En Gorriones se respiran aires de cambio. Se escucha música y gente caminando por doquier en el club ubicado en calle Alberdi, casi llegando a Paraná. En la mañana de un sábado gris, tanto dirigentes mayores como jóvenes deportistas del club ayudan en una jornada de trabajo e intervención en las instalaciones.

Entre carretillas y olor a pintura, se encuentra Jorge Grassi. El nuevo presidente de Gorriones asumió hace ocho meses y continúa el legado de su abuelo, quien fue el máximo dirigente del club durante 26 años, entre 1948 y 1974. Su padre, Juan Carlos Grassi, fue técnico del primer equipo masculino de básquet: “fue campeón 12 años de la Liga local, debe ser algo histórico”, recuerda el dirigente.

- ¿Qué significa presidir un club que tiene tanta relación con su apellido?

- Siempre supe que en algún momento iba a ser presidente de Gorriones y me pareció oportuno hacerlo ahora. Estoy orgulloso de estar en el club de mi papá y de mi abuelo, trabajando con mi hijo que también está en la comisión. Compartir tiempo con él es muy lindo. Estoy muy feliz, trabajando con mucho entusiasmo y con los más jóvenes del club.

- ¿Se convierte en un desafío personal más allá de lo profesional?

- Es un placer. Es un gusto que me estoy dando, no lo siento como un desafío. No implica ningún sacrificio. Desde lo personal es un gusto, y desde lo colectivo es una tarea importantísima que hacemos los dirigentes de los clubes, devolviendo algo a la sociedad de tanto que nos dio.

- ¿Qué lo motivó para dejar la dirección técnica y pasar a ser dirigente?

- No hay una decisión al respecto, aún estoy vigente en la dirección técnica. Estoy en una pausa, por falta de tiempo y por motivos laborales personales. Podría seguir dirigiendo pero no iba a poder hacerlo como a mí me gusta, que es como se tiene que hacer en realidad. Por otro lado, mi vocación no es ser dirigente. Los chicos del club me fueron a buscar y me pareció un buen momento para venir. Le puedo hacer un aporte al club, estoy en una etapa de mi vida en la que puedo hacerlo.

- ¿Cómo encontraron al club?

- Gorriones había pasado por una etapa difícil, se había quedado sin recursos. Si bien en la comisión directiva anterior eran excelentes personas e hicieron todo lo humanamente posible, las condiciones del club no estaban dadas para su mejor puesta. En infraestructura y en cantidad de deportistas estaban deteriorados. Más allá de que era gente voluntariosa y con ganas de que al club le vaya bien, la realidad no ayudó en un montón de cosas. En estos meses hemos conseguido los recursos que antes el club no tenía para estar hoy en vías de desarrollo. Hicimos y después salimos a buscar auspiciantes, pero con la obra hecha. La gente colabora y es solidaria, pero está cansada de un tipo de dirigente político que promete y no hace. No cree por nosotros, sino por lo que ya veían.

Básquet de alto vuelo

A pesar de mantener su nombre fundante como “Gorriones Rugby Club”, hoy los “pajaritos” no tacklean, sino que encestan. El básquet de Gorriones es su principal actividad y la que tiene mayor cantidad de horarios asignados en las intalaciones.

Sin embargo, el presidente no se cierra a posibles propuestas: “Hoy tenemos patín y jiu-jitsu, un arte marcial. Estamos evaluando hacer futsal y nos mantenemos abiertos al vóley, si viene algún profesor con un proyecto armado. Siempre respetando los horarios del básquet, que es la prioridad”.

- ¿Qué objetivos se han planteado con respecto a los chicos del club y del barrio?

- Estamos trabajando mucho en la base de la pirámide. Todavía nos faltan algunas categorías de inferiores, por lo que no hemos llegado a lo que pretendemos pero vamos en camino. Somos optimistas porque se han sumado muchos chicos. La primera pretensión de hacer deporte es más social que deportiva. Aunque sea una frase trillada, estamos más contentos cuando hay más chicos en el club que en la calle. Lo que sabemos es que una cosa lleva a la otra. La cantidad hace a la calidad, y eso te va llevando a conseguir objetivos deportivos.

- ¿Y para las categorías de primera?

- Este año hemos sido modestos en el objetivo, porque creo que los chicos están trabajando muy bien. Le hemos pedido al técnico de primera que intentemos llegar al Final Four. Con eso nos sentiríamos satisfechos porque venimos de muchos años ocupando las últimas posiciones, por lo que sería un salto de calidad importante. En la categoría femenina, la meta es mantener el nivel de los campeonatos anteriores.

Futuro “gorrión”

Si bien se percibe la impronta de la nueva dirigencia en Gorriones, Grassi no asegura su continuidad a largo plazo. “Mi mandato es por dos años y ahí veremos. Si necesitáramos un poco más de tiempo lo haría, pero no me veo involucrado eternamente”, asegura el presidente y agrega que hay que darle lugar a la juventud: “Con nuestra experiencia hay que acompañar su entusiasmo. Puede ser mi hijo si le gustara, pero no necesariamente tiene que ser él. Los jóvenes del club están capacitados para dirigirlo. Hoy todos están acá pintando y ayudando. No hay que taparles las posibilidades y dejar que se desarrollen”.

- ¿Qué es lo que viene para Gorriones?

- Tenemos en proyecto a mitad de año con la obra de los vestuarios nuevos, ya está presupuestado en lo contemplado para todo el año. Además queremos retomar la vida social del club. En otras épocas, acá se hacían bailes donde iba toda la sociedad de Río Cuarto. Deportivamente, el objetivo es conseguir logros en el básquet. Si bien seguimos llevando el rugby en nuestro nombre, no está en nuestro proyecto incluirlo. Sí podríamos llevar a cabo un proyecto de rugby social. Hoy por hoy, el foco está en disputar cada vez más competencias importantes de básquet.

Fotos: Al Toque

Redacción Al Toque