Luciana Brito es parte de la familia de Estímulos, gimnasio y rehabilitación. Cuenta su experiencia de vida desde su infancia hasta hoy, que reparte su tiempo entre el trabajo y los horarios del centro. “Estímulos es mi segunda casa”, asegura.
En el marco del mes de la mujer, Estímulos presenta a Luciana Elizabeth Brito. Ella tiene 39 años, trabaja en la Defensoría del Pueblo de Río Cuarto y es una de las pacientes de la rehabilitación y gimnasio de Estímulos.
Luciana viene de una familia de cuatro hermanos, ella y su melliza son las menores. “Siempre me criaron como una hija más, no fui sobreprotegida ni nada por el estilo. No hay que bloquear a la otra persona porque tiene algún problema, sino que debe ser criada de la misma forma que el resto”, asegura.
En su trabajo en la Defensoría del Pueblo, Luciana hace hincapié en esta cuestión con las madres: “Siempre me dicen que no pueden aceptar lo que les pasa a sus hijos, o que recién ahora lo están trabajando. Deben fomentar sus capacidades, no hacer foco en sus discapacidades”, cuenta en relación a su propia experiencia, ya que sus padres la alentaron a que estudiara. Brito tiene cursado hasta el quinto año de la carrera de Psicopedagogía, con pocas materias para recibirse: “Empecé a trabajar, y por distintas circunstancias no obtuve mi título. Ojalá en algún momento de mi vida lo pueda terminar”, expresa.
- Tenés un trabajo hace 14 años, ¿qué te genera estar en contacto con la gente en un espacio similar al tuyo?
- Cuando comencé me costó un poco esto de encontrarme con pares. Siempre intentaba solucionar todos los problemas de la gente que iba a la Defensoría. Me di cuenta que uno puede accionar hasta cierto punto, si del otro lado no tenés una buena respuesta das un paso al costado para que no te influya en la salud. A veces me iba a casa y me quedaba pensando. Hoy lo tomo de otra manera, tratando de leer e interiorizarme en otras cuestiones, para tener una visión más general a la que tenía diez años atrás.
La vida junto a Estímulos
“Para mí es mi segunda casa. Los conozco a todos desde antes que fundaran el centro”, cuenta Luciana sobre su relación con Estímulos y la gente que la ayuda en su rehabilitación: “Sabemos que cuando llega la hora de trabajar, se trabaja sin excepción”.
- Estamos atravesando el décimo año de Estímulos, ¿qué te genera ver el crecimiento del centro?
Me encanta que crezca, porque significa que crecemos nosotros también. Si se crean nuevas áreas, podemos estar inmersos nosotros en las que sean necesarias para poder desarrollarnos mejor.
Luciana forma parte de la Fundación Estímulos, creada junto a socios y clientes del centro. Ella se dedica a la parte de los socios: “Tratamos de que se conozca lo que es el centro y llegar a más gente. Que las personas que no estén en condiciones económicas de solventar una rehabilitación puedan tener una mejor calidad de vida”. Además participa de la comisión de eventos, donde se encarga de recaudar los fondos en las distintas actividades realizadas por el centro, que permitirán que nuevos y más socios se acerquen a Estímulos.
- ¿Qué desafíos se vienen para vos?
Cuando hicimos la devolución de fin de año en Estímulos, les sugerí complementar con gimnasio. Los chicos me dijeron que venía muchos días y con mucha carga horaria, por lo que era mejor si lo planteábamos en otro momento, y me pareció bárbaro. Después les comenté que quería hacer canto y un curso de escuela de cocina, que me encanta. El año pasado obtuve mi licencia de conducir. Ahora quiero tener mi propio auto, para tener más independencia y no condicionar a otros con sus horarios.
Ser mujer hoy
Luciana remarca una gran diferencia de la posición social de la mujer en la actualidad, comparado a lo que era antes. “Hoy me siento completa en todos los aspectos de mi vida. Hemos alcanzado un nivel económico, social y socio-cultural que antes estaba más alejado”, afirma Brito.
- ¿Cuál es tu mayor desafío como mujer hoy por hoy?
Creo que es muy amplio. En lo personal apunto a mi nivel laboral. Hice varios cursos en la Municipalidad que te dan más puntaje para ascender en la carrera administrativa. Volví de uno de ellos y le planteé a mi jefe una devolución de mi labor, buscando una crítica constructiva. Aunque estoy hace 14 años, mis jefes van cambiando. Me dijo que estaba tranquilo y que el área en mis manos se maneja excelente, pero que le gustaría que pueda estar en otro cargo. Eso quedó ahí y no hubo una mayor especificidad en lo que se refería. Me encanta mi lugar pero siempre uno quiere aprender más y crecer laboralmente.
Luciana es pareja de Lucas Torres, atleta paralímpico de la ciudad. Ambos ponen el foco en desarrollar su faceta deportiva. “Siempre le digo que esté entrenado, por si surge alguna carrera. Sus piernas son sus brazos, tiene que estar entrenado para no tener lesiones. Es lindo poder acompañarnos en el deporte”.
- Con tu ejemplo de vida, ¿qué les podes decir a esos padres que atravesaron lo mismo que los tuyos?
No creo que sea un ejemplo de vida. Soy una persona más que trata de circular la vida de la mejor manera. Si le sirve al otro, bárbaro. Siempre trato de hacerle ver a los papás que no tengan a sus hijos dentro de una cajita de cristal. Los papás cumplen un ciclo de vida igual que todos, y la idea es que les brinden a sus hijos las herramientas necesarias para desenvolverse de la mejor manera y que todos podamos llegar a donde queremos.
Foto: Al Toque
Redacción Al Toque