición de local –excluido el cotejo frente a Belgrano de Córdoba- de la Primera Nacional.
El encuentro frente a Platense reunió a más de 6.500 personas en el máximo templo que tiene el fútbol del Sur de la provincia de Córdoba.
Muchos futboleros de la región se sumaron a la cita. “Vamos a ver qué pasa”, afirmó una buena cantidad de hinchas y enfilaron hacia Río Cuarto.
Primera sorpresa: ¿porque están prendida las luces viejas, que pasa con las nuevas?, fue una pregunta reiterativa entre quienes comenzaba a llenar la Oeste, la Norte (bautizada en su momento por Antonio Candini con el nombre de “Juan Carlos “Cheche” Grassi), la Alta, la Techada.
La información que se manejaba, pero, que no era oficial es que “antes de comenzar la transmisión televisiva se apagarías las torres de iluminación que comenzaban a quedar en desuso y se encendían las cuatro nuevas torres”.
La otra gran pregunta: ¿Juega Ortigoza? El experimentado volante estaba entre los 18, pero no se conocía si iba a estar entre los 11.
Así, con el correr de los minutos se fueron despejando las dudas. La primera fue, cuando a las 20.20, Marcelo Vázquez dio la vía libre para la planilla oficial; Adrián Peralta; Gastón Benavídez, Emanuel Martínez Schmith, Alan Vester y Lucas Suárez; Nahuel Cainelli y Yair Arismendi; Alejandro Cabrera, Gastón Bottino y Néstor Ortigoza; Javier Ferreira, eran los once. Ortigoza, era titular.
Y llegó lo mejor
El reloj indicaba las 20.58, ya los dos equipos habían dejado el campo de juego tras realizar la entrada en calor, la voz oficial del estadio inciaba la habitual presentación de cada uno de los partidos, pero, en una noche distinta.
Fue en ese momento donde se anunció que en la pantalla Led ubicada en la cabecera Norte se comenzaba a observar un video institucional de los logros de estos últimos cinco años. Los deportivos y los institucionales.
Con el guion bien marcado se apagaron las luces del estadio. Se encendieron las luces de los celulares, comenzó la cuenta regresiva de los 10 segundos, y se “hizo la luz”, aplausos, alegrías, emociones.
Créanme que, en esta altura de la crónica, debo reconocer que mi memoria se trasladó a 1973 cuando presencié los partidos por el campeonato argentino de ese año en ese mismo estadio: Tandil vs. San Juan a primera hora y La Rioja vs. Río Cuarto, a segunda.
Era la primera vez que observaba un partido de noche. Con luz artificial.
Y allí las imágenes se sucedieron. Las cabinas José María Muñoz con el “Turco” Osvaldo Wehbe (el lunes estuvo compartiendo el relato con toda su generosidad en FM Maradó y Al Toque Deportes), con mucho más melena que ahora relatando el triunfo de Estudiantes ante Sportivo Pedal de San Rafael y ascenso al Nacional.
Me acorde de muchos. De Antonio Candini, de Don Esparza, de Don Pepe Moscone, de Don Miguel Paniego, del “Turco” Sturniolo, de Jorge Artundo, del “Tuta” Ciuffolini, de aquellos viejos dirigentes del Celeste que hicieron grande al club, que tuvieron visión de futuro. De Doña Ercilia, del “Dr.” Urbino, de Los Viejos Leones.
Recordé en imágenes que guardo en mis retinas cómo recibían a Julio Humberto “El Cebolla” Mugnaini” en esa misma cancha en 1973, donde el lunes sentado en la platea techada estaba el actual intendente Juan Manuel Llamosas. Casualidad, Causalidad o Providencia, ambos del mismo signo político partidario. Cada uno póngale la Fe o no que profesan.
Se vino el partido. Primeros 45 minutos imborrables. Con jerarquía, juego y goles borró de la cancha al rival. Esta definición me llevó en el entretiempo a tener que intercambiar palabras con algún amigo del fútbol que sentenció “Platense no tiene nada”.
Definición típica que está culturalmente incorporada a muchos de quienes habitamos esta hermosa ciudad de Río Cuarto, con casi nula fundamentación, desde un juego colectivo donde Estudiantes fue muy superior al “calamar”.
Segundo tiempo de zozobras. Dos goles de Platense, situaciones propicias que se desperdiciaban en el arco de enfrente y un grito de desahogo con el 3 a 2 final.
Triunfo y punta. Dos vocablos para el Sistema del Fútbol que son sinónimo de éxitos.
Alejandro Cabrera –sí el nacido en Los Cóndores, el del “Colorado el 10” de Roncedo-, llevándose la mayor ovación de la noche.
Las flores que le tiró Ortigoza al “Colo” al final del partido.
Toda una ciudad y región que se comienza a embanderar con el color Celeste. Un templo del fútbol que vuelve a recuperar esperanzas de que cosas grandes están por venir.
Muchos incrédulos que siguen todo lo que sucede por la Avenida España, en un momento donde desde lo político y lo deportivo, Asociación Atlética Estudiantes está muy cerca de estar una vez más en el punto culmine.
Voy a concluir esta crónica como lo hice en mi cuenta personal de Tweet (@cvaldu) cuando iba caminando hacia el estadio “Ciudad de Río Cuarto – Antonio Candini” parafraseando a un relator cordobés que cada vez que tengo oportunidad y tiempo lo escucho: Matías Barzola. “Que esta noche sea en el Candini lo que Dios quiera. Quiera Dios que sea una noche llena de luminosidad Celeste”.
Y así fue. Celeste, con retorno sonriente y pensando en lo que está por llegar. Cómo voy a hacer para olvidarme de este día, sí ya quedó grabado en mi mente.
(*) Periodista
Foto: Mundo D